Comenta el actor Alejandro Martínez que es una rareza lo que ocurre en su presente laboral. Pocas veces un actor uruguayo está en dos obras exitosas de la cartelera teatral, en una película en cartel, y en una serie que se emite en la televisión abierta. Y aunque no lo pueda creer todavía, ese es el presente de Alejandro Martínez.
Es parte del elenco de Cobarde y salvaje, el policial musical de José María Novo que tiene funciones en El Tinglado, y también la película Historias que dirige Paco Sepúlveda y está en la cartelera de cines. Además, y si bien es una participación, aparece en la serie Margarita que se emite de lunes a viernes por Canal 12, y estrenó la nueva temporada de La obra que sale mal, que tiene funciones los viernes en teatro del Notariado.
—Ya van cuatro temporadas, ¿Sentís que La obra que sale mal se volvió un clásico de la cartelera?
—Sí, porque la gente va, y vuelve, y ya la han visto ya más de 30.000 espectadores. Es tremendo lo que está pasando. Y la verdad para todos es como una fiesta ir todos los viernes al Notariado. El día que jugaba Uruguay teníamos miedo, pero había más de 250 personas en la sala. Se instaló en la gente. Van y se divierten, y para nosotros como actores, como artistas, hacer una obra que sea un éxito por tanto tiempo, es un privilegio que no siempre se nos da.
—Vos tenés dos éxitos en cartel.
—Sí, Cobarde y salvaje, es un policial musical que estrenamos en El Tinglado hace dos semanas. Se trata de un asesinato en un cabaret de los años cuarenta. Es una obra de José María Novo que la escribió y la dirige, y somos 25 artistas en escena, entre actores, cantantes, bailarines y músicos, porque el tango está presente en toda la obra. Y entre el misterio y las canciones, la obra te mantiene enganchado con lo que está pasando, porque además la gente quiere saber quién mató a la persona.

—¿Y qué te interesó para sumarte?
—Este formato de policial, que en teatro no está tan visto, a mí me sedujo mucho. También que sea una obra de José María Novo con quien ya había trabajado. También el que sea una obra con tanta gente talentosa de todas las artes, porque no se hace mucho una obra con tanta gente, en este país. Y además es una obra fuerte, no apta a menores de 18 años.
—¿Se quedan en paños menores?
—No, no es fuerte por desnudos, sino porque hay escenas muy fuertes, crueles. Imaginate, es un cabaret en los años cuarenta, cuando pasaba de todo.
—Seguro que con tanta gente, no fue fácil ensayar.
—Claro, porque es una obra muy compleja, y para nosotros ensayarla fue difícil y complicado. Imagínate a 25 personas ensayando, lo loco que fue eso. Donde todos tenemos diferentes personajes, y estamos todo el tiempo en escena.
—¿Y cómo era la dinámica para ensayar?
—No fue sencillo. ¿En qué horario encontras tiempo para que 25 personas ensayen en este país, donde todo el mundo que se dedica al teatro tiene que trabajar de otra cosa para vivir? Porque solamente del teatro no da. Y lo que hicimos fue ensayar de noche, y los últimos ensayos, fueron hasta las tres de la mañana. Las últimas dos semanas fueron demoledoras. Porque además es una obra larga, es extensa, con intervalo. En el intervalo varias de las músicas están en el hall cantando tangos, porque es una obra que tiene muchos aditivos, es una propuesta diferente.
—Igualmente vos sos un caso excepcional, porque además de dos obras, tenés una película en cartel.
—Sí, soy un actor súper agradecido, y tengo que decir que esto no siempre pasa en la vida de un actor. Bueno, la película, Historias de Paco Sepúlveda, se estrenó hace una semana en Montevideo, es una película producción hispano-uruguaya, y a mí me llamaron para hacer el casting hace un año. Cuando me llamaron, no sabía bien para qué era.
—¿No sabías cuál era tu personaje?
—No, peor. Pasó que me llamó Santiago Ventura con quien había trabajado en varios cortos, me pidió para hacer un casting, y lo hice. Al otro día me llama para decirme que quedé. Entonces le pregunté para qué era, si era para un corto, porque había hecho varios para Dodecá porque hice entrenamiento para actores ahí, y me dijo, “no, no, es para una película, Alejandro. Quedaste en una película española-uruguaya y vas a filmar tus escenas con Eduardo Blanco”. Y yo no entendía nada. Y me lo dijeron así. Fue todo tan sorpresivo, se filmaba todo lo mío en cuatro días, así que al otro día me encontré estudiando un guion, conociendo al director español, que lo conocía de nombre pero nunca había tratado con él. Y él vino a Montevideo a filmar dos escenas, la nuestra y otra con niños uruguayos. Así que de repente estaba ensayando con Paco Sepúlveda y conociendo a Eduardo Blanco, que también viajó a Montevideo para filmar. La nuestra es una de las once historias de la película que van desde el nacimiento hasta la muerte, y la nuestra tiene que ver con los miedos que uno atraviesa en las diferentes etapas de la vida. El disparador fue el miedo, porque en toda la vida uno siente miedo y qué pasa cuando sentimos miedo, qué hacemos con eso. Entonces Paco usó el miedo como disparador de esta película. Que ocurre con uno y con los diferentes vínculos que tenemos con las personas que nos rodean.
—Y todo empezó con un casting que no sabías ni para qué era.
—Claro, y fue una experiencia única porque no sabía para qué era lo que estaba haciendo, y cuando me encontré haciendo una película y trabajando con Eduardo Blanco a quien siempre admiré, un actorazo argentino, fue todo tremendo. Y es una experiencia que a los artistas uruguayos no se nos da siempre.
—Pero vos has aprovechado todas las oportunidades. Aunque sean dos segundos como en Margarita.
—Sí, hago del doctor Rivera, y tengo segundos de participación, pero estuvo buenísimo. Y me ha escrito pila de gente que la vio en plataformas, después en Telefe y ahora en La Tele. Quieras o no, a veces pueden ser cosas muy pequeñas pero uno no tiene idea de la dimensión que tienen las plataformas y la televisión, es increíble. Además, cuando vienen esas coproducciones importantes, los actores uruguayos no tenemos, en mi caso por lo menos, la posibilidad de actuar en un personaje importante, entonces siempre hay algunas cositas que uno puede hacer en películas, pero un personaje, no. Y ser parte de una de las historias y con un primer actor como Eduardo Blanco, es muy loco. Además era el único uruguayo, todos los demás eran figuras españolas.

—Pese a los éxitos, no has dejado de conducir eventos.
—Sí, me encanta hacerlo, me gusta. Conduzco los Premio Florencio junto a Cinthia Caballero desde hace siete años, y ya hacemos una dupla. También han surgido conducciones de eventos, de Miss Universo, que hice con Eunice Castro, y el Carnaval en el Sodre. Es algo que me gusta y me siento muy cómodo. Lo hago con gusto porque soy yo conduciendo.
—De televisión hiciste algo en Canal 10, pero como panelista.
—Sí, en La previa de Gran Hermano estuve varias veces, y en Amamos el Talento, de Got Talent, estaba en el panel fijo. Siempre disfruté de la tele siendo panelista de algo, como requieren los formatos estos, sino cuando voy a una nota.
—¿Y te sumarías a algo como Polémica en el bar o Esta boca es mía para hablar de política?
—Me gustaría estaría estar en algo que sepa hacer, y no podría jamás, ponerme a hablar de política, porque no es lo mío.
—Me decías que los artistas no suelen dedicarse solo al arte. ¿Qué más hacés en la semana?
—Tengo otro trabajo que no tiene nada que ver, porque aparte de ser actor, soy contador. Trabajo en una oficina, donde también cumplo un horario, y con eso me sustento. Porque del teatro, por más que te cuente toda esta cantidad de cosas divinas que me pasaron, no todo siempre funciona. Así que tengo otro trabajo, y agradezco.
—Igualmente imagino que tiene que ser duro el lunes.
—La verdad que sí. Porque los lunes, después del fin de semana de tres funciones que son aparte demoledoras, uno está con la cabeza en otro lado e igual tiene que ir a trabajar. Se llevan, pero sí, los lunes son matadores. Igual es un cansancio lindo, porque uno hace lo que le gusta. Yo no puedo quejarme.