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Los mellis Aguilar: las dos joyas del tenis uruguayo que estudian a distancia y cambiaron su vida por competir

Brillaban desde chicos y con siete años ya competían en torneos Sub 10. Su familia apostó al futuro y se mudó a Argentina cuando eran niños. Ahora quieren representar a Uruguay y van por todo.

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Los hermanos Federico y Joaquín Aguilar.
Los hermanos Federico y Joaquín Aguilar.
Foto: Felipe Pérez.

Si es por soñar, ellos eligen soñar en grande: “Desde que somos chicos, queremos llegar a ser los mejores del mundo”.

No les importa cómo. Tampoco el orden. Da igual si es uno primero y otro después. Pero lo que sí tienen claro los mellizos Aguilar, desde que tienen uso de razón, es que viven por -y para- el tenis.

En el largo camino hacia el profesionalismo, se mudaron de Solymar a Buenos Aires con apenas 10 años. Hubo consenso en la familia, aunque en realidad gran parte de la decisión fue apostando por su futuro.

Una tía, radicada en Argentina, les tendió una mano laboral a sus padres y ellos, siendo el espejo de su hermano seis años mayor -que por entonces jugaba y los incentivó a empezar-, viajaron con bolsos y raquetas en mano.

“Fue por el tenis, por nosotros y por ellos. Ni lo pensamos. Por suerte lo pudimos hacer y salió todo redondito”, asegura desde Argentina Federico, el mellizo que con siete años fue campeón de un Masters Sub 10 en Uruguay.

Federico Aguilar, tenista uruguayo.
Federico Aguilar.
Foto: Gentileza.

Joaquín, su hermano, valora las vivencias de la misma manera y guarda un especial recuerdo de su adolescencia, donde cada semana un torneo distinto los ponía frente a frente en semifinales: “Nosotros tocamos techo medio rápido. Teníamos siete años y jugábamos Sub 10. Tuvimos que tomar la decisión de irnos para mejorar, además de los entrenamientos, la competencia. En ese momento había poca competencia en Uruguay y los torneos eran siempre con los mismos jugadores. Desde que nos vinimos, entrenamos y nos fue muy bien. Yo estuve (número) uno de Argentina en la etapa Sub 12, en Sub 14, y Fede también anduvo entre el uno, dos, tres y cuatro. Y acá en dobles siempre estuvimos en el uno”.

El primer salto: ganar puntos en el ranking ATP

Juntos, potenciados, los mellis agigantaron sus 1,70 metros de altura para ganar sus primeros puntos como profesionales en el Uruguay Open de 2022, antes de cumplir los 18 años.

Lo consiguieron en la modalidad de dobles tras una extensa preparación de entrenamientos diarios, que muchas veces los ayudaron a mejorar y otras tantas terminaron con ambos enojados.

Joaquín Aguilar, tenista uruguayo.
Joaquín Aguilar.
Foto: Gentileza.

“Entrenar juntos nos sirve un montón, pero al mismo tiempo es un poco cansador porque estás siempre con la misma persona, que encima es tu familiar, entonces siempre hay algún cruce. En general, la llevamos bien y tenemos cosas diferentes. Fede tiene un muy buen revés y yo me baso mucho más en jugar pesado con la derecha. Él juega fuerte y tiene muchas posibilidades de revés, con un juego más al estilo de cancha rápida que de polvo de ladrillo. Yo juego un poco más pesado y todas las bolas que puedo las agarro de derecha. Aprendimos a jugar juntos y es un juego parecido, pero tenemos características distintas”, analiza Joaquín, que ya estuvo convocado al plantel de Uruguay en la Copa Davis y se ilusiona con repetir en setiembre de este año: “Es un orgullo muy grande poder representar a tu país. Todo niño, cuando es chico, lo desea. Sea en fútbol, hockey, tenis, rugby. Estoy muy contento de haber estado y, además, el equipo es muy bueno. Todos nos llevamos muy bien entre todos”.

Entre el tenis y el estudio a distancia

Al tener el tenis entre ceja y ceja, los Aguilar dejaron a un lado los estudios. Terminaron la escuela en Argentina y ya de pique, cuando entraron al liceo, probaron con una experiencia diferente que les permitió cursar por internet.

Se anotaron en el Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (SEADEA), que es una alternativa a la que recurren muchos deportistas, y completaron todos los años, a excepción del último, presentándose a los exámenes necesarios. “Fue para poder dedicarnos a full. Nos quedan materias, cerca de un año. Lo tenemos que terminar. Pero estamos más centrados en los entrenamientos y en los torneos que estamos jugando”, sostiene Joaquín.

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