“No es batalla cultural, es una guerra espiritual”: las figuras de la nueva derecha en un megatemplo uruguayo

Se presentaron ante 2.000 personas en el templo de Beraca del "apóstol" Márquez. Hablaron del valor de la familia, de proteger a los niños de una ideología que busca “transexualizarlos” y de que la izquierda es el demonio pero también Lacalle Pou.

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Agustín Laje, Estaban Queimada, Nicolás Márquez, Elizabeth Torres, Emmanuel Danann, Javier Negre y el “apóstol” Jorge Márquez, entre otros, en el reciente Derecha Fest.
Agustín Laje, Estaban Queimada, Nicolás Márquez, Elizabeth Torres, Emmanuel Danann, Javier Negre y el “apóstol” Jorge Márquez, entre otros, en el reciente Derecha Fest.
Crédito: Instagram Viva La Derecha Fest.

Gastón González Napoli
El flyer del ¡Viva la Derecha! Fest —así con signos de exclamación— invita al auditorio “El Mega” —así entre comillas— en el kilómetro 21 de la ruta 8 para la noche del viernes 2 de mayo. ¿No lo conoce? No se preocupe.

Sucede que no es un auditorio.

Una vez que se pasa Zonamerica, se sale de la carretera y se adentra en los caminos de tierra de Villa García, siguiendo las indicaciones de hombres con chalecos de colores; una vez que se pasan las letras verdes sobre fondo blanco en la entrada del campamento Beraca, de la iglesia neopentecostal Misión Vida; una vez que se estaciona en un parking improvisado en un bosquecito, entonces un joven señala hacia dónde caminar: “Es en el megatemplo”.

Se presentan aquí algunas de las voces más conocidas de la región en lo que puede llamarse nueva derecha, derecha alternativa, derecha libertaria o también extrema derecha.

Son:

Javier Negre, empresario mediático español que el año pasado abordó al entonces candidato presidencial Yamandú Orsi afuera de un acto político en Pando y le hizo preguntas del tipo “por qué quiere importar el kirchnerismo a Uruguay”. Es propietario en España del medio digital EDA TV y copropietario de La Derecha Diario en América Latina.

Esteban Queimada, el único uruguayo, conductor del programa radial Bajo la Lupa, autodefinido patriota y “anarcocultural anti agenda woke 2030-2045”, quien hace editoriales con títulos como “Uruguayos lambetas”, “Uruzuela” o “La dictadura de los idiotas útiles”.

Emmanuel Danann, youtuber libertario que gusta de llamarse “provocador”. Suele debatir con fiereza y subir luego clips como “Danann destroza a panel de zurdos y feministas en debate por TV”.

Nicolás Márquez, escritor de libros como La máquina de matar: biografía definitiva del Che Guevara y más recientemente Milei: la revolución que no vieron venir. Su obra más conocida es El libro negro de la nueva izquierda: ideología de género o subversión cultural, en coautoría con…

Agustín Laje, conocido primero como polemista en clave similar a Danann pero devenido en intelectual, escritor de libros analíticos como La batalla cultural: reflexiones críticas para una nueva derecha, Generación idiota: una crítica al adolescentrismo, y Globalismo: ingeniería social y control total en el siglo XXI.

A esta grilla preanunciada se sumarán dos más: Elizabeth Torres, exdelegada de Puerto Rico ante el Congreso de Estados Unidos, quien se presenta en redes sociales como “promotora de la verdad y el sentido común”, con una cuenta de Instagram que un desprevenido puede confundir con la de una modelo. Y el dueño de casa: el “apóstol” Jorge Márquez, pastor evangélico, fundador de Misión Vida.

Batalla cultural o batalla espiritual

La noche será larga. La primera charla comienza sobre las siete y media de la tarde, la última finaliza cuatro horas más tarde, y el amplio aforo del Megatemplo, de 2.500 personas según los organizadores, permanecerá más de tres cuartas partes lleno. Luego se armarán filas extensas para que Laje y Nicolás Márquez firmen libros, hasta bien pasada la medianoche a pesar del frío. Y acá, en una zona casi rural, hace mucho frío.

No es un evento proselitista, aunque hay un stand del Partido Libertario del Uruguay juntando firmas para que lo habiliten en la Corte Electoral. Aunque se menciona el lanzamiento de otro partido nuevo: Plataforma por la Libertad, impulsado por Federico Leicht. Y aunque esté en la audiencia el diputado nacionalista Álvaro Dastugue, quien vive en el campamento de Beraca y es el yerno del apóstol Márquez.

No es un evento sobre derecha económica ni sobre filosofía liberal (aunque hay merch libertario: remeras con estampados de “Libertad individual” y “Más individuo menos Estado”, o un gorro con un león y la leyenda “Propiedad privada”).

Megatemplo de Beraca
Megatemplo de Beraca.
Foto: Instagram Viva la Derecha Fest.

El público tampoco es la imagen estereotípica que se formó a partir del mileísmo en Argentina: hay varones jóvenes trajeados, pero el promedio de edad es más bien mediano. El nivel socioeconómico ronda el medio, medio bajo. Y hay un montón de mujeres.

Se oirá aquí hablar mucho del valor de la familia, de creer en Dios, de proteger a los niños de una ideología que busca “transexualizarlos”, de que la izquierda es el demonio. Habrá gritos contra el expresidente Luis Lacalle Pou. Terminará con una presentación densa sobre globalismo, el Megatemplo (un galpón de techos altos, con potentes focos de luz y sillas prolijas de tapizado rojo y marco dorado) convertido en un salón de clase.

Este es un evento de la últimamente tan mentada batalla cultural.

Aquí le llaman batalla espiritual.

Derecha Fest en el megatempleo de Beraca
Derecha Fest en el megatempleo de Beraca
Foto: Gastón González Napoli.

El Megatemplo tiene un comedor con cafetería y una librería cerrada a esta hora pero con su vidriera iluminada.

Algunos títulos:

Toda la Biblia en un año para universitarios.

El impostor que vive en mí: descubre la libertad de ser aceptado y amado.

Cómo salir de la crisis económica (“¿Desea un cambio en su realidad financiera? Dios anhela que esto sea realidad, pero para ello deberá abandonar los pensamientos erróneos y deshacerse de mitos que lo mantienen en pobreza y escasez”, se plantea).

Atraídos por el mismo sexo, ¡hay esperanza! Instrucción bíblica para amigos, familiares y aquellos que luchan con la homosexualidad.

EL LUGAR

Del Radisson al megatempleo de Beraca, cerca de la ruta 8

El “¡Viva la Derecha! Fest” primero se anunció en el ballroom del hotel Radisson, en plaza Independencia. Pero luego pasaron para Beraca porque esa locación se cayó.

En redes primero y en el megatemplo después, organizadores y expositores repitieron que hubo un intento de censura, presiones del gobierno para dejarlos sin lugar. Agradecieron a Misión Vida por prestarles la sede y por la gestión al exvicepresidente del Partido Libertario, Sergio Grossztein, un hombre calvo con los lentes de sol en la frente todavía a las 11 de la noche. Pero desde el Radisson aclaran a El País que el hotel trabaja con un productor externo que había pedido la fecha del viernes 2 de mayo y que olvidó señarla, por lo que la sala se vendió finalmente para otra cosa ese día. “Es obviamente falso” que hubo presiones del gobierno, dicen de la gerencia del Radisson a El País.

La decadencia cultural

Negre es el primero en hablar. De saco, sin corbata, hace una gran venta de sus medios y de cómo se puede hacer ruido con poco presupuesto.

Cuenta que lo echaron del diario El Mundo por sus opiniones. Que se reinventó solamente con una laptop, con libertad y con la ayuda de Dios, y que ahora sus medios valen millones de dólares. Se compara con Steve Jobs (también lo echaron de su primer trabajo, dice) y con Jesús (“hablan tan mal de mí, como antes hacían con Jesucristo”).

Dice que en aquel episodio con Orsi solo hizo las preguntas que debe hacer un periodista pero que la mayoría de ellos son corruptos. Está obsesionado con la viralidad y el impacto en redes sociales. Y lanza un primer palo al Partido Nacional: afirma que por ser demasiado blando le regaló el gobierno “al socialcomunismo”.

Segundo en la lista de oradores va Esteban Queimada. Vestido de pantalón y buzo negro, hace algo parecido a un stand up. Es un tipo carismático, maneja hábilmente a una audiencia que lo acompaña, imita a José Mujica, putea, también se burla un poco de Negre. Cuando engrana se asemeja a un predicador; tanto que los fieles responden con algún “¡eso!” a sus consignas, a lo iglesia yanqui.

Pero Queimada se pone serio cuando habla de los niños: dice que la “cultura woke” los destroza (“le están haciendo a las chicas cortarse los senos, a los chicos cortarse el pene”). Que a los jóvenes se los engaña haciéndoles creer que pueden ser cualquier cosa y que basta con desearlo. Que le da vergüenza vivir en un país sin partidos conservadores. Que la cultura uruguaya es ingrata y cobarde: lo ejemplifica con el festejo por el cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica 2010; que no importa salir primero, que se festeja igual. Que a él lo denunció una vedette de candombe por criticarla en la radio (Yessy López, porque en su programa la calificó de “negra excandombera” e “ignorante de mierda”), pero que no considera que el candombe sea representativo de la cultura uruguaya: “No sé desde cuándo somos africanos y todos tocamos el tambor”.

Queimada bromea con candidatearse a presidente, afirma que en el país no hay una batalla cultural sino una “guerra espiritual”, para terminar quejándose de quienes llevan las banderas LGBT y de Palestina a todos lados cuando la que importa “es esta”: saca una bandera uruguaya y varias personas del público se paran a aplaudir.

Si Queimada hace un stand up político, el apóstol Márquez (un hombre que más que fieles tiene fans, al decir de un especialista uruguayo en religión consultado para esta nota) hace más bien una ceremonia evangélica: habla de demonios, de que la decadencia cultural hace posible hasta un matrimonio “de una mujer con un avión”, de que los valores occidentales “yacen inertes, débiles” salvo que se entienda que los derechos humanos fundamentales hunden sus raíces en Dios.

Márquez termina con una oración. Alza una mano para llamar a bendecir esta congregación formada hoy en el Megatemplo, y otras manos se levantan entre la gente para acompañarlo.

Satanás: la izquierda y el centro

El trío del final es el de las estrellas argentinas: Emmanuel Danann, Nicolás Márquez y por último Agustín Laje.

Danann, estética rockera tipo años ‘50 (campera de cuero, lentes de sol), compara a los presentes con un David enfrentado con el Goliat del sistema: “El triunfo es inevitable”. Sobre el final también se comparará con Jesús y con Sócrates, además de citar a Martin Luther King.

Incluso habiendo tenido al apóstol Márquez como antecesor, es en la charla de Danann donde el evento vira más hacia lo religioso. “Voy a decir algo que podría terminar con mi carrera”, adelanta al arranque: “Dios los bendiga a todos ustedes”. Y termina su charla, luego del obligatorio “viva la libertad”, con un más sorprendente y estremecedor “viva Cristo Rey”.

Intercalado con un par de clips —en uno le pregunta a debatientes en un programa de televisión “qué es una mujer” sin que le puedan responder—, Danann lee de un prospecto los problemas que traen los tratamientos de cambio de género, critica lo body positive por considerar que “se protege a los obesos” aun cuando es un riesgo para su salud, le dice “Satanás” a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lanza epítetos como “zurdos repugnantes” o “ser de izquierda es como una posesión demoníaca”. Celebra que la Justicia lo condenó por discriminación, que para él es “una medalla”.

“Van a pervertir a los niñitos para hacer negocio”, dice. Es el hilo conductor de la noche. Dannan trae como ejemplo a un hombre de 50 años en Canadá que se autopercibe una niña de seis años y va a la escuela con pequeños de esa edad. Esa noticia ya ha sido desmentida, pero cuando Danann pregunta a la gente si estaría dispuesta a permitir que hombres grandes que se autoperciben como niñitas se puedan meter en vestuarios, el público corea: “¡No!”. La indignación se palpa.

Asistentes al Derecha Fest con sus libros
Asistentes al Derecha Fest con sus libros recién comprados.
Crédito: Instagram Derecha Fest.

Nicolás Márquez, con un abrigo negro de cuello alto que le da un aire vampiresco, es el más enojado de todos, y quien más apunta contra Lacalle Pou. Levanta vítores.

Son los falsos opositores los culpables de que gobierne la endemoniada ideología izquierdista. La izquierda es Satanás pero el centro político es más peligroso porque es lo mismo pero travestido de normalidad. Así habla Márquez.

Para esta altura la noche se ha vuelto helada y los discursos reiterativos. Nada que diga Márquez va a shockear, aunque se puede destacar:

—Que no tienen adversarios sino enemigos, y que con el enemigo no se dialoga sino que se lo pulveriza.

—“Cambiaron las bombas de los 70 por la inclusión y la empatía, palabras que esconden propósitos innobles”.

—Pide que en el cónclave, en ese momento aún por realizarse, se vote “un papa católico” y no a alguien como Francisco, a quien califica de “enemigo de la cristiandad”.

—Que hay que involucrarse en política, porque si no vienen “los políticos profesionales”. Van por el fruto de tu trabajo. Van por tus hijos.

La presentadora del evento introduce luego al último orador, comparando la experiencia de verlo en vivo con quienes cuentan que vieron a los Beatles o a Queen.

Agustín Laje viste traje sin corbata y cuando sale de detrás de las pantallas el público, algo quieto en la charla de Márquez, se para a aplaudir. La cantidad de celulares filmando no dista mucho de la de un concierto.

Finalmente alguien va más allá del chiste sobre identidad de género y del miedo a la transexualidad de los niños. Con diapositivas similares a las de un docente universitario, Laje —serio, metódico, con una pronunciación marcada de las “s” tipo español neutro— se centra en uno de los enemigos que percibe en el siglo XXI: el globalismo.

No en la globalización, que él ve como un término básicamente económico, sino en el surgimiento de organismos supranacionales que le van comiendo capacidades a los Estados, que hasta buscan tener jurisprudencia por sobre leyes locales, y todo esto sin un pueblo al que rendirle cuentas. Según Laje, el globalista considera que el mundo va hacia una unidad política global porque los problemas de la humanidad son globales. Y que para caminar ese camino se alía con otras dos malas palabras: el progresismo y el wokismo.

Laje sí es un teórico libertario, y eso lo diferencia del resto. Hay toques religiosos —una mención del Apocalipsis, o de la importancia social de las iglesias— pero su análisis sociopolítico es más profundo.

No solo están los organismos supraestatales, dice, sino también las ONG internacionales, que enmascaran un poder económico que busca “caer más simpático” (una voz femenina grita: “¡Open Society!”. George Soros, el inversor multimillonario detrás de esa ONG que impulsa causas progresistas, es uno de los villanos del globalismo. Otro al que Laje apuntará luego es al Foro Económico Mundial de Davos, como un gran titiritero).

¿Por qué se desconfía tanto de la “Agenda 2030”, o sea los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU? ¿No son metas compartibles? Porque, dice Laje, son objetivos maximalistas, que ponen la vara demasiado alta, con los que se busca doblegar a los países que no los cumplen. Y porque las organizaciones que establecen esas metas no pagan costos: los pagan los pueblos.

Pintado todo este panorama, ¿cómo se enfrenta al sistema de organismos supranacionales? ¿Con qué honda se enfrenta a este Goliat que no conoce fronteras? Laje afirma que la respuesta está en la familia y en las iglesias, dos instituciones que tienen que permitir el reingreso de la política. “Hablen de política a sus hijos”, dice, porque la educación del Estado te educa solo para ser un buen siervo.

Y lo fundamental: la respuesta está en votar políticos afines. En poner “nuestra gente en el gobierno”. Dice que los países no tienen por qué seguirles la música a los globalistas, que cuando gobierna un patriota no hay subordinación. Menciona a Donald Trump, que sacó a Estados Unidos de la OMS, y a Javier Milei en Argentina, que fue a Davos a criticar a los locatarios.

La familia resiste. La Iglesia resiste. Pero los políticos son los que pueden contraatacar.

Laje cierra con un llamado a que en Uruguay se levanten nuevos liderazgos. Una nueva derecha.

El final en el megatemplo de Beraca

La cola para comprar libros al cierre es larga y desordenada, el objetivo —y el apuro— de varios es comprar para que los autores se lo firmen. Aparte de todos los de Laje y algunos de Nicolás Márquez, venden otros como Pueblos imaginarios: el libro negro del indigenismo. Un hombre llega corriendo a buscar uno de Márquez porque su fila es más corta que la de Laje. A otro la vendedora, que es parte de Misión Vida, le dice que se parece a un pastor de la iglesia. El hombre no solo conoce sino que admira a ese pastor. “Ojalá pueda un día tener un ministerio como el suyo”, dice con una sonrisa.

Libros en el Derecha Fest
Libros en el Derecha Fest.

La vendedora está contenta de que ¡Viva la Derecha! Fest se haya trasladado a Beraca.

“No sé si sos creyente”, dice mientras cobra, “pero nosotros creemos que hasta que no conocés la palabra vivís en la mentira”.

Y eso es lo que quiere, afirma, este gobierno de izquierda.

La humedad es insoportable a la salida. La ruta 8, tan cubierta de niebla que casi no se puede andar.

"PATRIA AL HOMBRO"

Queimada se lanza a la política

En su segmento del evento, el comunicador Esteban Queimada declaró que se tiraría a presidente y luego se rio porque, dijo, “no le haría eso al país”.

Sin embargo, en su editorial del programa Bajo la Lupa del lunes pasado, Queimada anunció que se pasará a la actividad política con la Plataforma por la Libertad que impulsan el también periodista Federico Leicht, el abogado libertario Fernando Doti Tori, y la comunicadora Stephanie Magliano, exdirigente del Partido Nacional. En ese editorial, titulado “Patria al hombro”, Queimada calificó al sistema político como “un nido de víboras de mierda”, pero dijo que desde el patriotismo y el sentido común considera necesario meterse. “La posición correcta es el patriota, el hombre y la mujer de bien, que no se pelean con su naturaleza, que quieren a su tierra, que quieren a su gente, que están podridos de vivir encerrados, enrejados”, dijo y agregó: “Es necesario en este país que se empiece a gestar ya”.

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