En base a La Nación/GDA
En el ejercicio de analizar un hecho deportivo o de realizar una sentencia sobre un atleta, muchas veces, se cae en excesos o en adulaciones sin sustento verdadero. La vorágine y la inmediatez, el capricho de comparar o de querer ser originales, en algunas circunstancias, provocan que se desobedezca la objetividad o se altere la realidad. Pero claro que nada de lo que se afirme sobre Carlos Alcaraz sonará extremo. El español que en septiembre pasado, al ganar el US Open, se encumbró como el tenista más joven de la historia en alcanzar el número uno del ranking (con 19 años) y que este domingo obtuvo el trofeo de Wimbledon venciendo en la final a un prócer como Novak Djokovic, es, definitivamente, el elegido. Si algún pesimista, todavía, tenía dudas, pues ya no las tiene. Es el jugador que llegó para reescribir una historia dorada -acaso la más destacada de todos los tiempos- que en el Olimpo solo tenía lugar para tres leyendas: Nole, Roger Federer y Rafael Nadal.
Alcaraz es una bendición para el rearmado de un tenis que ya despidió al suizo, que tendrá al español jugando por última vez durante la próxima temporada y que todavía disfruta de las aventuras del serbio (36 años) al que tampoco le debería quedar tanto tiempo en la súper elite. Carlitos, el chico de sonrisa espontánea nacido en El Palmar, una austera localidad de 24.000 habitantes de Murcia, en el sureste de la península española, se hace cargo de la transición entre la nostalgia del efecto causado por el Big 3 y el nuevo mundo. Nacido en el país de Nadal, desde chico idolatró a Federer, pero los expertos entienden que su juego es más semejante al de Djokovic. Tiene un poco de condimento de cada uno de ellos, lo cual es demencial. ¿Desmedido? Lo expresó el propio Nole tras caer en la final: “El juego de Carlos consiste en una mezcla de determinados elementos de Roger, Rafa y míos. Tiene lo mejor de los tres mundos. Nunca he jugado contra un tenista como él en mi carrera”.
“Alcaraz es un tenista que genera adicción. La gente quiere verlo jugar, verlo sonreír en la cancha. Definitivamente, es lo mejor que le ha pasado al tenis en mucho tiempo”, sentenció el sueco Mats Wilander, número uno del mundo en 1988, en el diario español El Mundo. “Me recuerda a Federer en la finura con la derecha, a Djokovic con el revés y a Nadal por la pasión. Es un ejemplo perfecto del jugador que ha aprendido más observando que a través de lo que le han enseñado. Los técnicos no pueden darte aquellas cosas naturales que aprendes mirando”, añadió el siete veces campeón individual de Grand Slam. El estadounidense Andy Roddick, ganador del US Open 2003 y líder del ranking en noviembre de ese año, antes del inicio de la era Federer, no dudó: “Es el tenista de 20 años más completo que he visto. Roger no ganó su primer Grand Slam hasta los 21, y Nadal lo ganó con 19, pero no fue tan bueno en todas las superficies como hasta los 22. Alcaraz no tiene debilidades”.
Lo mismo que manifestó Roddick hace un tiempo, efectivamente, es lo que produce globalmente Alcaraz. Es creativo y explosivo de piernas, con derecha de boxeador, revés de rayo láser y sensibilidad de músico clásico. Competitivo, sanguíneo y educado. Emocional y frío para sonreír en momentos dramáticos dentro del court. Con patines para deslizarse y gomas de tracción. Rápido como felino, perspicaz y lúcido para saber leer la jugada y hasta cambiar sobre la marcha. Contagia. Atrae.
“Estoy impresionado con las palabras de Novak. Las tomo con los brazos bien abiertos. Me llenan de alegría y es un orgullo poder ser su entrenador y disfrutar de todos los días, no sólo de ahora que ganó Wimbledon, sino todo el viaje”, celebró Juan Carlos Ferrero, en la cadena de radio COPE. El Mosquito saboreó las mieles que su pupilo hoy paladea: fue número uno (en 2003) y hace veinte años ganó un Grand Slam, en Roland Garros. Ello representa una ventaja para Carlitos, que incorporó información. “Sinceramente, no veo a ningún tenista del panorama actual, con la excepción de Djokovic, capaz de frenar el ascenso imparable de Carlos. Me imagino que a aquel no le quedan muchos años y, por consiguiente, creo que los aficionados españoles tendremos la oportunidad de disfrutar muchos más partidos y de celebrar muchas más victorias”, escribió Toni Nadal, tío y formador de Rafa, en su columna habitual del diario El País de España. “Carlos es la mejor mezcla del tenis moderno y el antiguo”, resaltó Emilio Sánchez Vicario, referente del tenis de España como jugador y entrenador.
Con 20 años y 72 días, Alcaraz se encumbró como el tercer jugador más joven capaz de ganar el título de singles masculino de Wimbledon, solamente superado por leyendas como Boris Becker en la década de los 80 y Bjorn Borg en los 70. Tiene todo y más también. Por ello no llama la atención que Djokovic, nada menos, el hombre con más trofeos de Grand Slams (23) afirme lo que dijo tras caer en el centre court del All England. “Me sorprendería que Alcaraz no ganara todos los Grand Slams en algún punto de su carrera. Es el jugador que ha traído aire nuevo, con un tenis tan electrizante. Es nuestro mejor embajador”, aportó John McEnroe, una figura que no suele obsequiar elogios con facilidad. Pero Carlitos ya es la gran debilidad de todos.
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