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Fue uno de los días más conmovedores de la radio uruguaya. Hace 20 años, precisamente el 16 de enero de 2004, Orlando Petinatti condujo la última entrega de Malos pensamientos en Océano FM (93.9 FM) luego de 10 años en esa emisora, los 10 años más exitosos del programa de humor e interacción que ya es un ícono del dial y que continúa al aire por Azul FM.
La crónica de Sábado Show de aquel momento, a cargo de Gerardo Minutti, dio cuenta de la fervorosa tristeza de la audiencia, que se aglutinó por miles frente a la sede de la emisora, en la Rambla del Buceo, para despedir al “licenciado”. El comunicador, que anunció ese mismo día que sería su último programa en la 93.9 FM, dedicó las tres horas y media a un emotivo repaso de los contenidos y cortinas musicales del ciclo y convocó a los seguidores a que dieran testimonio sobre qué significaba Malos pensamientos para ellos.
“Me hizo un poco más feliz la vida”, aseguró un oyente. “Creo que eso es mucho”, respondió el comunicador con la voz entrecortada.
Hubo momentos en que Petinatti no pudo contener la emoción. Sus últimas palabras al aire fueron de agradecimiento a las autoridades de la radio, encabezadas por Pablo Lecueder, y lo que sigue: “El programa volverá seguramente en otra radio. Ojalá nos escuchemos pronto”. De fondo sonaba el clásico de The Beatles, Yesterday.
Apagado el micrófono y mientras los miles de oyentes coreaban desde afuera “Peti no se va / no se va / Peti no se va”, el comunicador no resistió más y se fue al baño del primer piso (que mucho después sería nombrado como "Marcelo Bielsa"), donde descargó el llanto. Testigos que estaban ese día en el estudio lo escucharon del otro lado de la puerta.
Acompañado de sus padres, su hermano y su novia de aquel entonces, Petinatti se fue de la emisora para no volver. Ninguno de los directivos de Océano saludó al “licenciado” en su último día.
El origen de la "grieta"
¿Qué había pasado? La gente no entendía nada. ¿Cómo que el programa más exitoso del dial, con ratings de hasta 12 puntos medido por individuos (hoy ningún programa de TV logra esas cifras) simplemente dejaba de emitirse en la radio que le permitió crecer?
En estos 20 años, los protagonistas de la historia han dado sus versiones. Petinatti confesó en el libro de Malos pensamientos (Leonís, 2021) que las diferencias empezaron a forjarse en 2002 y por visiones encontradas respecto a la programación de la radio. Según su testimonio, Petinatti era consciente del éxito del programa y percibió en aquel momento que el resto de la programación se estaba “petinattizando”, apelando a giros o secciones parecidas a las suyas, lo que motivó un pedido al director de la emisora, Pablo Lecueder.
“Pablo, está claro que el programa es un éxito, pero si vos querés 'petinattizar' la radio, trabajemos juntos en la dirección artística o directamente dejame que lo haga yo”, le dijo el conductor. La respuesta de Lecueder fue negativa y comenzó allí a forjarse una “grieta” entre ambos.
Testigos dan fe de un deterioro creciente en la relación de Petinatti con Lecueder, en especial en el último año, es decir, la temporada 2003. Pero nadie recuerda una discusión elevada de tono o un portazo. De hecho, las intervenciones del “Sr. director” (personaje del programa en aquella época con la voz real de Lecueder) siguieron con la misma regularidad al aire prácticamente hasta el final.
“En el último año se notaba la tensión pero eso no impedía que a las 3 de la tarde se prendiera la luz e hiciéramos el mejor programa. Malos pensamientos implica una adrenalina que es absorbente. No podés estar en otra cosa mientras haces ese programa”, recuerda Martin Pacheco, entonces productor de Malos...
Lecueder confesó motivos comerciales y también de relacionamiento en aquella sorpresiva ruptura. En un trabajo académico elaborado por Martín González Castro, el director de la emisora opinó que luego de un pico de éxito en 1999 (el año de los 12 puntos) Malos pensamientos había ingresado en un período de “desgaste” y además, el ejecutivo manifestó preocupación por un reperfilamiento de la audiencia de la emisora.
Océano FM siempre se planteó como objetivo comercial llegar a un público medio y alto. Sin embargo, en la masividad de la propuesta de Malos pensamientos, la audiencia se había diversificado. “Sentía que no le estábamos dando un buen servicio al auspiciante porque un porcentaje de ese público no iba a consumir el producto del anunciante”, dijo.
Además, Lecueder mencionó ruidos en la interna. “En la última etapa, (Petinatti) no estaba en una buena relación con el resto del equipo de la radio”, comentó.
Más allá de estas posiciones encontradas, aún en aquel 2004, los dos tenían más motivos para seguir en matrimonio (incluso con problemas de convivencia) que para divorciarse. De hecho, el productor Álvaro Pintos, que fue el último operador de Petinatti en Océano recuerda que Lecueder le pidió hasta último momento al conductor que no se despidiera al aire, que se fuera de vacaciones y lo pensara (ambos lo pensarían con mente fría).
A la vuelta, podían sentarse a renegociar condiciones para que el programa siguiera en Océano. Pintos también asegura que el asunto del público masivo no era tan problemático en cuanto en el número alto de rating estaban todos los estratos sociales.
Pero las asperezas no se limaron. Algunos especulan que los planes ulteriores de Petinatti, que volvería al aire meses después y como director artístico de Radio Futura, ya estaban tejidos en aquel momento.
Lo cierto es que contra todo pronóstico, el 16 de enero de 2004, el conductor anunció ante el micrófono que aquel día no solo terminaba la temporada (que el licenciado solía concluir cada año a mediados de enero), sino que sería el último en Océano FM. La noticia cayó como un balde de agua fría en la audiencia, que redobló la convocatoria a asistir a la rambla. Hubo caravana, cánticos, bocinas y lágrimas en toda la explanada.
Mientras todo eso pasaba afuera y Petinatti saludaba desde los estudios en la planta alta del edificio, Lecueder permaneció en su oficina de la planta baja junto a su gerente y mano derecha, Alejandro Weinstein. Para ellos también era un cimbronazo.
Terceros en discordia
La raíz del cortocircuito Lecueder - Petinatti radicaba en una incompatibilidad de intereses bastante puntual. Los dos estaban de acuerdo en que el programa había sido, era un éxito y lo seguiría siendo.
Sin embargo, el director estaba preocupado porque no quería que Océano fuera una radio “mono producto” y mucho menos un producto tan dependiente del talento de “una” sola persona.
Petinatti, que entonces tenía 30 y pocos años, quería para sí algo más que los réditos de un éxito de audiencia y comercial. No tenía diferencias respecto a sus ingresos económicos, pero consciente de que había revolucionado la radio, quería más, necesitaba más. Había tenido una experiencia en la mañana con Jack, el despertador y sus ambiciones creativas le llevaban a hacer planteos, más o menos formales, sobre el resto de los horarios. Buscaba, como confesó, la dirección artística de la emisora, algo que Lecueder no estaba dispuesto a darle. Ese era su rol.
La tensión máxima se dio a mediados de 2003 cuando Lecueder trajo a Océano FM a Justicia infinita, integrado por Salvador Banchero, Gonzalo Cammarota y Carlos Tanco, quienes hacían un programa “hereje” para aquellos tiempos en Music One.
“En este momento ellos pateaban los tachos de basura. Y así llegaron. Eran disruptivos, ácidos y críticos, incluso con Petinatti. Cada tanto ligaba palos”, asegura Álvaro Pintos.
Lo peor fue cómo Petinatti se enteró de este pase. Lo relata en el libro de Malos pensamientos. Un día llegó antes de horario a las instalaciones de la radio y se encontró que Lecueder estaba reunido con estos “nuevos talentos”, quienes desde Music One solían ser demoledores con la propuesta de humor del “licenciado”.
A mediados de 2003, Justicia ya estaba al aire en la 93.9 FM. Empezaba a las 12:00 y terminaba a las 14:00. Luego había una especie de zona liberada con bandera blanca en la programación. Solo música hasta las 15:00 cuando comenzaba Malos pensamientos.
Las pocas veces que se cruzaban con los integrantes de Justicia, el saludo era frío. Fueron menos de siete meses de convivencia, pero alcanzaron para una distancia que se mantendría hasta la actualidad.
La dupla más exitosa del dial
En 1992, Pablo Lecueder compró la frecuencia 93.9, hasta entonces llamada “Emisora del Palacio”. En esa radio, un año antes, había debutado Malos pensamientos. Como el ejecutivo tenía un proyecto musical para su nueva emisora, decidió mantener el programa de Petinatti pero lo llevó a la AM Radio Mundo (CX32), también de su propiedad. “Me gustaba. Hacía locuras que nadie hacía”, recordó sobre aquellos comienzos.
Más tarde, y ante la evidencia de que el proyecto musical de Océano perdía pie frente a sus competidores (Concierto, Del Plata, Del Sol), Lecueder resolvió apostar por la radio hablada. Caras y más caras, con Gustavo Rey y Mauricio Almada, fue el primer experimento y salió muy bien: Océano FM logró imponerse en el horario nocturno con esta propuesta.
Entonces Lecueder tuvo la idea arriesgada de llevar a aquel que hacía “locuras” a la tarde del Océano. Debutó en la temporada 1994 y rápidamente se convirtió en un éxito. Los personajes (Hércules, Dr Toto...), las secciones (reacciones, sea usted fiel por un minuto, fax you, doble identidad, entre otras) prendieron muy rápido en la audiencia.
Cuando en 1998 y a propuesta del propio Lecueder y de una marca de pasta de diente comenzó el espacio de “la mano”, el público deliró. En el medio, Petinatti probó hacer convocatorias a acciones en la ciudad, como una multitudinaria caravana para impedir que se iluminara el llamado “besódromo” en el faro de Punta Carretas. En 2000 la emisora se mudó al actual edificio en la rambla, lo que hizo más cercano el programa a la gente. Las bocinas en la rambla eran un clásico de cada tarde.
El rating creció sin parar, por lo menos hasta 1999, cuando alcanzaba regularmente 12 puntos, esto es, unos 150.000 oyentes fieles. Los detractores podrán decir que hasta aquellos años '90 no había ningún programa de radio en FM en la tarde. No tenía competencia. Petinatti fue el conquistador de un horario y de un estilo de comunicación. Pero no hubiera podido hacerlo sin Lecueder.
Océano FM era (y sigue siendo) una de las radios más potentes y de mayor alcance del dial, lo que le permitió a Petinatti tener una llegada que no había tenido nunca. Además, la emisora acompañó tecnológicamente al programa con lo último: Océano fue de las primeras en digitalizar la consola de sonido, lo que facilitó la intervención de piques de audio (”ay dios mío”, matemáticamente tenemos chance”, “pero nuncaaa”) tan comunes en Malos pensamientos. Además, invirtió en el nuevo edificio y en múltiples líneas telefónicas, de fax y demás vías de comunicación con la audiencia, tan fundamental para el juego del programa.
En 2002, plena crisis, la “Operación retorno” que unía a uruguayos con sus familiares en el extranjero, agregó emoción a un país partido por la diáspora. Las cuentas de teléfono de la radio eran siderales, pero Lecueder nunca dijo “ni mu”.
Hasta el último día, en enero de 2004, el conductor destacó al directivo por el respaldo y la “libertad” con la que le permitió hacer su programa.
El día después del divorcio
La jugada que hizo Lecueder de traer a Justicia en 2003 salió bien para sus objetivos. Aunque sin llegar a los niveles de audiencia de Malos pensamientos, Banchero, Tanco y Cammarota se estaban imponiendo en su horario y generando un público cautivo. Océano tenía otra carta que mostrar, pero a costo de herir a su principal figura.
Luego de la partida de Petinatti, la emisora se reorganizó rápidamente. En marzo de 2004 ya estaba al aire Segunda pelota, con Mariano López y Jorge Piñeyrúa como conductores fundadores. Aunque con impronta diferente, la propuesta seguía la línea del humor y comunicación cuyo camino había abierto el “licenciado”.
En la producción y gestación estaba Álvaro Pintos, quien resolvió quedarse en la emisora y eso, seguramente, generó un distanciamiento con Petinatti, quien esperaba que el operador de sus mejores épocas lo acompañara. Después del último programa de 2004, Pintos y Petinatti se cruzaron en algunas oportunidades pero el saludo fue más bien frío.
Para 2006, Océano FM puso al aire No toquen nada, un periodístico en la mañana con Joel Rosenberg y Carlos Tanco con sus columnas de humor y actualidad a cargo de Darwin Desbocatti. El éxito fue instantáneo.
Aunque muchos años después, en 2017, la emisora sufrió un vaciamiento de su programación con la medida que tomaron gran parte de los comunicadores de sumarse al proyecto de la nueva Del Sol, por al menos una década, Lecueder fue el amo de la FM. Logró su objetivo de convertir la emisora en una plataforma de múltiples programas y en todo el horario (Gustavo Rey seguía en las noches). Nunca más volverían los 12 puntos de rating pero con 2, 3, 5 o 6 sostenido a lo largo de todo el día, Océano fue el modelo radial más exitoso de su tiempo.
Por su parte, Petinatti volvería al dial el 31 de mayo de 2004. Llegó a un acuerdo con el grupo de emisoras Claxson, que por entonces gestionaba a Sarandí, Sport, Total y Del Plata y le dieron el armado y gestión de una emisora desde cero. Así nació Radio Futura, en el 91.1 del dial.
Con Martín Pacheco en los controles, Malos pensamientos tuvo un recomienzo en repecho. “Fuimos mejorando, pero tecnológicamente Futura no estaba a la altura de Océano. Tampoco la potencia. Había lugares donde no llegábamos”, recuerda Pacheco.
Siempre enérgico y creativo, Petinatti se dedicó a tejer una red de emisoras para que su programa llegara a todo el país. Además, forjó una programación donde se desempeñaron con distintos espacios Diego González, Gustavo Fernández Insúa, Rufo Martínez, Claudia García, entre otros. Músicalmente, se apelaba a los sonidos del rock y pop.
Aunque para él tampoco volverían los 12 puntos, la audiencia acompañó en buena medida en este nuevo punto del dial.
Hasta que Claxson tuvo cambios a nivel de dirección y las negociaciones se hicieron cuesta arriba. Por diferencias económicas y de visión, Petinatti se fue de Radio Futura en 2009.
Al año siguiente, Malos pensamientos no encontró emisora y estuvo 16 meses fuera del aire hasta su regreso en Azul FM. En el acuerdo con el director Alejandro Beisso fue fundamental otro broadcaster: Pablo Lecueder, quien lo recomendó ante su colega.
Sobre la gestión o dirección artística de una radio, Petinatti “se quemó con leche” tras la experiencia de Futura. No volvería a pretender una responsabilidad así. “Muchas veces me han ofrecido gerenciar una radio o comprarla. Pero yo no creo que quien es exitoso frente a un micrófono obligatoriamente tenga que ser exitoso en el ámbito empresarial. Estuve cinco años gerenciando una radio desde el punto de vista artístico y me encantó: fue una hermosa experiencia la de Radio Futura, pero no lo repetiría”, dijo a Sábado Show en 2022.
El día que casi vuelven
Las diferencias entre Lecueder y Petinatti nunca fueron personales y en lo profesional, la sangre nunca llegó al río. Por encima de discrepancias, fueron la dupla más exitosa de la radio, quizás de la historia. Ambos se lo reconocen mutuamente.
“Uno no se puede olvidar el momento de éxito. Hubo veces que lo quise matar porque se rompió algo que funcionaba muy bien y para mí era un crimen porque es muy difícil conseguir un éxito. Si lo tenés, hay que cuidarlo. Romperlo duele y él lo rompió. Fue triste, tuve que armar algo nuevo, él también, pero a través del tiempo todos valoramos lo que vivimos juntos. Él sin lugar a dudas es el mejor comunicador que existe. Le das un micrófono y hace magia”, declaró Lecueder en 2018 a Sábado Show.
Cuando se ambientaron nuevamente las condiciones, el directivo y Petinatti negociaron y estuvieron muy cerca de volver a formar sociedad. Fue en 2019 cuando Lecueder manifestó sus intenciones de comprar Azul FM, con la intención de tener Malos pensamientos dentro de su grilla.
El acuerdo finalmente no prosperó, al parecer por decisión del licenciado que entendía que no era el momento de volver. “Tuvimos varias reuniones muy largas, muy divertidas. Desde el primer momento dije que esto era un sueño de Lecueder más que una decisión mía”, declaró Petinatti en 2020.
Sobre lo que pasó hace dos décadas, el 16 de enero, dia de la despedida, fue un día triste. Todos perdieron. Pero seguramente era lo que tenía que pasar.