Auge de robos piraña: la Policía evalúa prohibir que vayan de a dos en motos para frenar este y otros delitos

El Ministerio del Interior está preocupado por la incidencia en general de las motos en rapiñas y homicidios. Así, evalúa una batería de medidas, entre las que está el aumento del control en las ventas.

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Operativo Policial
Operativo Policial en el Cerro.
Foto: Ignacio Sánchez.

No hay tiempo. Es todo de golpe. Coordinan por celular, se reparten la zona, se acercan en soledad, cada uno desde su punto. Se mueven sin hablar, en moto, con casco y guantes, fundamentales para no ser identificados. Se desplazan como si fueran parte de una coreografía ensayada una y otra vez. Eligen un par de esquinas a pocas cuadras del objetivo y ahí, sin señales visibles, avanzan rápido. Son decenas de varones jóvenes. Llegan al comercio, entran como locos, parecen un enjambre de abejas. Con cierta violencia, se mueven veloces y van directo a los que les interesa: rompen vitrinas y toman los perfumes importados, esos de diseñadores reconocidos como Carolina Herrera, Chanel, Yves Saint Laurent, Giorgio Armani o Lancôme. El episodio dura no mucho más de un minuto o dos. Así como llegaron, se van.

Los llamados robos piraña -realizados por estos grupos de hombres que llegan en motos y, en segundos, se llevan mercadería cara como perfumes y productos electrónicos- no son nuevos pero en los últimos meses se han producido cada vez con mayor frecuencia. En la última semana los videos de dos episodios se viralizaron en redes: el ocurrido en la farmacia de Tienda Inglesa, sobre Batlle y Ordóñez, y el asalto al local de Car One, en Canelones. En marzo había pasado lo mismo con una farmacia en Avenida Italia y Lorenzo Batlle, en el límite entre Tres Cruces y Parque Batlle y en el shopping Plaza Italia, en Avenida Italia y Colombes en Malvín, entre otros casos. En ese caso los locales atacados fueron Farmashop y Zona Tecno.

¿Pero quiénes son los que ejecutan estos robos? ¿Es un modelo importado desde Argentina? ¿Dónde colocan los perfumes, que pueden costar más de 9.000 pesos? Para algunos especialistas en seguridad, se trata de robos por encargo que ejecutan jóvenes de contexto vulnerable. Ellos ven en estos asaltos una forma de obtener dinero sin necesidad de recurrir a la violencia directa.

La Policía observa el fenómeno con preocupación y trabaja en varias medidas que apuntan a regular el mercado de las motos. Porque estos vehículos no son solo protagonistas en los robos piraña, también están involucrados en los homicidios y las rapiñas más violentas, y la cantidad crece año a año, según los datos oficiales.

La moto

El Ministerio del Interior estudia hacer modificaciones a las normativas para incrementar el control a la compra, venta y matriculación; la idea es que no cualquiera pueda comprar una moto y que, si lo hace, eso quede documentando. “La variable moto la tenemos que solucionar”, dice a El Pais el subdirector de la Policía Nacional Alfredo Clavijo.

Carlos Negro, ministro del Interior.
Ministro del Interior, Carlos Negro.
Foto: Estefanía Leal/El País

Y agrega que atacar estos delitos donde la moto es un elemento clave es una prioridad para el ministro Carlos Negro, él mismo lo hizo saber ante el Congreso de Intendentes. Pero además han estado en conversaciones con la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Clavijo dice que se necesita un gran diálogo nacional, porque el uso de la moto comenzó a “crecer y crecer” y es necesario “encontrarle una solución ahora”, antes de que sea incontrolable.

El aumento de la presencia de las motos en los delitos violentos es claro. En 2021 el 8,5% de los homicidios a nivel nacional tenía como factor común el uso de una moto. En 2024 ese porcentaje subió a 21,8%. “Si logramos regular mejor este medio de transporte y hacerlo menos funcional al delito, podríamos estar incidiendo en una baja significativa del número de homicidios. No es una relación lineal, pero hablamos de decenas de casos. Incluso, de unos 80 homicidios menos al año”, estima el jerarca.

La incidencia del vehículo también se ve en otro delito que preocupa: la rapiña. En 2022, el 34% de las rapiñas en todo el país involucraban una moto. Hoy ese porcentaje es de 40%. “Ahí estamos hablando de miles de casos, no de cientos como en los homicidios. Es una magnitud distinta pero igual de alarmante”, apunta Clavijo.

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Moto circula por Montevideo.
Foto: Estefanía Leal.

Ante esta situación las autoridades observan las medidas que ya han sido aplicadas en otros países de la región. Una de las más avanzadas es la prohibición de circular de a dos en moto: se estudia su aplicación. “Esto sería crucial, sobre todo en los robos piraña. Porque muchas veces uno conduce y otro comete el hurto. Si evitamos ese traslado en dúo, desarticulamos parte del plan delictivo”, explica Clavijo.

En Argentina el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, anunció hace pocos días que se comenzará a aplicar la “ley antimotochorros” aprobada en 2019, que tiene como objetivo combatir a los robos de delincuentes a bordo de motos y que habilita a los municipios de la provincia de Buenos Aires a fijar zonas y horarios en los que estará prohibida la circulación de dos personas en moto.

Medidas similares se están aplicando en Colombia, Perú, Ecuador y Honduras, según información que maneja el Ministerio del Interior.

Volvemos a Uruguay. Hay un aspecto que puede ser más burocrático pero es vital: la forma en que se compra y registra una moto. Hoy casi cualquiera puede acceder a una por cerca de mil dólares y se considera fácil de manejar. El subdirector de la Policía lo explica así: “Hoy se compra una moto como si fuera un electrodoméstico, incluso hay lugares que venden de los dos. Hay que buscar un sistema como el de los autos, que salga empadronado desde la concesionaria o ver de algún otro modo, que pueda relacionar de forma directa la moto con la persona que la usa”.

Para Clavijo, lo que pasa con las motos muestra un problema estructural. “Siempre pensamos que la criminalidad es completamente clandestina, que opera en la oscuridad. Pero desde siempre, y con los fraudes digitales lo vemos claro hoy, es la legalidad la que termina facilitando la ilegalidad”, dice. Y pone un ejemplo: comprar una moto en una feria no es un delito. Pero, como esa operación no está regulada, deja puertas abiertas. “Yo compro una moto, no queda ningún registro de que lo hice. También puedo cometer un delito sin dejar rastros. Esa falta de regulación es parte de nuestra legalidad que termina generando oportunidades delictivas”, opina. Pero deja claro que tampoco el camino es ir a los barrios a decomisar motos, porque se estaría afectando así a muchas personas que la usan para ir a trabajar o que es su único medio de transporte pero que por diferentes situaciones tampoco la tiene en regla. “La idea es que las personas puedan regularizar”, dice Clavijo.

Otra medida que se estudia aplicar es lo que se hace en Colombia, donde los motociclistas están obligados a circular con chalecos reflectivos que llevan impreso el número de matrícula. En Inglaterra, dice Clavijo, las motos no solo tienen la chapa atrás: también deben tenerla visible en los laterales; esto hace que fácilmente se puedan identificar.

Según datos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas tomados del Sistema Único de Cobros de Ingresos Vehiculares (Sucive), en 2017 había 482.685 motos empadronadas en Uruguay. En 2024, el número ronda las 467.288. Y eso sin contar las que circulan por fuera del sistema, que nunca se empadronaron. No hay un registro o modo de saber cuántas motos se venden y se compran por año en el país.

El otro problema es el que queda a la vista en los depósitos del Ministerio del Interior: las motos incautadas. Hay unas 56.000 solo en su órbita, a lo que se suman las que acumulan las intendencias. Destruirlas no es tan fácil como parece. Hay que desmontarlas, separar el hierro del aluminio, retirar los líquidos inflamables como nafta y aceite. “Acá no hay una empresa que te las aplaste de una vez y te las convierta en chatarra. Todo se hace por partes”, cuenta Clavijo.

Ese trabajo, en parte, lo están haciendo personas privadas de libertad. En los penales de Libertad y Punta de Rieles funciona un plan piloto para que los reclusos participen en el desarme de estos vehículos. Es una tarea lenta, pero necesaria. “Por eso es tan importante el trabajo en conjunto con el Ministerio de Ambiente”, concluye Clavijo.

Persecución.

Policía dice que logró desactivar un robo Piraña

Una persecución policial ocurrida sobre las 20 horas de este viernes terminó con un adolescente detenido y un mayor herido y hospitalizado, tras un choque frontal entre una moto y un auto en la zona del Estadio Centenario. Según confirmó a El País el jefe de Policía de Montevideo, Pablo Lotito, todo comenzó cuando un móvil policial detectó dos motos en actitud sospechosa en Bulevar Artigas y Monte Caseros. Poco después, al llegar a Rivera, estas se unieron a otras tres. Al advertir la presencia de la Policía, intentaron fugarse.

En una de las motos viajaba un menor, quien fue detenido, y un adulto, que resultó lesionado. Ambos formaban parte del grupo que, según presume la Policía, iba a robar una farmacia.

El enjambre

El último viernes de abril más de 10 motociclistas irrumpieron en la farmacia de Tienda Inglesa sobre Propios. Solo en un minuto y medio pasó todo. Estacionaron las motos en la puerta y entraron como una avalancha. Fueron directo hacia los estantes de perfumes. En las cámaras de seguridad se ve cómo los empleados se esconden detrás del mostrador y cómo los clientes quedan paralizados, sin saber a dónde ir.

Operativo policial.
Operativo policial.
Archivo: El País.

Algunas cajas de perfume estaban al alcance de la mano, otras tras vitrinas de vidrio, que rompieron sin dudar. Mientras uno terminaba de destrozar una vitrina, otro ya empezaba a cargar las cajas. Se llevaron entre 100 y 150 frascos. Algunos valen hasta 9.000 pesos.

Este fue uno de los últimos robos piraña, como el que había ocurrido hace medio año en el mismo lugar. “No es un momento lindo, no sabés si tienen armas, el susto te lo llevas”, dice un empleado que estaba adentro en ese momento. “Una compañera se sintió muy mal, no paraba de llorar la muchacha. Después es seguir como si nada. Unas horas cerraron y ya está”, dice.

A los pocos minutos ya no quedaba nadie. Solo los vidrios rotos, el perfume en el aire y lamentablemente la certeza de que nada indica que esta escena no pueda volver a suceder en este o cualquier otro comercio del rubro.

Lo habitual, dicen fuentes policiales, es que los comercios tengan todo asegurado.

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Incautación de perfumes por la policía.
Ministerio del Interior

El pasado domingo pasó lo mismo en el complejo Car One, en Canelones. Diez delincuentes llegaron en distintas motos. Una niña perdida, mezclada entre los asaltantes, entraba y salía del local sin tener ningún adulto que la guiara, según se ve en un video que se viralizó. Los delincuentes se dirigieron directo a la farmacia y al área de productos electrónicos. Rompieron vidrieras, tomaron una gran cantidad de perfumes y se llevaron al menos dos consolas Playstation 5.

La Policía logró interceptar una de las motos y detener a dos jóvenes, de 17 y 23 años. Antes de caer, se habían deshecho de parte del botín, un bolso con perfumes, aunque los efectivos lograron recuperarlo. Ambos fueron formalizados por hurto: la Justicia entendió que no hubo violencia durante el asalto.

Organización mínima.

El casco y los guantes ya indican una planificación

Para Robert Parrado, licenciado en seguridad pública y psicólogo, detrás de los robos grupales a farmacias y perfumerías hay una organización mínima pero clara. “Por más básica que sea, hay planificación. Tienen que estar todos motorizados, y eso ya te habla de una modalidad con cierto margen de estudio”, explica.

Robo piraña en farmacia de Avenida Italia.
Robo en farmacia de Avenida Italia.
Foto: captura de pantalla

Parrado destaca que muchos de los involucrados usan casco y guantes, lo que complica su identificación y evita que dejen huellas digitales. “Hay un pensamiento criminal que se ajusta a la lógica del éxito delictivo: obtener lo que quiero y que la autoridad no me capture”.

Parrado advierte que la improvisación en estos contextos es peligrosa. “Hoy o mañana puede haber un arma o alguien puede ser atropellado”.

Los pirañas

Sobre los últimos dos robos piraña el Jefe de Policía de Montevideo, Pablo Lotito, relata que hay mayores y menores de edad requeridos y otros que ya fueron formalizados por la Justicia. “Lo que tenemos que hacer es actuar para que este tipo de hurtos dejen de ser un blanco tentador para los delincuentes”, dice.

Sombrero de oficial de policia
Sombreo de oficial de policía.
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Para Lotito, entender la cabeza del delincuente es clave para investigar este tipo de robos. “Lo que cometen no es una rapiña, son hurtos, por más que entren con violencia. No hay amenazas con armas. No hablan, no dicen una palabra. Solo entran, rompen y se llevan lo que buscan”, explica. Ni siquiera muestran armas.

Esa diferencia no es menor: si quien comete el delito es primario y no hay violencia directa, puede recibir una pena de prisión domiciliaria. En cambio, cuando hay amenazas o armas de por medio, ya se considera una rapiña y las penas son de prisión efectiva.

Lotito asegura que los operativos policiales tienen dos dimensiones: una represiva y otra preventiva. “La parte represiva implica trabajo de inteligencia. Detectamos cuándo se agrupan, en qué barrios, cómo se organizan. Sabemos que hay un rol de reclutador. Y estamos trabajando para identificar quién es el que compra esa mercadería robada. Porque mientras exista esa demanda, este fenómeno va a seguir”, afirma. Saben que no se vende en ferias, pero sí es un producto que se coloca fácil por redes sociales.

Perfumes incautados tras robo en farmacia en Luis Alberto de Herrera y Cardal. Foto: Ministerio del Interior
Perfumes incautados.

La prevención, explica Lotito, debe enfocarse en dificultar el acceso a los productos más codiciados. Pero eso, admite, no es tan simple. La Policía está coordinando futuras reuniones con las cadenas de farmacias, porque saben que los perfumes están a la vista por razones comerciales: contratos de marketing con las marcas que pagan para tener sus productos en los lugares más visibles.

Para el jefe de Policía de Montevideo, hay que encontrar un punto medio. “No se puede tener todo el stock expuesto en vitrinas. Tiene que haber menos perfumes a la vista”, insiste.

Lotito no habla desde la teoría. Participó del operativo que logró desarticular a la banda que asaltó más de 50 cajeros automáticos entre intentos y robos consumados. Y por eso cree que en este caso se puede aplicar una lógica similar. “En los cajeros fue clave reducir el horario de funcionamiento y entintar los billetes. Si los delincuentes saben que el dinero va a estar inutilizado, no roban. Hay que pensar algo en esa línea, que complique el delito, que no lo facilite”, señala.

Los perdedores

Raúl quería hacerle un regalo a su prima Margot. No era su cumpleaños ni ninguna fecha especial, pero ella se había portado muy bien con él: lo había ayudando a cuidar a su madre en la mutualista y no aceptaba dinero a cambio. Pensó entonces en un gesto de agradecimiento: un perfume importado, algo lindo, que no esperara.

Ciudad de Montevideo
Personas caminado por el centro de Montevideo.
Ignacio Sanchez/Archivo El Pais

Lo conversó con su esposa y al rato ya estaba caminando por 18 de Julio rumbo a una de las cadenas de farmacias más conocida. Pero al entrar notó que algo había cambiado. No se sentía en una perfumería; más bien parecía parte de un operativo.

—Buenas tardes, estoy buscando un perfume de estos -le dijo a la empleada, señalando un Carolina Herrera 212.

—¿Cuál le gustaría? Hay varias versiones -respondió ella, mientras le alcanzaba una cartilla de productos.

Raúl la hojeó. Esperaba poder oler al menos uno, probar, comparar. Pero no. No había frascos de muestra, ni tester, ni vidrieras con perfumes. Eligió al azar: uno gris que le pareció elegante. Pensó que cualquiera de esos debía oler bien.

Entonces escuchó una voz de la vendedora por su walkie-talkie.

Atención depósito, depósito. Carolina Herrera 212, 50 mililitros... a perfumería ahora.

Raúl se quedó inmóvil. Por un segundo sintió que participaba de una operación encubierta. Entre risas, lo contaría luego en el trabajo, a los amigos, en reuniones familiares. “Faltaba que viniera un soldado a dármelo”, dijo.

Le mostraron el perfume y, solo una vez que confirmó que era ese, lo sacaron de la caja para que lo viera bien. Después pidió que se lo envolvieran para regalo. Y se lo llevaron directo a la caja para que pagara.

Esta estrategia de ocultar los perfumes -ni siquiera detrás de vitrinas de vidrio- responde a una lógica de prevención. Algunas cadenas decidieron esconder los productos más caros para evitar tanto los robos piraña como los hurtos de siempre: ese movimiento rápido y silencioso en el que alguien entra, agarra un perfume y, si suena la alarma o alguien lo ve, sale corriendo.

Mientras Raúl se fue a casa con una historia pintoresca, una de esas que se cuentan entre risas en la sobremesa, el ruido de fondo no es gracioso. Es el zumbido seco de una moto sin silenciador que sacude los vidrios de un almacén de barrio cuando pasa. Es el murmullo de un fenómeno que crece y se escapa por todos los bordes: las motos que se compran legales, las que se roban, las que se adulteran. Las que llevan a trabajar a miles de uruguayos en cada rincón del país, pero también las que permiten huir después de un delito en segundos.

Moto
Un hombre se desplaza en moto.
Foto: Estefanía Leal.

La moto como salvación. La moto como amenaza. La moto como síntoma. La moto es para el Ministerio del Interior un “vector”, que cruza muchos delitos.

En los barrios de Montevideo y en el interior profundo, es muchas veces la única forma de moverse. Pero también es protagonista de los datos más crudos: en 2024 hubo 434 muertes en siniestros de tránsito. De esas muertes, 213 fueron motociclistas.

Este vehículo en general pequeño (que se puede comenzar a manejar a los 16 años), económico y veloz cruza mundos que a veces no dialogan entre sí: el del trabajador, el del que vive lejos de todo, el del que reparte comida, pero también el del delincuente que la usa como medio para cometer un homicidio o una rapiña. O un robo piraña, la vedette del momento.

Perfumes.

“No se venden en ferias, son robos encargados”

Edward Holfman, experto en temas de seguridad, dice que la modalidad de robos grupales en perfumerías no es reciente pero ahora son quizás si más vistos y comentados. Porque no trascienden solo las cámaras de videovigilancia de los comercios, sino las filmaciones de las personas presentes en el lugar, los testigos del hurto. La calidad es otra y se ven detalles del hecho, además de que queda marcada la velocidad con la que sucede todo.

Moto
Dos personas circulan en moto.
Foto: Estefanía Leal.

Según explica, este tipo de delitos comenzó a ser una preocupación concreta para las empresas desde al menos el año 2016. “Se llevaban muchos perfumes. En ese momento ya era un problema claro”, dice el experto a El País.

Para Holfman, resulta evidente que los perfumes robados -por su calidad y su precio- no se comercializan en ferias. Si bien no descarta la posibilidad de ventas esporádicas a través de redes sociales, cree que hay una estructura detrás encargada de colocar los productos en el mercado. “La cantidad lo indica. Son muchos para que se puedan vender y no se note”, asegura. El experto considera que esta modalidad de robo es una práctica “importada” desde Argentina, aunque reconoce que los propios delincuentes también adaptan o aprenden nuevas formas de delinquir dentro del sistema carcelario.

“Las modalidades se van corriendo, evolucionan. Siempre están buscando el hueco”, apunta.

En contacto con empresas de seguridad argentinas, Holfman planteó la necesidad de analizar cuidadosamente las medidas de protección que se implementan, sobre todo cuando los productos están asegurados. “Hay que tener cuidado con que la solución no sea peor que la enfermedad. Si ponés un humo que se activa cuando rompen las vitrinas, los delincuentes pueden terminar entrando al negocio y no saliendo a la calle”.

Otra medida que se maneja es blindar con vidrio especial para que no se rompan fácilmente, pero Holfman opina: “No sabés cómo pueden reaccionar los delincuentes. Y eso puede ser peligroso ya que los hurtos de perfumes podrían pasar a ser rapiñas, donde se usen armas para amenazar a los empleados y terminar heridos de forma fatal”.

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