Cada vez detectan más casos de clonación, la maniobra de moda: cómo evitar comprar un auto robado

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Operativo policial por intento de incendio de automovil con matricula argentina frente a la residencia presidencial de Suarez y Reyes, en el Prado en Montevideo, policia cintifica, ND 20200625, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

Tráfico de vehículos

Vehículos clonados se venden en redes sociales y compradores pueden terminar formalizados por receptación. Interpol da batalla e intendencias lanzan registro para identificar a todos los dueños.

Al principio parece un golpe de suerte. El vehículo se vende, usado, a un valor por debajo del mercado. Como la oferta está en el Marketplace de Facebook, no suele mediar una automotora. “El ahorro de esa comisión debe tener que ver con el buen precio”, piensa el futuro comprador. Y empieza a negociar.

En el chat, el vendedor lo incentiva. Le escribe: “Es una oportunidad”. Según el relato de distintas víctimas, por lo general la conversación continúa en WhatsApp. Entonces, el vendedor sugiere un punto de encuentro a mitad de camino: no da una dirección precisa. Y, por una excusa o por otra, acuerda la entrega en un horario casi nocturno. A las 18 horas, 20 o 22 horas, según indican los testimonios a los que accedió El País. Las dos partes se encuentran. El comprador revisa el coche rápidamente y con poca luz. Le paga, al contado, y se queda con el vehículo y la documentación; en algún caso incluso con el título de propiedad.

Listo. ¿Así de fácil era?

Después, cuando menos se lo imagine, en un control policial de rutina, o tras una alerta de las cámaras de tránsito, o en el marco de un operativo de investigación, o al regularizar la documentación en la intendencia, el flamante propietario recibe la noticia de que compró un auto robado: compró un problema.

La penalista Serrana Carbajal escuchó esta historia 18 veces en lo que va el año. Diecisiete de sus clientes terminaron formalizados por un delito de receptación. Es decir que, en el mejor de los casos, cumplen las medidas de la libertad a prueba: ir a firmar cada semana a la comisaría, realizar trabajo comunitario y no salir del país. Además, durante cinco años tendrán antecedentes.

“Es terrible porque el público que captan son personas de trabajo, que sacan préstamos en financieras o juntan los ahorros de sus familiares, y terminan así”, dice la abogada. Así es: perdiendo el vehículo (y el dinero) y formalizados por un delito. “Ven el brillo de la oportunidad, andan un mes en un coche sin saber que era robado y después se enteran de rebote”, agrega.

Aunque la cantidad de vehículos hurtados (motos y autos) se redujo de 50 por día en 2019 a 41 en 2020 y volvió a bajar a 35 por día el año pasado, el cruzamiento de información del aparato municipal y el estatal, la proliferación del uso de cámaras, el incremento de controles en el tránsito y el ruido que causaron un puñado de recientes operativos policiales por tráfico de vehículos, están generando una mayor detención de coches hurtados o de origen ilícito en circulación.

Por eso, cada vez son más los que reciben esta mala noticia. Algunos quedan “con la sangre en el ojo”. Uno de los clientes de Carbajal descarga la frustración buscando cada noche en Marketplace rastros de quien lo engañó. Lo habitual es que, tras concretar la venta, cierren el perfil y cambien de teléfono. Sin embargo, la perseverancia dio sus frutos y una madrugada lo halló: ahí estaba, la misma matrícula del auto que había comprado en otro auto igual, a la venta. A eso se le llama una clonación.

La fiscal de flagrancia Brenda Puppo necesita decirlo tres veces para dimensionar la magnitud de esta maniobra de moda. “Tenemos muchísimos, muchísimos, muchísimos casos de estos”, señala. “Es un delito complicado de formalizar porque tenés siempre la defensa de la persona que hizo la compra. La mayoría de las veces dicen que no tenían idea de que el vehículo era hurtado”.

denunció por estafa

Compró una camioneta, le avisaron que era robada y perdió 25.000 dólares

Fue durante el confuso 2020. En una red social, la publicación de una automotora ofrecía una camioneta. La fue a ver. “Estaba impecable”, cuenta la víctima de la estafa. Entregó su auto a cambio y pagó la diferencia. Hizo la documentación con un escribano e incluso pagó la patente de un año y también el seguro. “Nos dijo que era el auto que usaba la madre, por eso tenía poco kilometraje. Que era muy pesado para manejar y lo quería vender. Y le creímos”. Repasando la historia, lo único raro que recuerda es que en el momento de darle el auto le entregó una sola llave: la otra estaba en la casa de un familiar, argumentó quien dijo ser el anterior dueño. “Solo me faltaba ponerlo a nombre mío, cuando apenas unos meses atrás me llama la Policía y me dice que el auto está adulterado. Que lo iban a incautar”, cuenta. Resultó ser uno de los autos que ingresaron ilegalmente desde Brasil por Cerro Largo, en la operación “Mellizos”. La víctima perdió 25.000 dólares. El vendedor está preso. Presentó denuncia por estafa al vendedor y también contra la automotora.

De hecho, recientemente investigó la denuncia de un propietario de un auto Fiat que en su tarjeta de crédito recibió facturas del telepeaje ubicado en Solís. Resultó que existía otro auto idéntico: con el mismo número de matrícula, de motor y de chasis que el suyo. Algo similar llegó al despacho del fiscal Leonardo Morales. Esta vez, un hombre denunció que recibió varias multas en un departamento en el que no había circulado.

Esto no es tan raro. César García, director General de Asuntos Vehiculares y coordinador del Sistema Único de Cobro de Ingresos Vehiculares (Sucive), dice que “sorprendería saber la cantidad de autos con matrículas idénticas que captan a diario las cámaras en las rutas”. De hecho, hace 20 años no se actualiza la información para saber a quién le pertenece cada vehículo que circula en el país.

Están "quemando".

Marketplace o el reino de la permuta. En la categoría autos usados se leen publicaciones como esta: “Las dos chapas originales libreta y títulos nada a mi nombre! Vendo 150.000 pesos o permuto no me importa deuda. Tomo moto también. Veo todo!”, propone el vendedor de un Chevrolet Celta. Otro anuncio: “Chapa y libreta original no tengo apuro escucho ofertas o algún gol de los redondos”. También: “Vendo o permuto, el auto es subir y andar”.

¿Qué control hace Facebook de estos intercambios comerciales? “Cualquier persona que quiera comprar o vender artículos en Marketplace debe cumplir con las normas comunitarias y la política comercial de la plataforma. No permitimos contenido que infrinja nuestras políticas o leyes locales, incluidos vehículos robados. También animamos a nuestra comunidad a denunciar cualquier contenido que no debería estar en Facebook, para lo cual contamos con el botón de reportar publicación”, responde un portavoz de la plataforma.

Aún con esta advertencia, la gran mayoría de los casos que reciben los fiscales de flagrancia ocurren en el universo de Marketplace. En estas transacciones prácticamente no median automotoras ni escribanos. “Ahí se comercializan sobre todo los vehículos de menor valor”, dice el fiscal Fernando Romano. Y al menos con cinco años de antigüedad. La maniobra suele dejar dos víctimas: por un lado el propietario del vehículo hurtado —a quien se le reintegra tras la pericia, siempre que se lo identifique— y el comprador, que luego la fiscalía analizará qué tanta buena fe tuvo en su adquisición.

Para Rodrigo Morosoli, también fiscal de flagrancia, hace falta una política de prevención en este tipo de comercio. “Hay mucha permuta porque son autos que tenés que sacarte de arriba rápido, es lo que se dice que te están ‘quemando’”, explica en referencia a que quieren ingresarlos al mercado tras un ilícito. “La mayoría compra de buena fe y termina siendo la víctima de una estafa. Es vital que las personas empiecen a identificar que comprar un auto súper barato, que te lo entregan en la calle, de noche, alguien que nunca viste, son indicios de que estás entrando en un delito”, plantea.

Cita un caso que está a punto de formalizar. Una familia dueña de un taller mecánico se dedicaba a la clonación de autos. Su socio era el chofer de un guinche, que le avisaba cada vez que aparecía un vehículo siniestrado de determinada marca. Cuando la compañía aseguradora lo ponía a la venta, se adquiría el vehículo a bajo precio, junto a su documentación. Luego, colocaban su número de chasis y de motor en los del coche hurtado. Por último, solicitaban a la Intendencia de Maldonado el levantamiento de matrículas y libreta de propiedad. De esa manera “limpiaban” el vehículo ilícito y así lo lanzaban de vuelta a la calle.

motor de auto
En la clonación, se toma el número de chasis, motor y matrícula de un auto legal y se replica en uno hurtado.

“Allanamos casas y encontramos herramientas sofisticadas para la remarcación. No era cualquier arsenal. Era una operación con fineza”, describe. De esta manera, sí se pudo intuir que el comprador fue engañado y evitó ser formalizado por receptación.

¿Cuándo se incurre en este delito? “Hay que tener en cuenta que el delito se comete a título de dolo, es decir cuando la persona que lo adquiere y luego eventualmente lo revende tiene conocimiento fehaciente del origen ilícito del automóvil”, explica el penalista Eduardo Sasson.

Puppo, la fiscal que recibe muchísimos casos, explica que ha encontrado vehículos que han cambiado cinco veces de manos. O sea que uno lo compra por 15.000 pesos y lo vende por 20.000; lo adquiere otra persona que lo permuta y todo así: “Esos casos van directo a formalización y si ya tienen antecedentes, marchan presos”. El delito de receptación tiene una pena mínima de seis meses.

Las personas intentan demostrar que son compradores de buena fe presentando copia de las conversaciones con el vendedor y la documentación a la que accedieron. “Que también suele ser clonada”, advierte Puppo. Libreta, título: todo.

En 2021 tres escribanos fueron víctimas, según informan desde la Asociación de Escribanos del Uruguay. Usaron certificados que alguna vez redactaron y los clonaron cambiando la información de los autos. “Esos certificados falsos que circulaban en Colonia después aparecieron en Las Piedras, o sea que iban cambiando de zona para delinquir”, relata Gabriela González, secretaria del gremio.

Los ideólogos.

Entre fiscales se percibe que muchas veces son las “víctimas” las que pagan este delito y no “los ideólogos”. “Difícilmente se llega más lejos del primer receptador que recibe el bien hurtado”, reconoce Puppo.

Pero, aunque parecieran ser casos sin mucha visualización, el director de Interpol, Juan Rodríguez, explica que estos casos “sirven de insumo” para detectar al grupo delictivo que está detrás. En la industria del mercado negro automotriz suelen haberlos de todos los tamaños. Desde grupos pequeños a grandes, como en la operación “Rigel” que identificó a más de 20 personas implicadas. Robaban autos de alta gama en Brasil, los entraban por Cerro Largo, los clonaban y vendían apenas a 2.000 dólares.

A esta operación se le suma “Mellizos”, también en Cerro Largo, que dos semanas atrás logró 17 formalizaciones, incluyendo las de seis funcionarios municipales. Fue un punto de inflexión en la persecución de este viejo y mutante delito. “No es que el que roba hace toda la operativa”, dice el director de Interpol. En definitiva, en el tráfico de autos convergen distintas actividades y roles: según la maniobra.

Para atacar este delito, Rodríguez pidió un informe sobre las “lagunas” que rodean a este tipo de investigaciones. Se detectaron problemas de tipo locativos como dónde colocar los autos incautados (que un decreto reciente permite rematar en determinadas condiciones) y además vacíos normativos con respecto a países de la región. En Argentina, si uno desarma un auto lo debe registrar y acá no. También falta control sobre los talleres mecánicos informales, opina el policía.

Otro factor que entra a la casuística es la compra de autos siniestrados a las compañías aseguradoras, que tampoco está regulada según explica este experto. Por otro lado, se identificó un problema en la falta de inspección técnica obligatoria. O sea, que en el momento de empadronar un auto además del control administrativo se compare el número del motor y del chasis con los que figuran en la documentación, y si no se visualiza que hayan sido alterados, para asegurarse de cómo vuelve al mercado.

La realidad indica que muchísimos vehículos circulan sin título de propiedad. De hecho, los cero kilómetro no están obligados a hacer este trámite. Y, entre los usados, son muy pocas las intendencias que exigen la transferencia del vehículo con título de propiedad. “En esos casos tenés que ir al escribano, que saca el certificado de Sucive donde está toda la información del auto”, dice González, del gremio de escribanos.

Sin título, los autos entran en un saco roto. “Un círculo vicioso en el que muchas veces los coches terminan en cualquier lado”, ilustra García, el coordinador del Sucive. Por eso, una resolución de diciembre creó un registro de poseedores y de títulos de propiedad “con el objetivo de transparentar el sistema de registro de vehículos en las intendencias”. Explica: “Hoy está desregulado y cada una lo hace como quiere”. Habrá un software único y las transferencias se harán de manera unificada. “Hace 20 años que no se hacía una actualización de la información, ahora será obligatorio que quien tiene un auto lo declare ante las intendencias”.

Este lunes, todos los directores de tránsito se reunirán con autoridades y gremios, en el marco del Congreso de Intendentes, para discutir su implementación, que se prevé para mediados de año. ¿Será obligatorio el título de propiedad en todos los casos? García dice que todo apunta a que sí, lo que implicaría una nueva norma, ya que la ley actual no los obliga. “Cuando uno compra un auto nuevo, el coche sigue estando a nombre de quien lo importó porque no se exige el título. Uno tiene que preguntarse qué pasa si embargan a la empresa importadora: la queda el auto”, dice.

¿Y el costo? Ese será el gran eje de la discusión, cómo reducir los costos de las distintas tasas (que rondan los 10.000 pesos) e incluso los honorarios de los escribanos (que el año pasado eliminaron el pago mínimo de 12 unidades reajustables y se fija en el 2% del valor del vehículo). “Tenemos 50.000 autos nuevos por año. Vamos a tener que ajustar la burocracia para tener un sistema general. No puede ser con los costos actuales, porque está demostrado que la gente prefiere asumir el riesgo de no tener el título de un auto que pagar para tenerlo”, anuncia García.

aseguradoras

¿Cuándo se vende o se destruye un auto que está siniestrado?

Desde la compañía de seguros Sancor, Felipe Rodríguez explica que para estas empresas los robos y las clonaciones equivalen a un fraude. “Hay una industria”, dice en referencia a los cambios de modalidades que tiene este delito, de acuerdo a la demanda del mercado negro. “No estamos en el peor momento, se han desarticulado algunas bandas y eso tiene un efecto”, plantea. Sobre los autos siniestrados, ¿cuándo se declara como pérdida total? Si el auto es reparable, se vende como usado. Si no, se destruye y se le da la baja registral.

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