El gran año que tuvo el Seven de Uruguay permitió que varias piezas importantes del equipo de Ivo Dugonjic se sumaran a la lista de 46 jugadores que Esteban Meneses eligió para el último tramo de la preparación para el Mundial de Rugby 2023. De esos 46, el plantel quedó en 33 y Baltazar Amaya demostró su nivel para meterse en la convocatoria definitiva de Los Teros que jugarán la Copa del Mundo en Francia.
Es argentino, tiene 24 años y juega como wing, pero también de fullback, dándole un abanico importante de opciones al entrenador de la Celeste.
Se crió en Hindú, club en el que jugó su padre, pero a los 9 años la familia se mudó por trabajo a Montevideo.
Desde ese momento empezó otra historia para Baltazar y a pesar de cambiar de país, no cambió de deporte. El rugby siguió siendo parte importante de su vida y también de la inserción social en su nueva ciudad. Conoció amigos y nunca paró.
“Mi padre es entrenador de rugby, pero se vino a Uruguay por trabajo. Él se desempeña en la banca privada y cuando yo tenía 9 años nos vinimos a Uruguay”, le contó Baltazar Amaya a Ovación.
De Hindú, club de origen, Amaya pasó a jugar en Saint Patricks, el combinado de rugby de ese colegio y Woodlands. Luego se fue a Lions y finalmente llegó a Old Boys, pero en 2020 dio el paso al profesionalismo luego de haber disputado con Los Teritos el World Rugby U20 Trophy en Rumania 2018 y Brasil 2019, donde la Celeste fue cuarta. Para defender a la selección juvenil no necesitó nacionalizarse, pero más adelante la historia cambiaría para Baltazar. Peñarol le ofreció en 2020 un contrato para ser parte de la franquicia y se embarcó en el desafío de convertirse en jugador profesional.
De ahí en más y pandemia mediante, pasaron cosas buenas para Baltazar porque en 2021 debutó en Los Teros y en 2022 el mirasol obtuvo la Superliga Americana de Rugby.
Amaya se sumó al plantel de Los Teros Seven que tuvo un 2023 soñado con una gran actuación en el Circuito Mundial y la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024: “Fue un año movido y muy bueno en el Seven. Después me sumé al XV y fue una alegría tremenda quedar en la lista definitiva”.
Ya nacionalizado uruguayo desde el año pasado, Baltazar contó cómo fue la decisión de defender a la Celeste: “No fue complicado. Me hubiese gustado jugar en la selección de Argentina, pero una vez instalado en Uruguay, crecí acá, tengo mis amigos y mi familia acá. Me considero un uruguayo más”.
Además de jugar al rugby, Amaya es fanático del fútbol y de Boca, club al que fue a ver el miércoles frente a Racing en La Bombonera: “Me fui toda la semana porque podíamos entrenar por nuestra cuenta y estando en Buenos Aires surgió la posibilidad de ir a la cancha. No lo dudé”, contó. “Nos fuimos a La Boca a las 5 de la tarde, estuvimos ahí, comimos y tomamos algo haciendo previa, terminamos en la plaza donde se juntan hinchas de Boca y entramos a la cancha a eso de las 20:30”, agregó.
El empate sin goles con Racing por Copa Libertadores dejó a Baltazar sin poder gritar un tanto de su equipo: “Mi amigo y yo somos muy fanáticos de Boca, cantamos todo el partido, alentamos, gritamos y nos quedamos con las ganas de que el equipo hiciera un gol para poder gritarlo porque ir y vivirlo ahí adentro es muy divertido”.
En la previa al Mundial de rugby 2023 y ya en la lista definitiva de Los Teros, Baltazar Amaya tuvo su noche como hincha en La Bombonera y ahora irá por noches como jugador en Francia: “El objetivo de ganar dos partidos es posible porque el crecimiento de Uruguay le permite apuntar a eso, a competir con grandes equipos y ponerse metas ambiciosas. A eso vamos a la Copa del Mundo”.
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