Cacho de la Cruz vuelve a los escenarios y revela las claves de la vitalidad a los 87 años

El comunicador dará dos shows en Punta del Este. “Un Cacho de teatro” propone un recorrido por anécdotas y vivencias de su extensa carrera. Estará en su salta y la vuelta es doble: porque cantará con su ex Laura Martínez.

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Cacho de la Cruz.

Redacción El País.
Cacho de la Cruz está de regreso. El próximo 8 de diciembre presentará una función a beneficio del Rotary Uruguay en la sala Benito Stern del Municipio de Punta del Este. Una semana después (15 de diciembre) presentará el mismo espectáculo, titulado Un Cacho de teatro junto a Joaquín Doldán en Pueblo Narakan, también en el balneario esteño.

Algunas particularidades de esta vuelta: será la primera vez en 15 años que el histórico conductor, actor y humorista pise un escenario. Desde las últimas giras con Cacho bochinche (2010) que De la Cruz no subía a las tablas frente al público. Lo hace, además, en su salsa, para contar anécdotas de su prolífica carrera en la noche montevideana de los años ’60 (cuando era músico y animador de boites y cabarets) o del medio siglo en que fue la figura indiscutida de la televisión uruguaya.

El texto está basado en el libro biográfico de Joaquín Doldán (Todo esto es mentira, 2021), quien lo acompañará en escena para poner los disparadores e hilo conductor.

Y lo último: en la producción de Un Cacho de teatro está involucrada Laura Martínez, su exesposa y madre de su hijo menor Santiago. De hecho, en el cierre está previsto que entonen una canción, como lo hicieron tantos años en Cacho Bochinche.

Luego de la publicación de su libro biográfico y de haber sido reconocido como ciudadano ilustre de Montevideo, Cacho de la Cruz vive con juventud sus 87 años.

De una entrevista larga en el hotel residencial donde está instalado desde hace tres años en Punta Carretas (vendió su apartamento para mudarse allí), se desprenden algunos de los secretos de su vitalidad.

Cacho de la Cruz en Ciudadano Ilustre
Carolina Cosse - Conferencia de la Intendencia de Montevideo por reconocimiento a Arturo de la Cruz, Cacho de la Cruz, como Ciudadano Ilustre, en el Espacio Modelo de Montevideo, ND 20240224, foto Juan Manuel Ramos - Archivo El Pais
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

De conductor a contador de historias

Cacho de la Cruz es un manojo de historias. Las anécdotas le dan vida y su vitamina es contarlas y revivirlas entre risas. Puede que algunos nombres o detalles se pierdan en los vericuetos de memoria, pero De la Cruz es un libro abierto de vivencias graciosas, exóticas o insólitas.

Va la primera: junto a la orquesta The Hot Blowers, que integró con Hugo Fatorusso, Ruben Rada, Federico García Vigil, Daniel Lencina, entre otros, estuvieron de gira por Chile casi un año en 1961. En el puerto de Iquique compraban “bagallo” en abundancia, en especial relojes o lapiceras metalizadas que estaban de moda en aquellos años.

Sin embargo, el chofer de la camioneta les alertó que en la aduana próxima solían ser estrictos con este tipo de mercadería. “Inventamos una historia: a Rada lo encadenamos en el micro y cuando llegamos al puesto fronterizo, empezamos a decir que tenía un problema, que le tenía fobia a las mujeres blancas. Rada gritaba: “¡una mujer blanca! ¡la tengo que matar!”. “Por eso lo tenemos encadenado”, le decía Cacho al aduanero quien abrió grandes los ojos y los dejó pasar sin hacer ninguna revisión.

“Qué bárbaro”, dice De la Cruz dando cierre a la historia con una muletilla que solía usar en sus programas de TV.

Y hablando de TV: “El aplausómetro era real”, asegura. Aquel aparato que medía la intensidad de los aplausos en la tribuna de Canal 12 para decidir los ganadores de concursos de canto, era un decibelímetro.

Cacho de la Cruz
Reproduccion de fotografias de programa de television de Arturo de la Cruz, Cacho de la Cruz, en los estudios de El Pais en Montevideo, ND 20230816, foto Darwin Borrelli - Archivo El Pais
Darwin Borrelli/Archivo El Pais

“El chancho de El castillo de la suerte pasaba mejor que todos nosotros”, recuerda también. “El ingeniero (Horacio Scheck, entonces director de Teledoce) le había mandado a construir un dormitorio con todas las comodidades. Tenía dispensador de agua, cuidador, hasta una cama”, rememora.

El ambiente en la tribuna no siempre era festivo. Las hinchadas por uno u otro concursante del famoso Cante y gane a menudo se acaloraban. “En una final, me acuerdo que concursó un muchacho al que le decían “El Cartucho”. Y la hinchada trajo flores de cartucho para tirarle, pero le habían puesto alambre en los tallos para darle más rigidez. Como perdió, la gente empezó a tirar los cartuchos como proyectiles contra nosotros. Me acuerdo que uno me dio en el pecho. Qué bárbaro”, recuerdo.

el show del mediodia
Cacho de la Cruz y Laura Martínez en "El Show del Mediodía" en 1999.
Foto: Archivo.

Siempre activo en cuerpo y mente

Cacho de la Cruz no es precisamente el ejemplo de seguir las indicaciones médicas al pie de la letra en cuanto alimentación y otros hábitos. Pero está mejorando: cada día hace ejercicio, sale a caminar y se mantiene activo.

No solo es proactivo en lo físico, sino en lo creativo. Siempre tiene proyectos: como musicalizar algunas colecciones que conserva de Cacho Bochinche o le pone pienso a un proyecto de museo. “Hay que tener la cabeza siempre en marcha”, dice.

Cacho de la Cruz y la paz con su historia

Cacho de la Cruz se casó y se divorció dos veces: en 1990 de Hada Helena “Titina” Reffino (madre de sus tres hijos mayores, entre ellos Maxi) y en 2009, de Laura Martínez. Tiene cuatro hijos y es abuelo de seis nietos. Más allá de los conflictos que pueden haber implicado las separaciones, declara que “no quedó con cuentas pendientes, ni saldos de culpa”.

“Nunca me peleé con ninguna mujer. Cuando dejamos de entendernos, se terminó. Si en algo falle, pido perdón. Nunca quise lastimar a nadie y todo me salió como me salió”, dice.

Con Titina se ven en algunas reuniones familiares en clima de cordialidad y con Martínez mantiene un buen vínculo, tanto que se han reencontrado varias veces en notas o propuestas artísticas: la próxima será para Un Cacho de teatro.

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El primer equipo de Cacho Bochinche. Ledo en la extrema derecha de la foto.

Tomó las decisiones a tiempo

Quizás por intuición natural o cierta frialdad a la hora de seguir sus objetivos, Cacho de la Cruz se caracterizó en su vida por tomar las decisiones correctas. Al menos así parece a la luz de los acontecimientos posteriores: esto ocurrió en 1959 cuando llegó a Uruguay y decidió quedarse, a pesar de que no tenía familia de este lado del Río de la Plata y sus primeras residencias fueron sótanos de las boites donde trabajaba o pensiones del bajo montevideano.

“Me adapté y di cuenta de que acá podía hacer lo mío”, asegura. En 2010, Cacho de la Cruz sorprendió a sus seguidores cuando decidió discontinuar su programa Cacho Bochinche. Lo hizo sin despedida ni grandes anuncios públicos. Solo se fue para su casa tras 47 años. Siguió con Chichita dos años más y en 2015 anunció que se retiraba definitivamente de la pantalla.

“Era el momento. Me di cuenta de que la televisión ya no era para mí, ya no tenía el ritmo para la televisión de hoy, que en verdad no me gusta. No me adaptaría. Fue simple”, dice.

No es fácil para nadie dejar su trabajo luego de tanto tiempo, menos una labor tan vinculada a la imagen y el ego. Pero Cacho de la Cruz fue la excepción e hizo simple lo difícil.

La última “gran decisión” de su vida fue vender el apartamento donde vivía en Villa Biarritz: un primer piso grande, con cuatro dormitorios. “Estaba solo en esa casa enorme. Una noche llamé a la mutualista de la que soy socio y les pregunté: “Si a mí me pasa algo, ¿cuánto tardan en venir?” “Depende”, me respondieron. “Si no es grave, quizás una hora o una hora media. Ahí me dije: yo así no puedo seguir”, recuerda.

Llamó a su hija mayor Daniella, que vive en Miami, pero es la gran organizadora de la dinámica familiar. Al otro día, ella estaba en Montevideo y buscó las opciones de residencial. Optaron por uno con régimen de hotel, donde De la Cruz puede salir y entrar, recibir visitas en cualquier momento y al mismo tiempo, cuenta con vigilancia médica y de enfermería permanente, además de todas las comodidades y variadas actividades diarias. Allí está hace tres años. “Estoy fenómeno. La decisión la tomé en un día”, comenta.

Ahora que su hijo Santiago (24 años) tomó la gran decisión de radicarse en Barcelona (España) para continuar su formación como pianista de música clásica, Cacho lo celebra. “Cuando se dan estas oportunidades, hay que tomarlas”, dice y aclara que hablan todos los días con Santiago por teléfono.

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Laura Martínez, Santiago y Cacho de la Cruz.

Rodeado de amigos

A Cacho de la Cruz le encanta rodearse de amigos. En sus años en Canal 12, solía organizar comidas todos los fines de semana en su casa, luego de las emisiones de Cacho Bochinche o de El show del mediodía. La tradición continuó hasta hace no mucho.

El Mago Ledo, antiguo compañero de Cacho Bochinche, es uno de los amigos que más lo acompaña recientemente. También se habla todos los días con Julio Alonso y con Carlos Restano, exgerente de Canal 12 o con su productor Jorge Giordano. Otro de los grandes amigos de su generación es Everli Rodríguez, empresario que hoy dirige Radio Clarín y trabajó muchos años con Cacho de la Cruz en el legendario Parador del Cerro.

“Algunos ya no están”, dice Cacho sin que nadie le pregunte. Todos los que conocen al comunicador saben que uno de los temas que siempre evitó es la muerte. Suele no asistir a velatorios y cuando alguien le trae la noticia de un fallecimiento, lo despacha rápidamente.

El año pasado, la partida de su mano derecha, su amigo Tono, lo afectó profundamente. Pero en lugar de evitarlo, esta vez recuerda anécdotas con Tono: como cuando abrieron el boliche Chicago del Este con 14 mesas en Punta del Este. “Tenía una ruleta con 14 números. Todas las noches tiraba la bolilla y el número de mesa que salía, esa noche no pagaba. Se hablaban entre las mesas. Camiseteaban. Era fantástico”, recuerda.

También rememora que Horacio Scheck, fallecido en 2002, lo convocó en sus últimos momentos para despedirse. “Me dió la mano. Me dijo “muchas gracias por todo”. Fue el mejor de todos nosotros, un fenómeno”, lo homenajea.

Cuando hubo una remodelación en Canal 12, Cacho de la Cruz pidió y se llevó la silla de oficina que empleaba el ingeniero antes de que la tiraran. Fue de las pocas pertenencias (además de los premios que obtuvo en su carrera) que se llevó a su nueva casa en el hotel - residencial. Es la silla donde se sienta todos los días a leer el diario. “En esta silla hay 60 años de televisión”, comenta.

Cacho de la Cruz
Nota a Arturo de la Cruz, comediante, actor, presentador, productor y musico argentino nacionalizado uruguayo mas conocido como Cacho de la Cruz, en su domicilio en Montevideo, ND 20230629, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Cuidadoso con el dinero

Cacho de la Cruz se caracterizó siempre por ser bueno en el manejo del dinero y en la inventiva para hacerlo. Estuvo detrás de múltiples proyectos vinculados a lo artístico y al entretenimiento (desde álbumes de figuritas a paradores, boliches o parques en Punta del Este). Tuvo épocas buenas y otras de vacas a dieta.

“Nunca tiré la plata. Siempre guardé”, asegura. No cambiaba de auto todos los años y era medido en sus gastos. De todos modos, añade que no hizo fortuna y que se desprendió de su última propiedad con la mudanza al hotel residencial. “Tengo el dinero para vivir acá 10 o 12 años y espero vivir más. Así que espero que me ayuden”, dice entre risas.

¿Dónde y cómo ver Un Cacho de teatro?

Cacho de la Cruz vuelve a los escenarios luego de 15 años con Un Cacho de teatro. La obra, basada en las anécdotas de su libro biográfico, se presenta con la dirección y participación de Joaquín Doldán. En la producción está Laura Martínez y Rodrigo Fernández. Será el 8 de diciembre en la sala Benito Stern del Municipio de Punta del Este. Entrada: bono colaboración de 500 pesos a beneficio del Rotary. Reservas: 099 816 182. El 15 de diciembre repite en Pueblo Narakan.

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