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Misterio: salió a comprar cigarros, lo detuvo la Policía y terminó en coma en el CTI del Casmu, ¿qué le pasó?

Guillermo Tournaben salió de su casa a buscar cigarros, fue detenido a una cuadra y terminó denunciado y en coma. La historia de un caso misterioso al que le faltan muchas piezas clave por aclarar.

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Fotografía de Guillermo Tournaben en el lugar donde fue detenido.
Fotografía de Guillermo Tournaben en el lugar donde fue detenido.
Foto: Estefanía Leal.

Por Mariángel Solomita

La tarde del 28 de enero, Guillermo Tournaben se reencontró con un amigo de la infancia; le dijo que andaba mal, le habló de sus preocupaciones y le contó sus planes a futuro para salir adelante, sin imaginarse que unas horas más tarde sería el protagonista de una confusa intervención policial que dejaría su vida en un limbo.

Era un sábado caluroso, de nubes pesadas como trapos mojados. Su amigo había sido insistente, sabía que estaba pasando por un mal momento desde que la fábrica donde trabajaba elaborando pastas había cerrado y lo quería ayudar. Tournaben no tenía dinero, pero se las arregló para llegar desde Piedras Blancas hasta Euskal Erria. Uno suele ser un poco más feliz cuando vuelve al barrio donde fue niño y en el micromundo de este gran complejo de viviendas él había sido el ejemplo a seguir para su grupo de amigos. Lo habían visto ayudar a la madre a criar a sus dos hermanas y cómo a fuerza de trabajo se había convertido en el primero en independizarse. “Nosotros crecimos admirándolo”, dice Rodrigo Bruni, el último amigo que estuvo con él.

Fueron a un supermercado. A regañadientes aceptó un pequeño surtido; un empujón hasta que se concretara un puesto en una obra de construcción que le tenían prometido y que le permitiría ahorrar para concretar su plan de emigrar a España. Ya había sacado el pasaporte. “Lo vi preocupado pero como siempre, porque él estaba acostumbrado a no achicarle a nada”, dice Bruni.

La conversación se prolongó y se hizo la noche.
A eso de las diez, Tournaben regresó a la casa en la que vivía con su madre. Se había mudado unos días atrás, después de haberse distanciado de la que era su pareja. Pasada la medianoche, le avisó que salía a comprar cigarros. Caminó una cuadra. Y no volvió más.

Algo le pasó a tu hermano.
Algo le pasó a tu hermano.
Algo le pasó a tu hermano.

Carolina Varsi la escuchaba a su madre preocupada, la veía llamando a los amigos del hermano para saber si estaba con alguno de ellos, pero le quitaba importancia. “Yo le decía, ‘mamá dejalo en paz, tiene 46 años, ¿qué vas a estar atrás de él?’. Y dicho y hecho, le había pasado algo al pobre”.

Guillermo Tournaben.
Guillermo Tournaben.

Cinco días después de aquella noche, una asistente social ubicó a la mamá de Tournaben. La llamaba desde el Casmu para avisarle que su hijo estaba desde la madrugada del domingo 29 de enero en el CTI, en estado grave. ¿Pero cómo había llegado hasta ahí si nadie en la familia era socio de esa mutualista? “Pensé que le habrían robado y no tenían cómo localizarnos, pero pasamos a verlo y la doctora que nos atendió tampoco sabía mucho de lo que le había pasado y nos dijo ‘esto es muy raro, investiguen porque él llegó en estas condiciones’”. Estas condiciones: en coma; con traumatismo de cráneo y fractura de maxilar con hundimiento, dice Carolina.

¿Las heridas eran compatibles con un accidente de tránsito?, preguntó la familia. La médica les respondió que no. Carolina fue a la comisaría más próxima a presentar la denuncia y entonces empezó la odisea. “No me la quisieron tomar, ‘¿qué querés denunciar si él es el indagado y está dado de libertad?’, me dijeron. Y ahí quedé helada, no entendía nada. Les dije, ‘pero mi hermano no está en libertad, mi hermano está muriéndose en el CTI’. Además no entendía, ¿denunciado por qué? Él nunca tuvo antecedentes. Y en teoría estaba denunciado por un atentado violento al pudor”.

Le sugirieron que fuera hasta la seccional 17, porque allí había sido presentada la denuncia por el delito sexual en la madrugada del 29 de enero. “Ahí tampoco me tomaron la denuncia y me volvieron a decir lo mismo: que él estaba en libertad, que había sido detenido en la vía pública en estado de intoxicación y que en ningún lado figuraba que él estaba en un CTI, pero además me dijeron que la denuncia se la hizo un policía”.

La denuncia se la hizo un policía.

A partir de ese momento, la familia de Tournaben empezó a armar un rompecabezas al que todavía le faltan piezas clave para entender cómo es que salió a comprar cigarros y terminó “en estado vegetativo” en un hospital. Y ya veremos cómo cada vez que avanzan, la imagen se vuelve más borrosa.

Tres denuncias.

Marcos Pacheco es uno de esos abogados penalistas que habitualmente son entrevistados en los segmentos policiales de los informativos. Es el defensor del hombre que recientemente se accidentó en la ruta Interbalnearia y de cuyo auto volaron cientos de miles de pesos —que después resultaron ser del narco—; defiende a la familia del mítico delincuente Marcelo “El Pelado” Roldán, al que su compañero de celda asesinó y descuartizó. Y entre otras 150 causas más, patrocina a la familia de Tournaben. Ha escuchado todo tipo de historias y sin embargo cuando se refiere a este caso, lo primero que dice es:

—Mirá que este es un misterio.

Hace más de un mes, Pacheco presentó dos denuncias para que se investigue la apariencia delictiva de un hecho de presunto abuso de autoridad y lesiones gravísimas: una en Asuntos Internos del Ministerio del Interior, la otra en la Fiscalía. Y además intenta dilucidar qué hay detrás de la denuncia por el delito sexual que presentaron los policías que detuvieron a Tournaben.

Marcos Pacheco
Marcos Pacheco.
Foto: Leo Mainé.

En total son tres las denuncias enramadas entre sí que deberían aclarar qué fue lo que pasó esa madrugada. Pero según el abogado ninguna investigación está avanzando como debería. Asuntos Internos no se ha comunicado con él. La fiscalía de Flagrancia de 16° turno lleva dos semanas sin responderle las llamadas ni los mails para confirmarle si les tomarán declaración en calidad de reservados a dos nuevos testigos que aportó la defensa y si finalmente podrán acceder a la historia clínica completa de Tournaben. Y todavía no tiene ninguna información sobre la denuncia asignada a la fiscalía de 5° turno de delitos sexuales.

“Si vamos a lo correcto, la fiscalía ya tendría que haber dispuesto que un médico del Instituto Técnico Forense fuera a evaluarlo al sanatorio para que vea qué tipo de lesiones tiene, porque los vecinos le dijeron a la familia que vieron a la Policía pegándole con un palo y que él pedía ayuda, pero no hemos podido ver imágenes que lo muestren”, dice.

Las cámaras del lugar de los hechos son de la Intendencia de Montevideo, pero borran el material cada cinco días y cuando finalmente la familia se enteró de su estado y el abogado presentó las denuncias ya había transcurrido ese lapso de tiempo. Algunos de los vecinos, por otro lado, sí tienen cámaras pero apuntando hacia el interior de las casas o de los comercios. El testimonio más objetivo de los hechos que cambiaron el destino de Tournaben permanece en un punto ciego.

La fiscalía de flagrancia informa a través de un mail “que el caso continúa en pleno estado de investigación”; la de delitos sexuales, en cambio, no contestó la consulta. Según supo El País, ya se les tomó declaración al menos a dos de los funcionarios policiales que intervinieron en la detención y fue aportado el contenido de al menos dos cámaras go pro, una registró parte de lo sucedido dentro del patrullero y otra la portaba una agente en su chaleco.

Fiscalía.
Fiscalía.
Foto: Estefanía Leal.

Sin embargo, según comprobó El País, las imágenes rotuladas como “delito de atentado violento al pudor y desacato” enfocan la mayor parte del tiempo un ángulo demasiado bajo o demasiado alto respecto a Tournaben, y en las contadas ocasiones en que se lo ve está o ingresando por sus propios medios al Centro de Constataciones Médicas —donde la Policía conduce a los detenidos para una revisión de posibles lesiones— o entrando al patrullero, con un tapabocas en el rostro y un golpe en el ojo izquierdo.

Asuntos Internos, por su parte, asegura que “la investigación está tratando de determinar en qué momento la persona tiene esa situación de politraumatismos”. Se buscan testigos en el barrio y se analizan las cámaras de videovigilancia de la zona. De acuerdo a lo que se averiguó para este informe, también se les tomó declaración a parte del personal de salud que atendió a Tournaben: porque ese es otro capítulo de esta gran incógnita.

Mientras tanto, la dirección técnica del Casmu informa que, tras casi dos meses en el CTI, Tournaben recibió el alta a piso, “con un agravio neurológico irreversible”. Unos días atrás, Bruni, el amigo con el que Tournaben planificó un futuro mejor, presenció el cuidado con que una médica le explicaba a la madre que su hijo no volvería a ser la persona independiente que era.

El abogado Pacheco cuenta que una enfermera le avisó a la familia que cada día hay un hombre que llama identificándose como un oficial de la Policía para preguntar el estado del paciente.

—Les prohibí que le dieran ningún tipo de información hasta que no sepamos de quién se trata —dice.

La última noche.

Por el momento, a esta historia le faltan imágenes. Y esta historia sin imágenes es una colección de relatos orales que se contradicen entre sí a tal punto que recientemente la Institución Nacional de Derechos Humanos se plegó a la denuncia y empezó su propia investigación.

De todas las versiones recopiladas para este informe, la única certeza es que sobre las 00.30 del domingo 29 de enero, a Guillermo Tournaben lo vieron caminar en probable estado de ebriedad por la calle Capitán Tula, entre Jorge Pacheco y la avenida José Belloni. Otra coincidencia que surge de los testimonios, es que al menos habría un testigo que presenció la llegada del primer patrullero, la del segundo, la detención de Tournaben y su partida detenido.

La institución de derechos humanos investiga el caso

El caso de Guillermo Tournaben fue comunicado por la prensa desde el 11 de febrero, pero no tuvo hasta el momento una cobertura masiva. El hecho se inscribe en un período de tiempo en el que se denunciaron otros casos de supuesto abuso de autoridad por parte de la Policía: murió un joven en Juan Lacaze tras un enfrentamiento con la Policía, y otros agentes le dispararon a un joven en el Cerro de Montevideo, al poco rato de salir de su casa en moto, falleciendo por las heridas recibidas. En este contexto, unos días atrás, el consejo directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos conoció el caso de Tournaben por la prensa y decidió iniciar una investigación de oficio, que ya se encuentra encaminada. “Nosotros vemos una dimensión distinta a la que pueden ver los organismos. Por lo pronto, Fiscalía investiga el aspecto penal de la situación y nosotros específicamente la relevancia en cuanto a derechos humanos”, explica Gianni di Palma. La ley les da potestad para interrogar a todos los involucrados. Luego se emite una resolución y en base a la misma recomendaciones para los organismos, puntuales sobre el caso y generales sobre los procedimientos y garantías de los mismos.

El lugar de los hechos es así: una cuadra tranquila, de prolijas casas residenciales y dos o tres comercios pequeños. De todos los vecinos consultados, solamente una mujer dijo conocer el caso. El resto lo negó. Esa vecina es María Julia Carlos, dueña del kiosco “El buen sabor”. La comerciante duerme a 40 metros del punto clave donde ocurrió el conflicto, pero asegura que aquella madrugada no vio ni escuchó nada. Tiene un sueño profundo, dice. En cambio, el principal testigo habría sido su vecino contiguo, quien se acaba de mudar y al que fue imposible ubicar para este informe.

La mujer asegura que él le narró que aquella madrugada de intenso calor, salió a tirar la basura al contenedor que está ubicado a mitad de cuadra y se cruzó a un hombre que caminaba “como mareado”. Unos minutos después, habría circulado un patrullero y el hombre insultó a los policías. Los agentes se bajaron del vehículo y se dirigieron a Tournaben. El vecino se habría acercado a uno de los agentes y le habría dicho: “No le pegués, ¿no ves cómo está?”. No habría visto que lo golpearan, pero sí presenció cómo el hombre, tambaleándose, cayó sobre la acera y en el forcejeo, entre que lo levantaron y le pusieron las esposas, se le cayó el pantalón. “No se bajó los pantalones para mostrar los genitales: se le cayeron solos”, insiste la vecina. Después el hombre siguió insultándolos, llegó otro móvil, lo subieron al patrullero y se lo habrían llevado, hasta donde habían entendido, a la policlínica de Capitán Tula: a una cuadra de distancia.

La dueña del negocio cuenta que la Policía ya fue varias veces a hablar con ella y que regresa en busca de otro testigo, un joven que habría llegado en auto con sus amigos justamente en medio del suceso, pero que no suele estar en casa.

Ahora bien, ¿por qué llegó el patrullero? La narración del vecino se basa en que fue una coincidencia, pero desde Asuntos Internos dicen que el patrullero llegó hasta allí “porque se recibió una llamada de persona caída en la vía pública”. “La persona estaba desnuda”, lo que según esta fuente generó la denuncia policial contra Tournaben por un delito de atentando violento al pudor. En todo caso, ¿es parte del protocolo activar una denuncia penal cuando se encuentra a una persona, intoxicada, desnuda en la vía pública? “Si la Policía quiere elevar una ampliación de la situación, se hace”, responde la fuente del ministerio.

Esta versión dista de la declaración que dio a Asuntos Internos una de las agentes que prestó servicio esa noche. Según el documento al que accedió El País, la funcionaria dice que estando el patrullero de recorrida, “una vecina se apersona y manifiesta que había un señor tirado en el pavimento en Capitán Tula y Belloni”; la misma se negó a aportar sus datos. Al llegar, vieron que otro vecino lo estaba auxiliando y les dijo que lo llevaría hasta la parada de ómnibus. “Era visible el estado de ebriedad”, confirma en la declaración. Los agentes habrían dialogado con Tournaben para trasladarlo a la policlínica a una cuadra de distancia, “pero no quería”.

Operativo policial.
Operativo policial.
Foto: Estefanía Leal.

Entonces llegó un segundo móvil. “El masculino seguía desacatado y se baja los pantalones y en ese momento el oficial da la orden de que sea detenido y llevado a asistir”. Ante la pregunta de si Tournaben tenía alguna lesión visible, la agente responde que no recuerda, “antes de su detención él mismo se tiró contra un auto que estaba estacionado, luego se cayó al piso de boca porque no tenía condiciones para estar de pie”. Advierte que la escena fue presenciada por el testigo que lo estaba auxiliando.

Por su parte, en otra declaración, el oficial a cargo que llegó en el móvil de apoyo, dice que asistió al escuchar por radio que sus compañeros solicitaban “un móvil de emergencia médica para masculino mayor el cual se encontraba tendido en vía pública posiblemente bajo los efectos de alcohol o de estupefacientes”. Dada la cercanía con el centro de salud de Capitán Tula, se evalúo el traslado en el móvil policial “ya que el operador le manifiesta que no será posible hacer el traslado con la emergencia médica”.

El oficial apunta que no se lo había logrado identificar al hombre —a pesar de que Tournaben tenía los documentos consigo, dentro de un morral, según declaró la agente—. Asegura que estaba “totalmente alcoholizado” y que se había arrojado sobre la acera de la calle Capitán Tula no permitiendo el paso del móvil policial. Todo esto en presencia de un testigo, un hombre que habría sido quien llamó a la Policía.

De acuerdo a su relato, se le propuso ir a la policlínica pero Tournaben se negó, “tornándose bastante violento, se incorpora (ya que seguía acostado en la vía pública) y de la nada se baja los pantalones y les muestra las partes íntimas a los policías”. En ese momento, el oficial dispone la detención, colocándole medidas de seguridad. ¿Fue necesario el uso de fuerza física durante el procedimiento? “No”. ¿Notó algún tipo de lesión o el detenido aducía dolor? “Visiblemente no tenía ningún tipo de lesión”, dice.

Se decidió conducirlo al Centro de Constataciones Médicas, en el Prado, “ya que a primera vista no presenta ningún tipo de lesiones”.

Acá es cuando todo se oscurece.

De médico en médico.

Son pocas las fotos de Tournaben en sus redes sociales, pero en todas luce fornido y saludable. Tras verlo en la cama del CTI, su madre empezó a trazar el recorrido que le dijeron que esa noche tuvo por distintos centros de salud. Empezó por la policlínica de Capitán Tula, pero le dijeron que no tenían registro de haberlo atendido. Desde la Red de Atención de Primer Nivel (RAP) de ASSE, lo confirman.

Lo que ahora sí se sabe es que la Policía lo condujo primero al Centro de Constataciones Médicas ubicado en el Prado (CCM), que también depende de la RAP. De acuerdo a un documento al que accedió El País, allí lo atendió un médico que lo derivó a un centro de segundo nivel de atención para valorar un posible consumo de sustancias. En su declaración, la agente manifiesta que en el CCM “no lo asistieron por lo que es derivado hacia el hospital Saint Bois”. El otro oficial, en tanto, declara: “En el CCM, como se encontraba alcoholizado, la doctora lo deriva a medicina general de puerta de emergencia”. El País consultó a una fuente de la RAP si Tournaben llegó lesionado, pero se abstuvo de responder bajo el argumento de que la respuesta forma parte del secreto entre médico y paciente.

Al salir del CCM, Tournaben fue trasladado en el móvil policial hasta el hospital Saint Bois. “Una vez allí aguardamos unas tres horas y algo para que sea atendido y el detenido se mantuvo en la espera dentro del móvil, golpeándose”, dice la agente en su declaración. La agente se retira y quedan con él otros dos policías. Después ella volvió al Saint Bois. “Aviso que el detenido está siendo ingresado a la emergencia, caminando por sus medios, seguía alterado y desacatado, yo me quedé afuera esperando en el móvil y enseguida salen los agentes y nos comunican que había entrado en paro cardiorrespiratorio y debieron reanimarlo por unos 20 minutos, entrando en coma”.

Hospital Saint Bois.
Hospital Saint Bois.

Según se pudo reconstruir, al llegar Tournaben al Saint Bois “estaba cursando un cuadro de excitación de violencia física y verbal para con él y para los otros”, dice una fuente del hospital. Cuando el médico de guardia se acercó al patrullero para hacer una primera valoración, “ver si podía esperar o no”, “presenció sus insultos y gritos”.

La fuente no precisa cuánto tiempo Tournaben esperó dentro del patrullero y menciona que al parecer tenía un ojo golpeado. Al ingresar a la puerta de emergencia se lo asistió, dándole un calmante para bajar la excitación, “como se suele hacer ante estos cuadros”. Estaba esperando el efecto cuando entró en paro. Fue reanimado y luego derivado al Casmu, para su ingreso en CTI. Partió intubado. Las cámaras de videovigilancia del hospital registraron lo que pasó aquella noche, pero el contenido se elimina cada 15 días. Una vez más, la solicitud del material llegó demasiado tarde.

Al Casmu llegó en coma

En el hospital Saint Bois este caso generó un gran nerviosismo: nunca antes habían sido citados por Asuntos Internos, dice una fuente. Cuando Tournaben sufrió el paro, fue una sorpresa para los médicos. “Todavía no había dado tiempo de analizar alcohol en sangre, o si tenía alguna predisposición a todo esto, o capaz que le pasó alguna otra situación neurológica o cardíaca, porque son miles las causas de un paro, desde respiratorias a cardiovascular”, plantea un informante. Y agrega que, debido a su estado de excitación, tampoco se lo había podido interrogar bien. Tras una reanimación de 20 minutos, fue intubado y, en coma, derivado desde ASSE a la mutualista Casmu. En la historia médica parcial a la que accedió El País, se menciona lo siguiente al momento del ingreso: “Policonsumo, riña, excitación psicomotriz, fractura órbita izquierda, sedación, reanimación cardiovasular 20 minutos”. Desde la dirección técnica del Casmu confirman que el paciente ingresó con politraumatismos, “pero desconocemos los motivos y las circunstancias”, aclaran.

Tournaben ingresó al CTI del Casmu en coma, mediante una venta de servicios a ASSE. “Tenía politraumatismos”, informan desde la dirección técnica, “pero desconocemos los motivos y las circunstancias”. Llevaba sus documentos consigo, pero recién al quinto día las asistentes sociales localizaron a la familia. Unos días atrás salió del CTI. Y ahí está, “esperando volver a la internación en las dependencias de ASSE”, “con un agravio neurológico irreversible”.

Un mes antes de la noche fatal, el 31 de diciembre de 2022, Guillermo Tournaben compartió en Facebook una foto en la que escribió: “Amo a toda mi familia. Los amo”. Tres días antes, publicó una frase que dice: “El tiempo te va cambiando por fuera, las personas te van cambiando por dentro”. El 8 de diciembre, subió una imagen donde un niño conversa con un anciano con aspecto de sabio.

—Maestro, ¿cómo deberíamos tratar a los otros? —le pregunta el niño al sabio, y el anciano le responde:

—No existen los otros, todos somos uno. Lo que hacemos a los demás, lo hacemos a nosotros mismos.

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