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“A mi hijo lo dejaron morir”: denuncian que fue al médico y lo mandaron para la casa. Tenía leptospirosis

Según la familia de Federico González, en el centro de salud de ASSE en Santa Lucía al joven de 26 años le dijeron: "Andate que no tenés nada" y falleció a las 48 horas

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Protesta por muerte de joven por omision de asistencia en Santa Lucia
Protesta de familiares y vecinos de Federico Gonzalez, joven de 26 años que fallecio por leptospirosis a raiz de una presunta omision de asistencia, frente al Centro Auxiliar de Santa Lucia de ASSE.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

Cuando a Julio González le piden que describa a su hijo Federico resume el vínculo en una palabra: compañero. A los 11 años le pedía para acompañarlo junto a su banda de música tropical y, sin haber ido a clases, Federico se subía al escenario y tocaba algunos acordes en el teclado. A esa edad también empezó a trabajar junto a su padre en las changas que surgían de albañilería o carpintería, aunque lo más frecuente era verlo por el barrio vendiendo las roscas cocinadas por Julio en la panadería que armó con esfuerzo al fondo de su casa. “Fede” se encargaba de venderlas y su padre lo dejaba quedarse con parte del dinero. Eso ya pasó. Ahora que no está, su padre sostiene un celular mostrando los videos de Federico tocando música tropical y con la ropa salpicada de harina por haber cocinado durante toda la mañana, explica por qué hoy denuncia que los médicos cometieron una omisión de asistencia y “dejaron morir” a su hijo de 26 años.

Julio recibe a El País en el living de su casa en Santa Lucía, Canelones, junto a su hermano Sergio, tío de Federico, quien parece estar más al mando de los reclamos públicos por la atención que recibió Federico en el centro de salud local. Como es evidente, el padre del joven está destrozado y no termina de entender cómo puede ser que hace poco más de una semana bromeaba con que su hijo exageraba algunos síntomas de malestar y hoy ya no está. “Ayer estábamos ahí tomando mate y la madre me preguntó a qué hora abre el cementerio para ir. Le pregunté qué iba a hacer y para qué quería ir. Le dije que él ya no está ahí, no sirve de mucho”, dice Julio, sin encontrar explicación. “Lo único que sirve para que descanse en paz es que se haga justicia”.

Protesta por muerte de joven por omision de asistencia en Santa Lucia
Protesta de familiares y vecinos de Federico Gonzalez, joven de 26 años que fallecio por leptospirosis a raiz de una presunta omision de asistencia, frente al Centro Auxiliar de Santa Lucia de ASSE.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

Tras la denuncia, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) informó que dio inicio a una investigación administrativa urgente con el fin de “esclarecer la atención recibida en la puerta de emergencia” por Federico González el martes 30 de mayo en el Centro Auxiliar de Santa Lucía. Ese lugar, denominado “el hospitalito” por los locales, ha dado que hablar en los últimos meses y más de un vecino tiene una historia -negativa- por contar sobre el centro de salud. Pero ese es un tema sobre el que volveremos más adelante.

La historia de lo que le pasó a Federico y la cronología de los hechos acontecidos durante la semana pasada son clave para entender el porqué detrás de la denuncia y la compleja historia de vida que tuvo el joven.

"Andate que no tenés nada".

Federico se empezó a sentir mal el domingo 28 de mayo. La noche anterior su padre había hecho un asado para toda la familia y, como Federico no vivía en su casa, le guardaron un poco para él y se lo llevaron. “De noche cuando lo llamé me dijo que le había caído mal el asado y yo le dije que a ninguno de todos los que comimos nos había pasado nada, entonces algo más debía tener. Me dijo que había estado en cama todo el día y dolorido”, cuenta Julio mientras acaricia a uno de sus perros.

Federico González.
Federico González.
Foto: Cortesía familia González.

Al día siguiente el panorama era peor. Federico vomitaba todo lo que comía e incluso notaron que había pequeños trazos de sangre. Unos minutos antes de entrar a trabajar, su tío lo llevó a las siete de la tarde hasta “el hospitalito” de Santa Lucía para que lo revisaran. Allí ocurrió la primera consulta. Según el relato de Sergio, el médico de guardia le dijo que seguramente se tratara de una gastroenterocolitis y le recetó “calmantes para el dolor”.

Y cuenta: “El martes ya se vino a instalar a mi casa porque se sentía mal y mi madre me dijo que seguía igual, a pesar de los calmantes. Lo único que quería era dormir. Ahí se levantó y a eso de las seis de la tarde lo volví a llevar al centro auxiliar para que le den algo más y se mejore”, cuenta mientras el padre de Federico escucha con atención y agrega que él estaba cocinando mientras todo esto ocurría. Cuando salió de su casa, Federico tomó prestado el bastón de su abuela, porque se le hacía difícil mantenerse parado por sus propios medios.

Protesta por muerte de joven por omision de asistencia en Santa Lucia
Protesta de familiares y vecinos de Federico Gonzalez, joven de 26 años que fallecio por leptospirosis a raiz de una presunta omision de asistencia, frente al Centro Auxiliar de Santa Lucia de ASSE.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

“Che, si estás así te llevo directo pa’l hogar de ancianos”, le dijo en ese momento como broma y Federico esbozó una sonrisa a pesar del dolor.

Ese día él lo ayudó a bajar del auto pero no lo acompañó a la consulta porque se tenía que ir, entonces vio al médico solo. Según un joven que también estaba esperando junto a su hija para ver a un especialista ese día y además era conocido, Federico vomitó en el pasillo del centro de salud y era “evidente” que estaba atravesando un cuadro complejo. Su testimonio ahora es clave en la investigación que ASSE está realizando. La familia asegura que el médico que lo vio le dijo: “Andate que no tenés nada”.

Esa frase es la que hoy resume por qué acusan a ASSE de omisión de asistencia.

Después de haber vuelto a su casa en taxi con dinero que le prestó su madre, Federico seguía igual. Ya no se paraba de la cama y llevaba 24 horas sin orinar, según relata su padre.

“Un vecino que era amigo de él me preguntó cómo seguía y le dije que mal, entonces se ofreció a llevarlo en su camioneta hasta el Hospital de Canelones y yo le di 300 pesos para la nafta porque él no tenía nada”, detalla Julio y agrega con remordimiento: “La verdad que yo ahí no lo acompañé y me quedé amasando porque nunca pensé que iba a pasar lo que pasó”. Junto a su amigo que manejó los 13 kilómetros que separan a Santa Lucía de Canelones ciudad también fue Patricia, la pareja de Federico que además vivía con él desde hace poco más de un año. Ella fue quien llamó a Julio poco tiempo después de haber llegado a Canelones y le dijo con la voz quebrada: “Venite que está jodida la mano”.

En el centro auxiliar de Santa Lucía no le habían sacado sangre a Federico porque fue a la emergencia en los horarios en los que el laboratorio no funciona. Su primer análisis de sangre fue ese miércoles en Canelones y los resultados no fueron para nada alentadores. Todos los valores arrojaron resultados “complicados”, según le explicaron los médicos a su padre y ya tenía varios órganos comprometidos: riñón, hígado y pulmones.

En ese momento los médicos le informaron a la familia que Federico necesitaba ingresar a cuidados intensivos, pero el CTI del Hospital de Canelones estaba ocupado y no tenía capacidad para atenderlo. Indicaron que sería trasladado en una ambulancia especializada hasta Rosario, Colonia, al centro de salud de ASSE de la región que sí tenía disponibilidad de camas. “Yo pregunté por qué a Rosario que está a dos horas de Canelones y si estaba en estado de riesgo era peligroso, sabiendo que a 15 cuadras está Comeca que tiene CTI”, subraya Sergio con indignación, en referencia al centro de la Corporación Médica de Canelones, la mutualista que funciona allí y suele recibir a pacientes de ASSE en estado grave cuando el prestador público no tiene disponibilidad en la zona. A una distancia más cercana que Rosario también está la sala de CTI de la mutualista Crami en Las Piedras o cualquiera de los hospitales públicos de Montevideo como el Pasteur, Saint Bois o Maciel. Sin embargo, Federico fue trasladado a Rosario.

Protesta por muerte de joven por omision de asistencia en Santa Lucia
Protesta de familiares y vecinos de Federico Gonzalez, joven de 26 años que fallecio por leptospirosis a raiz de una presunta omision de asistencia, frente al Centro Auxiliar de Santa Lucia de ASSE.
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

Consultado al respecto, el director de la Red de Atención Primaria (RAP) de Canelones, Carlos Ortega, dice a El País que las coordinaciones de traslados se hacen por un número específico al que llama cada médico y los operadores determinan, a partir de la situación de salud del paciente y la disponibilidad de camas, cuál es el centro adecuado para que este sea derivado. “En este caso no tengo claro si estuvo bien o mal coordinado, pero eso es parte de lo que ahora se está investigando”, dice Ortega.

Para Natalia Pereyra, representante de los usuarios de ASSE ante el directorio, es “posible” que Federico haya terminado en Rosario a causa de la “alta demanda de CTI que se produce en esta época del año” con las gripes y neumonías que genera el invierno. “Es cierto que llama la atención porque evidentemente cualquier centro de Montevideo era más cerca que Rosario, pero sí sabemos que tanto la puerta de emergencia como el CTI son dos puntos donde muchas veces colapsan los servicios en invierno”, agrega.

MANIFESTACIÓN

“Es una perla más de un collar de irregularidades”

En la manifestación que la familia de Federico organizó el lunes pasado, una vecina leyó una declaración que decía: “Vinimos de forma pacífica para reclamar justicia por Federico y para que hechos como este no sigan sucediendo. Federico es una perla más en este collar de irregularidades ocurridas en el centro, según tomamos conocimiento por personas que han sufrido malos tratos y en muchos casos falta de asistencia”.

Volviendo a la cronología de los hechos, antes de que Federico saliera para Rosario su tío asegura haberlo visto “con buena cara” y “tranquilo”. “Preguntaba a dónde lo llevaban y le expliqué que a un CTI para estar mejor cuidado. Ahí yo le vi tremenda fuerza, no estaba nervioso. Me dijo que le mandara un saludo a Franco y Pamela, que son mis hijos. Y el padre estaba medio afuera y le dijo que no se preocupara”, cuenta Sergio señalando a su hermano y con lágrimas en los ojos agrega: “La verdad es que sentimos tremenda injusticia porque había juventud y una rebeldía bárbara por vivir. Las decisiones de estos profesionales le truncaron eso a este chiquilín. Ese es el dolor más grande”.

Ya en Rosario la familia había obtenido el diagnóstico definitivo: Federico tenía leptospirosis. La enfermedad producida por una bacteria suele ser adquirida a través del “contacto directo con la orina de animales infectados o con un ambiente contaminado por orina”, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los animales comúnmente infectados con leptospirosis son las ratas. La bacteria suele trabajar de forma rápida, pero si la enfermedad se controla a tiempo se puede evitar la muerte con un tratamiento de antibióticos. La tasa de mortalidad es del 5 al 15% y puede superar el 50% en casos con síndrome pulmonar hemorrágico, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Su familia asegura que Federico era un joven sano que nunca había tenido problemas de salud y desconocen cómo se puede haber contagiado.

En la tarde del jueves 1° de junio Federico ya estaba internado en CTI con un diagnóstico que se volvía cada vez más oscuro. Su padre narra: “Cuando hablé con la doctora que lo atendía me dijo que tenía 90% de las posibilidades en contra y un 10% a favor”. Pero Julio no cree en los milagros. “Ya me imaginé lo peor. Tenía una infección generalizada. Cuando me dijo eso yo bajé los brazos y dije ‘vámonos’ y ya arrancamos para Santa Lucía devuelta porque ahí ya estaba la señora de él acompañándolo. Yo razoné que no podíamos hacer más nada estando ahí, entonces era mejor estar en nuestra casa”, dice con la entereza que a veces traen los golpes fuertes.

Sergio y Julio González, familiares de Federico.
Sergio y Julio González, familiares de Federico.
Foto: Clara Lussich.

Él siente remordimiento por no haber sido más insistente, pero a pesar de eso es tajante en sus palabras al igual que lo fue en su reacción a la muerte. Sigue contando: “Cuando vinimos de regreso para acá sería la una de la mañana y al ratito suena el teléfono. La médica me había dicho que por cualquier cosa me llamaba, entonces apenas sonó ya me imaginé. Cuando levanto el teléfono me lo dijeron y ya lo sabía. Ahí fue como algo que se iluminó y yo sentí que Federico dijo: ‘Papá me viste y ya te di tiempo de llegar a tu casa’. La verdad es que me partió el alma”.

En ese momento para Julio y su familia empezó una nueva batalla.

Problemas "normalizados".

Ante la pregunta de si Federico en algún momento se quejó de la atención que recibió en ASSE, su tío responde: “Una de las primeras cosas que me doy cuenta con todo esto es lo normalizado que tenemos el mal servicio acá. Siempre nos atendían así entonces se lo tomó natural, no recuerdo verlo quejándose de los médicos, pero sí molesto por no saber qué era lo que tenía”.

Algo de esto quedó reflejado en la manifestación que la familia organizó el lunes pasado, 48 horas después de haber enterrado a Federico. Además de la denuncia dentro de ASSE, la familia pide la renuncia del director y la subdirectora del Centro Auxiliar Santa Lucía, en señal por la omisión de asistencia que aseguran que existió.

ASSE.
Edificio de ASSE.
Foto: Archivo

Entre aplausos largos, carteles y abrazos a los más cercanos, unos 80 vecinos se acercaron hasta la puerta del “hospitalito” y protestaron por la situación que la familia denuncia. Mientras Sergio narraba cómo fueron los hechos que derivaron en la muerte de Federico, se escuchaban algunos “me pasó lo mismo” o “eso es cierto” en referencia al traslado de pacientes hasta Canelones para buscar medicamentos. Una mujer joven con un bebé en brazos contó que llevó a su hijo tres veces a la consulta porque lo notaba “raro” y “sin energía” a lo que los médicos de guardia le respondieron que se trataba de una “gripe común”. Según el relato de la mujer, finalmente pidió ser trasladada hasta el Hospital de Canelones en donde le informaron que el niño tenía meningitis.

Pereyra, la representante de los usuarios de ASSE, admite que “se vienen dando cosas complejas en los vínculos” entre usuarios y médicos del centro hospitalario en Santa Lucía, pero advierte: “A veces es difícil de dimensionar y por eso siempre tratamos de que la gente haga las denuncias formalmente y que no queden en la nada”.

Una fuente de ASSE que prefiere no ser nombrada sostiene al respecto: “No sé qué es lo que pasa ahí, pero la verdad es que es algo problemático sí. Usuarios, médicos, todos. A veces se complican por cosas que no son como para complicarse o se generan situaciones sin sentido. Hay un centro auxiliar que es espectacular en cuanto a las dimensiones y ofrece un montón de servicios, pero lo que pasa son otras cosas propias del lugar que no terminamos de entender. En otros lugares con menos recursos y menos funcionarios se trabaja con más cariño y se logra un mejor resultado que allí”.

Ahora la familia considera hacer una denuncia penal contra ASSE, además de la que ya está en curso de manera interna. Más allá de los detalles y las acciones legales que emprendan, lo que tienen claro como objetivo es que la atención allí “debe cambiar sí o sí”. Para que a otro no le pase lo mismo que a Federico.

CONTEXTO.

La vida “sufrida” que tuvo Federico

Más allá de que tuvo un final trágico, la de Federico González no fue una vida simple. Con su padre enfrente y cuidándose de no hablar de más, el tío Sergio reflexiona y dice: “Yo diría que él fue un chiquilín sufrido. Le fue mal en la vida. Pasó por todas”.

Fue el tercero de cuatro hermanos y sus padres, aunque no les sobraba mucho, siempre se esforzaron por que “por lo menos hubiera comida en la casa”, dice Jorge su padre, y agrega que desde los 11 años Federico trabajaba con él ayudándolo en changas de albañilería o carpintería.

Desde chico se destacó entre sus amigos del barrio en lo que todos deseaban destacarse: el fútbol. Tenía un don natural que lo llevó a probarse en varios equipos y, según su tío, “eso le generó muchas frustraciones” porque “en más de un equipo le miraron de dónde venía y no sus condiciones para jugar” y eso “le complicó su ambición de seguir intentando”.

Abandonó los estudios antes de completar el ciclo básico y, aunque sus padres no apoyaron la decisión, sí le dejaron claro que debía tener un oficio. De esa manera fue que acompañó a su padre con la panadería que puso al fondo de su casa y repartía bizcochos o roscas por el barrio. En este último tiempo el joven de 26 años “andaba en la calle y se la rebuscaba para vender las cosas que hacía el padre”, dijo el lunes uno de los amigos en la manifestación que organizó la familia de Federico tras la muerte. Y agregó: “Te encontraba en la esquina y te vendía algo”. Varios de ellos sostuvieron un cartel frente al centro de ASSE que decía “Justicia por Fede”.

Sumado a las dificultades económicas que enfrentó, Federico “ha sido condenado” en Santa Lucía durante toda su vida, según el tío, porque su hermano mayor “fue medio bandido, metió la pata y siempre se lo asoció a él”.

Hoy su hermano Cristian, conocido en el barrio como “El Cumbia”, está preso por robo y dejó de tener contacto con buena parte de la familia. Debido a esos señalamientos a la familia de “El Cumbia” es que su hermana menor, Natalie, dejó el liceo. “No se siente cómoda porque le hablan del hermano todo el tiempo”, dice su padre.

Para Sergio, su tío, lo mejor de Federico fue su “capacidad de independencia”. “Andaba en la suya y siempre buscó no causar problema a sus padres ni a nadie”, subraya.

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