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Sartori el día después: “Rompimos para siempre la forma de hacer política”

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Lejos del 32% que llegaron a darle algunas encuestadoras, Sartori obtuvo el 20%. Foto: D. Borrelli

LOS PLANES DEL “SARTORISMO”

Resistido como pocos, y con menos votos de lo esperado, Juan Sartori se rearma para liderar su nueva corriente. El “sartorismo” no claudica en sus polémicas propuestas y reniega de acuerdos con otros políticos.

"Te dejo, que tengo gente”, dice Juan Sartori cuando oye la puerta del apartamento abrirse. La cita es en uno de los ambientes de uno de los varios pisos del edificio que compró en Punta Gorda, donde vive con su familia. El recibimiento es efusivo. Abre los brazos y sonríe como siempre pero algo en su gesto despide cansancio. Hastío. Lo disimula bien, al menos en este feliz comienzo de entrevista. En pocos segundos Sartori despliega su capacidad de notable comunicador: pasados cuatro días de la elección interna dice que está “como loco”, que no ha parado, que esta etapa es “peor” que la anterior (como sinónimo de intensa). Se sienta en un sillón individual, apoya los codos sobre los muslos y entonces cuenta, entre divertido y asombrado, que está en un grupo de Whatsapp del que participan “miles de personas” que hablan del “sartorismo”. A él lo agregaron y aceptó “casi de casualidad”, pero ahora se siente un tanto abrumado por ese movimiento que lo ensalza y lo excede a la vez.

Cuesta creer que un chat virtual le canse más que el ritmo frenético que llevó en los últimos meses, pero es así: Juan tenía más energía para correr de un lado al otro que para pensar en un nuevo plan.

Ahora se deja caer sobre el respaldo y pregunta cómo será la nota: si será un informe o una entrevista “pregunta-respuesta”, y cuáles serán los temas. Mientras escucha la respuesta, se come un par de galletas de miel nada sofisticadas, típicas de una tradicional marca uruguaya. Sobre la mesa ratona también hay un termo de café, una botella de agua vacía y un par de vasos y tazas usados, rastro de reuniones anteriores. Mientras traga -son las 13 horas, y esas galletas son su almuerzo-, Sartori escucha la propuesta de El País y no expresa ningún reparo: hablaremos de la campaña, del resultado de la elección, y luego de lo que se puede esperar de aquí en más de su “sartorismo”. El entusiasmo inicial le durará poco.

Yo gané.

Sartori obtuvo el domingo pasado 92.707 votos en todo el país: el 20,7% del total del Partido Nacional. Antes de la elección, las encuestas lo colocaban en el segundo lugar, como efectivamente sucedió, pero con entre 26 y 32%. Su crecimiento explosivo y su forma “distinta” de hacer política, más allá de valoraciones, hizo que las consultoras de opinión fueran extremadamente precavidas en anunciar a Luis Lacalle Pou como ganador seguro. Ya fuera por la tendencia de aumento sostenido, como por la posibilidad de que hubiera un despliegue económico desestabilizador a la hora de llevar a la gente a concretar el voto, nadie se animaba a descartar un batacazo de último momento. Finalmente, sacó menos de lo previsto: quedó a 33 puntos de Lacalle y obtuvo solo 3 más que Jorge Larrañaga.

-¿Por qué se perdió la elección?

-Para mí no se perdió.

-Pero vos querías ser candidato.

-Sí, bueno, yo quería ganar la candidatura. Pero creo que ganamos en todos los aspectos. En cinco meses fuimos la lista más votada del país, la segunda fuerza del Partido Nacional, y en cantidad de votos -aparte de Lacalle Pou- estamos más o menos ahí con todas las candidaturas históricas del país. Mi impresión es de una victoria gigantesca.

-¿No esperabas una mejor votación?

-No sé, podés sacar menos o sacar más. Las encuestas nos daban ahí, alrededor del 30% hasta unos días antes.

-Por eso, votaste menos.

-Sí, votamos un poco menos, pero también porque teníamos menos estructura. Hubo muchos temas el día de la elección, de logística y eso, donde no había ninguna duda de que estábamos en gran desventaja.

-¿Qué falló?

-(Se ríe) De vuelta, para mí no falló nada.

La carpa que se había dispuesto para festejar no se utilizó. Quedó vacía. Foto: D. Borrelli
La carpa que se había dispuesto para festejar no se utilizó. Quedó vacía. Foto: D. Borrelli

-Me refiero a la logística, que decís que hubo “muchos temas”.

-No, hay gente que en logística tiene mucha más experiencia para el día de la elección. No tengo duda de que desaparecieron listas, de que hubo una cantidad de problemas logísticos. Son todas las estructuras jugando, cada uno con sus ventajas, y nosotros éramos los que teníamos menos estructura y experiencia en ese sentido. Pero no importa. Si tenemos una opinión pública que es del 30%, y eso sigue estando ahí, haber votado el día de la elección un poco menos por menos logística, no cambia en nada el movimiento que estamos generando. Si no salimos primeros, el resto es todo lo mismo. Entonces, todos los escenarios son para mí de una victoria gigante. Imaginate empezar hace cinco meses de la nada. Para mí rompimos para siempre el esquema de la política en Uruguay. Para siempre.

Llega al que fuera el edificio Oceanía su jefa de prensa, Noelia Franco, que tras negociaciones con Sartori seguirá ocupando su rol. “No te iba a dejar sola con mi pollo”, dice ella ahora. Y él acota: “Sobre todo porque está muy negativa esta chica”. Ante las explicaciones de El País, advierte: “No vas a lograr ponerme triste”.

Rendón y 100 más.

Durante la jornada del domingo, el equipo de Sartori dijo a los medios que habían detectado faltantes y roturas de listas en los circuitos, y anunciaron que harían una denuncia en la Corte Electoral. Algunos analistas creyeron por esas horas que se vendría una demanda post-electoral, algo que en otros países, como México, se ha usado para entorpecer la resolución de la elección. Finalmente, Sartori desistió.

-¿Por qué desestimaste la posibilidad de hacer la denuncia?

-Porque no me corresponde a mí. No soy abogado ni estoy en esa parte controlando eso, y sobre todo yo no soy así. No me parece que hubieran cambiado los resultados. El primero es el primero. No cambia mucho 5 o 10% más o menos.

Juan José Rendón es, según Sartori, apenas uno de los 50 o 100 -según el pasaje de la entrevista que se mire- que lo asesoraron en su campaña. La mano del venezolano, reconocido por instalar fake news a favor de sus clientes, se asoció al enrarecimiento de la competencia en la interna blanca. Hubo una denuncia penal con elementos que aportaron los precandidatos, pero todos los dedos acusadores apuntaron a Rendón, y por ende, a Sartori. Él negó, sigue negando su responsabilidad, y además se considera víctima.

-El trabajo de Rendón, ¿qué te parece hoy, después del resultado?

-Nosotros contratamos a más de 50 asesores diferentes. Si quieren hablar de uno… Es parte de esa gran campaña de desprestigio que se ha hecho, en general, sobre lo que nosotros hicimos, sobre nuestros logros. Hay 10 asesores mucho más conocidos que ese de los cuales no hablan porque no saben.

-¿Cuáles son?

-Nosotros no vamos a andar publicitando todos los asesores que contratamos. En una campaña se tercerizan una cantidad de cosas.

-Se dice que Rendón no admite trabajar con otros a la misma vez.

-Yo no sé qué es lo que dice la gente. Nosotros trabajamos con cantidad de asesores. No voy a andar discutiendo el trabajo de cada uno de los asesores en nuestra campaña porque ni siquiera estoy al tanto de todo.

-¿Qué te aportó Rendón?

-Pero te acabo de contestar que tengo más de 100 asesores y que no sé. Capaz el jefe de campaña sabe mejor que yo.

-¿No podrías decirme qué te aportó?

-Es que todo el tema asesores es un tema específico de campaña. Nuestra campaña fue transparente, abierta, funcionó muy bien y cambió la manera de hacer política en Uruguay.

-Los audios adulterados, las falsas llamadas de la 71 en las madrugadas previas a la elección… ¿cómo se explican?

-Nosotros nunca hicimos nada de eso y, es más, fuimos víctimas de campaña sucia. Está a la vista todo lo que se dijo. Pero yo de vuelta no entiendo: el tema es qué estamos haciendo para adelante.

-La entrevista era sobre las dos cosas. Ya vamos a llegar ahí.

-Capaz hagamos la entrevista más clara y ya está.

Sartori ya no está cómodo. Mira a Franco y le hace un gesto de desaprobación. Parece que quiere dar por terminada la nota, pero ella insiste con que siga.

-Me decías que no sabés qué te aportó Rendón, ¿pero sí estás seguro de que no es el autor de la campaña sucia?

-En nuestra campaña no hubo campaña sucia. Está absolutamente prohibido y nadie fue consultado para eso.

-¿Para qué fue contratado Rendón?

-Y, habrá asesorado en alguna de las estrategias de la organización. Yo no termino de entender por qué me preguntás sobre él. Hay 20 asesores trabajando.

-Pero él tiene una fama particular.

-Hay otros que tienen más fama.

-Te pregunto quiénes y no me lo decís.

-Pero justamente, nos podemos pasar hablando toda la tarde de qué es lo que hicieron los asesores. Te contesté: la única campaña que nosotros vimos fue la que se hizo contra nosotros, y fue la que vio todo el Uruguay.

-Bueno, no querés hablar de eso.

-Es que no entiendo. Desde que llegaste es todo acusaciones y problemas.

-Estas son las preguntas que te haría cualquier periodista.

-Y yo no tengo problema en contestar. Para mí es intrascendente todo eso. Dale, no importa, seguí con las preguntas. Es entrar en todos los temas de los que quieren que hable y nos intentan perjudicar. Al final, el único objetivo es poner en la agenda los temas negativos. Es una votación histórica que nunca nadie logró en la historia de este país.

Sin rencores.

Con los resultados a la vista, y con un Sartori más débil de lo proyectado, la dirigencia del Partido Nacional se alineó detrás de Lacalle y esa noche, en el alboroto, hubo gestos que no pasaron desapercibidos por Sartori y su equipo. Si bien hubo un saludo en privado, Lacalle logró evitar que se viera en público. Lejos de tratarlo como el segundo, en la sala del directorio donde Beatriz Argimón dijo las primeras palabras, la cámara del partido -de la cual tomaron las imágenes todos los canales- dejó a Sartori afuera del cuadro. Estaba al lado de Enrique Antía, pero no se veía. Después, ya en el escenario, en medio del gran desorden, se cumplía perfectamente un orden, o una orden, que era evitar primeros planos de Sartori y acercamientos a Lacalle. No hubo foto de los precandidatos. El ganador, con la espalda que le dieron los votos, la cambió por la imagen de la flamante fórmula presidencial.

Ahora, que ya pasó el temblor, Sartori dice que no tiene “rencor ninguno” y que lo sucedido es parte de la competencia que puede haber en el fútbol o en los negocios: “No le veo nada de inusual”, dice. “Si esa es la manera de hacer política de algunos, hay que respetarlo. Cada uno con su estilo. Yo nunca vine a buscar aprobación ni amistad de los líderes políticos con los que compito”.

-¿Qué te genera que Lacalle haya resuelto a Argimón como compañera?

-Es una decisión de Lacalle Pou basado en los resultados. Al sacar la diferencia que sacó tenía la legitimidad, si quería, de nombrar a quien quisiera.

-¿Tenías expectativa de que fueras vos o de que te diera participación en eso?

-Esas comunicaciones se dan o no se dan. Lo más importante para nosotros es que se respete la legitimidad de nuestra corriente. Pero no hay ninguna obligación de participar en la fórmula. Históricamente siempre se hizo.

-¿Es una buena decisión?

-Es la de él. No importa. Es la única legítima.

Sartori es cada vez más hermético. Como presidenta del directorio, Argimón fue dura con él en respuesta a sus reclamos para que cesaran las críticas o para que se condenara un supuesto pacto de silencio de los dirigentes blancos en relación a Sartori. Lo único que dice sobre ella, insistencia mediante, es que queda “más en evidencia que representaba ciertos intereses políticos”.

¿A dónde irán sus votos?
Juan Sartori. Foto: Darwin Borrelli

Los votantes de Juan Sartori provienen, según los analistas, en buena medida de otros partidos. Son más bien “volátiles” y muchos han apoyado antes al Frente Amplio y a José Mujica.

El mismo Sartori lo ve de esta forma: “Yo no tengo ninguna duda de que hemos hecho crecer muchísimo al partido. Que hemos traído al partido gente que estaba descreída. Si miramos la gente que votó al Partido Nacional en la última elección interna, con los dos mismos candidatos (Luis Lacalle y Jorge Larrañaga), se ve un crecimiento importante en esta instancia. Y la única diferencia soy yo”.

El asunto, entonces, es qué pasará con esos 92.000 que eligieron a Sartori el domingo. ¿Votarán a Lacalle en octubre? ¿Podrá retener esos votos el Partido Nacional? Para Sartori también es una incógnita. “Te lo contesto el día de la elección”, dice.

Él sabe que las probabilidades de que emigren son altas. Por eso, en su campaña planea hacer foco en que en octubre se elige Parlamento, no presidente: “Nuestra próxima instancia es la representación parlamentaria. En octubre se elige Parlamento, el presidente se elige después. Ahí vamos a hacer campaña para que esta fuerza siga creciendo y vote en octubre una representación parlamentaria lo más grande posible. Eso lo vamos a hacer con nuestras ideas, que serán en algunos aspectos similares y en otros, distintos. Matices tenemos unos cuantos”.

Y aunque no tiene claro cómo hará para congregar a sus votantes en torno a la fórmula “Lacalle-Argimón”, sí adelanta que seguirá evitando los conflictos. “No vamos a cambiar la manera de hacerlo, las ideas que tenemos o cómo estamos trabajando. Yo voy a seguir haciendo la misma política: política de cercanía, sin ideología y sin enfrentamientos”.

El electorado de Sartori tiene otras características que han apuntado los analistas en estos días. La mayoría son jóvenes, de niveles socio-económicos bajos y sin formación universitaria.

Y otro aspecto nada menor: de los 92.000 votos, hay 43.000 que fueron para la agrupación de Verónica Alonso. La senadora se encarga de destacarlo para esta nota: “En Montevideo tuvimos 24.000 votos. Sacamos cerca de 40 listas departamentales que acumulaban en un sublema. Dentro de la 880 (la lista de Sartori), había un sublema que se identificaba como Esperanza Nacional. Tuvimos 16.000 de los 24.000, es decir, el 70%. En Canelones tuvimos el 90%. Y esta estructura que conformamos Álvaro Dastugue y yo, tuvimos a nivel de todo el país un total de 43.000 votos. Somos casi la mitad de los votos de Juan”.

Ante esas cifras, Alonso tiene con qué reclamar un lugar privilegiado a la hora de conformar la lista al Senado, algo que hasta ahora no se ha explicitado en el acuerdo que hicieron cuando ella abandonó su precandidatura y se sumó a la de Sartori.

“Represento la mujer del equipo, y además soy senadora, y todo eso tiene un peso. Pero el peso más importante es el de los votos”, señala ahora Alonso.

Y aunque aclara que la proyección no es lineal, ella estima que los votos obtenidos en la interna “por lo menos se duplican” en octubre. Eso implica que Sartori puede llegar a tener tres o cuatro senadores. Ella, por cuota, podría ir en el tercer lugar. Aunque no lo explicite, aspira a ir en el segundo.

Otro de los dirigentes principales de Sartori, el exdiputado rochense Alem García, de 73 años, dice que aún no sabe si quiere una banca. “Lo voy a decidir en los próximos días. No sé si quiero encerrarme en el Parlamento a trabajar 10 o 12 horas”. García contó para esta nota que se jubiló de abogado para irse a vivir al campo, algo que postergó para apoyar a Sartori. Ahora evaluará si vuelve a su plan inicial.

Sartori, por su parte, no ha hecho cálculos de cuántos diputados y senadores puede aspirar a sacar, y menos que menos ha pensado en la distribución de los nombres en las listas. Le saca importancia. Además, advierte que no necesariamente estarán los dirigentes más conocidos en los primeros lugares. “Capaz tengamos alguna sorpresa. Gente que se acerque, distinta. Tenemos mucha gente con interés de participar. Y sobre todo ahora, después del éxito de esta elección, hay gente que se quiere venir de otros movimientos”, dice.

Un nuevo líder.

En estos días de declaraciones, Lacalle dejó algo en claro: Sartori no le inspira confianza como para incluirlo en un eventual gobierno liderado por él. El foco del candidato blanco hoy es tejer alianzas con otros partidos opositores. Sartori, de cara a octubre, ratifica que va a encabezar una lista al Senado aunque aún no sabe quiénes ocuparán los siguientes lugares (ver nota aparte). Ante las suspicacias, dice que va a asumir la banca pero que planea ser senador de una manera diferente. Ahora sí empieza a sonreír.

-Estos días ya se habla de la coalición opositora. ¿Vos quéres formar parte?

-Es que yo no estoy para andar negociando cargos. Estoy para trabajar en mi movimiento político y representar a la gente que nos vote con nuestras ideas. Yo no soy un profesional electoral. Entonces, lo que menos me interesan son esas negociaciones electorales. Yo estoy desde ayer trabajando en seguir creciendo y seguir presentando las ideas que tenemos y en avanzar a las próximas instancias.

-¿Qué es un profesional electoral?

-Alguien que está todo el día pensando en cómo va a organizar la estrategia para andar negociando cuotas de poder, y que depende de eso para vivir.

-Apuntaste al cargo número uno y ahora no lo vas a tener. ¿Cómo te parás?

-Yo voy a liderar esta corriente. No soy de los que precisa acomodarse en algún cargo porque si no, no puede llevar adelante el movimiento. Para mí (la prioridad) hoy es liderar la próxima instancia, que es la elección parlamentaria. Después será liderar las elecciones departamentales a la intendencia. Después, será seguir liderando el movimiento para tener el máximo de propuestas que lleguen al gobierno. Yo me veo como un líder de este movimiento político a muy largo plazo, y no necesariamente en qué cargo voy a ocupar o dónde me voy a acomodar. Esa es una libertad personal que yo tengo desde el primer día.

-¿Te ves como senador?

-Voy a encabezar la lista al Senado.

-Sí, ¿pero te ves en ese rol?

-No sé, te diré cuando lo haga. Vos podés ser un senador o un ministro en función de qué tipo de persona seas y de cómo te tomes el trabajo.

-Pero hay cosas que tendrás que hacer sí o sí: comisiones, votaciones en plenario, reuniones de bancada…

-No hay por qué estar limitado por esos aspectos formales. Yo tengo una visión política que es muy de terreno. El trabajo legislativo no puede ser estar ahí encerrado haciendo leyes.

-Pero ese trabajo lleva su tiempo.

-Relativamente poco. Yo creo que lo que demostramos en esta campaña es que tenemos una capacidad de trabajo que está bastante por encima de lo que se considera normal en la política.

-¿Sartori 2024?

-Para mí, este movimiento político tiene muchísima proyección para 2024. Ya estamos trabajando para llegar.

Juan Sartori. Foto: Darwin Borrelli

La reacción de Sartori sobre el escándalo del portal Ecos

Sobre el final de esta entrevista, que se desarrolló el jueves en las primeras horas de la tarde, a Noelia Franco le llegó un mensaje de un periodista de otro medio consultándole sobre un cambio de plantilla en el portal Ecos. En ese momento, Sartori ya estaba dando señales claras de que quería terminar el diálogo y caminaba por la sala como ansioso. Cuando Franco le reprodujo el mensaje, Sartori balbuceó algo e hizo un gesto como quitándole importancia a la consulta relativa a ese medio, que es suyo. En las horas siguientes se sabría, a través de El Observador, que Oscar Costa -mano derecha de Sartori en sus negocios- había echado a la editora, Magdalena Herrera, y le había transmitido que el medio pasaría a ser un órgano de propaganda de Sartori. La noticia provocó un primer desmentido de parte de su equipo, y un segundo comunicado responsabilizando a Costa por lo que se consideró un exceso. Lo cierto es que la situación en Ecos cambió y ahora trabajarán empleados de su campaña. Sartori, según Franco, se enteró del asunto durante la nota con El País.

Tarjeta Medicfarma que entrega el precandidato Juan Sartori. Foto: Darwin Borrelli

El “sartorismo” seguirá peleando por los 100 mil empleos y Medicfarma en el Parlamento

El “sartorismo”, según Sartori, podría definirse como “una corriente nueva que es moderna, pragmática, que tiene una visión del Uruguay integrado al mundo, a las nuevas tendencias y tecnologías; un movimiento cercano a la gente en sus preocupaciones, no ideologizado, y sobre todo con una manera de trabajar que logra resultados”.

Esa corriente pretende seguir insistiendo para que sus principales ideas -la tarjeta Medicfarma y los 100.000 puestos de trabajo- vean la luz. Primero apostarán a convencer a Pablo Da Silveira, el coordinador técnico de Lacalle, encargado de unificar los programas de los blancos. Pero las chances son más bien escasas. El candidato dijo esta semana que quiere propuestas “realizables”, y que las de Sartori le parecieron netamente “electorales”.

“Para mí es un gran error no escuchar a la gente, pero no estoy yo a cargo del programa. Yo creo que nuestro gran aporte al programa son esas grandes ideas, realizables, que corresponden a lo que el Uruguay quiere”, dice Sartori. Él entiende que su programa debería ser más tenido en cuenta que los de los otros precandidatos: “Porque cada programa fue respaldado por una cierta cantidad de gente. Es fácil evaluar qué programa tuvo más respaldo”.

Y si eso finalmente no sucede, la mira estará puesta en el Parlamento, donde Sartori seguirá insistiendo a través de su bancada. “Para mí lo más importante es seguir defendiendo esas ideas. Si están en el programa de gobierno, mejor. Si no lo están, las vamos a seguir defendiendo igual”, asegura.

La posibilidad de irse de Uruguay le provoca risa. Para él, este es “el país más lindo del mundo”. “Pensar que está atrasado, alejado, para mí no corresponde a la realidad. Es un país precioso para vivir. Me gustaría cambiarlo en algunos aspectos, y para eso estoy luchando”, concluye.

El mapa del sartorismo: votos por departamento

Montevideo: Sartori salió segundo con 24.288 votos. Se notó el peso de Alonso y Dastugue.

Canelones: En el feudo de Lacalle, obtuvo 12.982 votos.

San José: Un cruce de listas con dirigentes vinculados a Juan Chiruchi lo benefició. Sacó 2.718 votos, pero fue tercero.

Colonia: Hubo 3.306 votos a favor de Sartori. Aquí Lacalle lidera con margen.

Soriano: En alianza con el exintendente Gustavo Lapaz, Sartori recibió 4.399 votos.

Río Negro: Quedó tercero, con 2.029 votos.

Paysandú: Baja votación en el reinado de Larrañaga: 3.341.

Salto: Salió segundo: 3.618.

Artigas: Baja votación: 1.878.

Rivera: Fue de las mejores votaciones, de la mano de los hermanos Fernando y Raúl Araújo. Sacaron 4.614 votos.

Tacuarembó: Tercero con 3.080; aquí es fuerte Larrañaga.

Cerro Largo: Arrasó Antía por el peso de Botana; Sartori fue tercero con 4.072 votos.

Durazno: Buena votación. El dirigente destacado es el edil Juan Straneo. Tuvo 4.082 votos.

Treinta y Tres: Perdió con Lacalle y Larrañaga: 2.063 votos.

Flores: Fue sorpresa por lo que logró Ricardo Rodríguez. Salió segundo con 1.728.

Florida: Sartori conquistó el segundo lugar en este feudo lacallista. Sacó 3.312 votos.

Lavalleja: Obtuvo 2.474 votos. Aquí Sartori se apoya en Mario Rodríguez, María del Verdún Fernández y María Ugolini.

Rocha: A pesar de Alem García, solo 2.429 lo apoyaron.

Maldonado: En el feudo de Enrique Antía, Sartori salió tercero. Obtuvo 5.398 votos.

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