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Antiguos crímenes, casos célebres, que llenaron las páginas de la prensa uruguaya en el pasado. Giros inesperados, tiroteos infernales, enigmas, misterios: Crímenes, un podcast de El País, es una adaptación de Belen Fourment de la serie Crímenes que Marcaron la Historia de José Luis Aguiar publicada en 2023 en El País. Coordinación realizada por Valentina Caredio. Edición de Sonido, por Uycast.

Crímenes: el nazi asesinado en Uruguay

El 22 de febrero de 1965, Herberts Cukurs, letón, llegó a Uruguay desde San Pablo, Brasil. Venía a encontrarse con Anton Künzle, un empresario austríaco calvo, de cara redonda, lentes de armazón grueso y grueso bigote, a quien había conocido en suelo paulista y que lo había convencido para asociarse en un proyecto turístico en la costa uruguaya.

Kunzle lo esperó en el aeropuerto de Carrasco, lo trasladó al hotel, al día siguiente lo pasó a buscar, lo paseó por varios lugares y finalmente lo llevó a una casita de Shangrilá, un balneario de Canelones a solo media hora de la capital. Dentro del lugar, cuatro comandos del servicio de inteligencia israelí, el Mossad, esperaban a Cukurs. Los cuatro estaban en calzoncillos, el torso y los brazos untados en aceite para evitar que Cukurs pudiera defenderse.

Un letón que llegó a Uruguay, una carta firmada por "Los que nunca olvidarán", y un cuerpo de un nazi escondido en un baúl: son algunos de los detalles de una historia que asombró al mundo entero en 1965.

Crímenes: la leyenda de Dionisio Díaz

En el acervo popular de todo un país, en la narrativa oral hecha de leyendas y de mitos, Dionisio Díaz tiene un lugar especial.

Algunos saben que se lo enseñaron en la escuela y no se lo olvidaron más. Otros no tienen idea, a ciencia cierta, cuándo fue la primera vez que oyeron de aquel niño que salvó a su hermana y se hizo héroe. Están los que ni siquiera recuerdan con claridad lo que hubo detrás de esta triste hazaña: ni el crimen, ni el entramado familiar, ni los componentes de la escena del desastre.Pero la idea de Dionisio Díaz, de nueve años y malherido, cargando a su hermanita en brazos y corriendo a través del campo para salvarle la vida está ahí, en el imaginario colectivo charrúa, como si fuera una estampa.

Esta historia ocurrió el 9 de mayo de 1929. Años después, en 1993 y por una ley firmada en el gobierno de Luis Lacalle Herrera, cada uno de los departamentos del interior tiene una escuela llamada Dionisio Díaz.

Crímenes: el asesinato del espía inglés que nunca se resolvió

Fue el 7 de marzo de 1958. Punta del Este era un incipiente territorio de glamour y por esas horas esperaba el arribo de varias figuras. Sin embargo, la noticia que iba a acaparar los titulares desde ese día, con un despliegue creciente, iba a estar muy lejos del dorado y los reflectores. Allí, en la arena de la playa frente a la Laguna del Diario, aquel 7 de marzo, habían encontrado un auto empantanado, y a un hombre muerto.

El coche era un vistoso Rover de color beige, número de matrícula B-55215, el volante ubicado del lado derecho. El cadáver era el de Meynert Victor Theodore Johnston La Brooy, británico, 65 años, emprendedor todoterreno.

Y, se iba a saber pronto, exagente del Servicio de Inteligencia Secreto inglés.Hubo testigos. Detenidos. Pistas inconclusas. Giros. Pero nada permitió saber la verdad. No hubo nada, nunca más. Y en 1963, la Justicia archivó el caso.

Crímenes: La terrible “batalla de Paso Molino”

El 20 de noviembre de 1933 fue lunes. Uruguay era un país en dictadura desde que el 31 de marzo el presidente electo Gabriel Terra, colorado, había dado un golpe de Estado. Sobre el borde del barrio Paso Molino, Marcos Calleriza, un capitalista del juego -un hombre dedicado a las apuestas clandestinas-, estaba en su casa de la calle Manuel Herrera y Obes, a apenas cuatro cuadras del cruce de Agraciada y el arroyo Miguelete, cuando alguien llamó a la puerta. Todavía no eran las ocho de la mañana.

Virgilio Tomás Denis y Pedro Montiel, “El Cubano”, buscaban al dueño de casa. Cuando la cuñada de Calleriza les dijo que él aún no se había levantado, le dieron un sobre azul, le pidieron que se lo entregara, y cuando la mujer extendió la mano para tomarlo, la sorprendieron. La agarraron por el cuello, la metieron puertas adentro, no pudieron evitar sus gritos. Sabían que Marcos guardaba mucho dinero. Querían robárselo.

Así empezó el caos que terminó con 17 víctimas. En 1975, 42 años después de aquella sangrienta tragedia, la intersección de Agraciada y Lucas Obes, una suerte de epicentro de la llamada “batalla de Paso Molino”, fue nombrada Plaza de la Policía Nacional.

Crímenes: El pozo de Villa Teresita

El 31 de marzo de 1973, en Colonia Nicolich, ocurrió un trágico hecho que despertó dudas en quienes lo investigaron y cubrieron. Una madre y sus cuatro hijos fueron arrojados al pozo de la quinta Villa Teresita, su casa. Los hijos menores no sobrevivieron.

Pablo Hernández, peón que vivía cerca de la quinta, fue detenido y confesó el crimen, aunque primero dijo que era inocente.

¿Cómo había hecho Hernández para tirar, él solo, a una mujer y sus cuatro hijos al fondo de un pozo?, se preguntaban. Fue así que tiempo después, detuvieron también a Alejandro Herrera, quien había sido despedido de Villa Teresita.

Pero las dudas siguieron y el crimen tuvo un desenlace inesperado. Una detención que conmocionó a Uruguay y una serie de hechos posteriores que impactaron a la sociedad uruguaya.

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