"Salí a buscar la carrera sin miedo": reacción de Milton Wynants a 25 años de su medalla olímpica en Sídney 2000

"Las sensaciones eran buenas y yo probaba, iba por vueltas; uno no sabía si era una locura porque había rivales muy fuertes", recuerda el 'Gorra' un cuarto de siglo después de una hazaña que marcó la historia del deporte en Uruguay.

Enviado a Paysandú
"¿Esta filmación después me la podrías pasar?", pide Milton Wynants sentado en el living de su casa, pintada por fuera del mismo celeste que supo vestir en los mejores escenarios del mundo. En Paysandú, frente a una pantalla, revive el minuto a minuto de aquella carrera de Sídney 2000 que todos tenemos tan presente, porque le dio a Uruguay su última medalla olímpica hasta hoy y a Sudamérica la primera en cualquier prueba de ciclismo.

Ya pasó un cuarto de siglo desde aquel día. Esa plata cortó una racha de 36 años sin medallas para el país, tras la de bronce de Washington Rodríguez en boxeo (Tokio 1964). Sin embargo, él ni su familia habían visto completa aquella "Carrera por puntos". "Más que nada la veo cada aniversario, por las redes, pero nunca toda la carrera", explica sin despegar mucho los ojos de su yo de 28 años y girando a toda velocidad en la pista del Velódromo Dunc Gray.

La charla se detiene enseguida porque se mete segundo en el primer sprint (embalaje). Para el que no entienda, Milton explica: "Fueron 16 embalajes, eran 40 kilómetros en total, 160 vueltas a la pista, un sprint cada 10 vueltas". El reloj marcó 47:11, a un promedio de 50,9 km/h. El sistema era simple: el ganador de cada sprint suma cinco puntos, tres el segundo, dos el tercero y uno el cuarto. Así se ordena la clasificación general que define las medallas y demás posiciones.

Pero además: "En ese entonces se ganaba por mayor recorrido y se buscaba la oportunidad de salir a un corte y sacar la vuelta". De hecho fue lo que hizo: le sacó una vuelta al pelotón, es decir que dio 161 vueltas (51,2 km/h) y el español Joan Llanerasmedalla de oro— sacó dos (162 vueltas a 51,5 km/h).

Milton Wynants en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000
Milton Wynants en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
Foto: AFP

La pantalla muestra a Milton unos 50 metros adelante del pelotón y el del presente sonríe: "Capaz que salir con otro hubiera sido mejor, se hace más fácil ir trabajando juntos. Pero ahí fui por el embalaje y cuando se escucha la campana uno no afloja hasta la raya". Cinco puntos más, ocho en total y liderazgo que mantuvo hasta el séptimo sprint. Momento de: "Respirar un poquito y tomar rueda de vuelta, y esperar los ataques nuevamente porque faltaba mucho todavía".

La carrera de Wynants tuvo tres instancias clave: esos sprints iniciales, la fuga a mitad de carrera que le dio una vuelta de ventaja y el último embalaje, que puntuaba doble y valió la medalla. Estuvo siempre entreverado adelante, sumando puntos y atento a los cortes. Nada fue casualidad.

¿Quiénes eran los rivales a vencer? "Estaba el italiano campeón olímpico de Atlanta, Silvio Martinello, corredor de Giro D'Italia, Tour, lanzador de (Mario) Cipollini. También (Stuart) O'Grady, australiano, local. El argentino Juan Curuchet (campeón olímpico de Madison en Beijing 2008) y el colombiano Marlon Pérez por Sudamérica. El canadiense Brian Walton (campeón panamericano y plata olímpica en Atlanta 1996 en esa especialidad), el suizo Bruno Risi". También el ruso Alexey Markov (medalla de bronce) y el coreano Ho-seong Jo (cuarto), a quien Wynants dejó sin medalla en el último sprint.

Milton Wynants celebra su medalla de plata en los JJ.OO de Sídney 2000
Milton Wynants celebra su medalla de plata en los JJ.OO de Sídney 2000.
Foto: Pedro Ugarte

Recuerda que "era un nivel muy parejo", que no sabía "quién estaba mejor o qué rueda seguir". Pero la carrera le dio una pista y fue la fuga del español Llaneras junto al ruso Markov y el coreano Ho-seong, que lograron sacarle una vuelta al pelotón, incluido Milton, cuando aún quedaban 60 vueltas para el final. Con la sangre en el ojo de no haber enganchado la primera escapada buena, el sanducero fue por el siguiente.

"Había momentos en los que se bajaba un poco el ritmo y las sensaciones eran buenas, y yo probaba. Uno no sabía si era una locura, pero salí a buscar la carrera sin miedo, iba por vueltas. Sabía que había rivales muy fuertes, pero no me asustaba porque después que uno larga, ya está", recuerda Milton 25 años después.

Y fue lo que pasó: Llaneras atacó de nuevo en busca del oro y el uruguayo fue el único que reaccionó para salir atrás. Se cortó un grupo que rápidamente se organizó y, en cuestión de seis vueltas, le sacaron una al pelotón. "Eramos dos, cuatro, seis, siete", cuenta Milton frente a la pantalla. Con esa ventaja ya cumplía su primer objetivo de entrar en el top-10, una cuenta pendiente de su debut olímpico en Atlanta 1996, cuando fue 11º.

"Hay veces cuando gastás mucho en el sprint, capaz que quedás ahogado y puede pasar de que te ataquen y no tengas la reacción rápida para ir a esa fuga", explica y pone el ejemplo del australiano O'Grady, que terminó con 26 puntos pero perdió dos vueltas con Llaneras y una con otros ocho corredores. Terminó noveno.

Milton Wynants con su medalla de plata en los JJ.OO. de Sídney 2000
Milton Wynants con su medalla de plata en los JJ.OO. de Sídney 2000.
Foto: Lionel Cironneau

Recuerda que "en pasajes que miraba hacia arriba" se veía cuarto en la general, pero no veía los puntos. "Para mí ya era un sueño cumplido estar entre los 10 en unos Juegos Olímpicos, pero a falta de pocas vueltas dije: 'Bueno, sumando algún puntito más puedo llegar a un bronce'".

Llaneras marcó el ritmo porque se sabía campeón olímpico y Wynants fue por el último embalaje, al que no llegaron el ruso y el coreano, sus rivales a vencer: "Para entrar en la definición tenés que estar ubicado adelante en las últimas cuatro, cinco vueltas. Sino, no entrás. Si venís atrás y querés pasar, aceleraron y ya no te da", señala mientras se mira abriendo los codos y defendiendo su lugar en la punta del pelotón.

La emoción invade al 'Gorra' cuando vuelve a escuchar la campana que marca la última vuelta y se vuelve a ver levantar los brazos "festejando el tercer lugar", que resultó ser segundo.

La transmisión enfoca a Markov y bromea: "El ruso no sé si estaba contento o frustrado porque perdió el segundo lugar en la última".

Y entre varias anécdotas recuerda que subió podio con las zapatillas y "unos tirones en las piernas" porque, eufórico, no tuvo tiempo de aflojar.

Saca la histórica medalla de plata de la vitrina aunque su esposa Marlene le recuerda lo difícil que es colocarla, y se la cuelga ante la mirada orgullosa de su hija Luciana, otra espectadora que se sumó a la video-reacción pero detrás de cámaras. También es ciclista y va a defender a Uruguay en el próximo Mundial de Pista en octubre, para continuar el legado de su padre.

Aún queda espacio para lo más emotivo: "Ese grito quedó pa' (la historia)". Un silencio y en la transmisión retumba el icónico: "Uruguay pa' todo el mundo".

Milton Wynants con su medalla de plata olímpica a 25 años de Sídney 2000
Milton Wynants con su medalla de plata olímpica a 25 años de Sídney 2000.
Foto: Santiago Vanoli

El camino a Sídney 2000: "Una wild-card con nombre y apellido"

Milton Wynants no clasificó a los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, Uruguay consiguió un cupo extra por invitación, además del que se ganó Gregorio Bare para la prueba de Ruta, por ganar el oro de esa disciplina en el Mundial B que se corrió en Uruguay un año antes.

Wynants fue plata en la Carrera por puntos (Pista) de ese Mundial B de Montevideo–Punta del Este 1999, pero como solo clasificaba el oro (que fue Kam-Po Wong de China Taipéi) el ‘Gorra’ se quedaba sin Juegos Olímpicos. Lo que con el diario del lunes hubiera sido imperdonable para el deporte uruguayo.

Ciclista desde los 14 años, Wynants tuvo contacto muy temprano en su carrera con la pista porque en aquella época el ciclismo tenía preferencia para el uso de los velódromos.

Estaban el de Montevideo (construido en 1938) y el de Mercedes (1966), pero el furor era tal que en 1989 Paysandú construyó el suyo propio. “En aquel entonces se les daba mucha importancia a los campeonatos del litroal y nacionales de pista, eran muy competitivos”, asegura Milton. Entre los referentes recuerda a Walter Rafael Silva, Mario Wynants (su primo), Alberto Ferrazán, Jorge Mansilla, José Maneiro, Carlos García y más.

Incluso “había un plan para exigirle a todos los clubes que compitan en el campeonato de pista”, de lo contrario la Federación Ciclista Uruguaya les prohibía largar Rutas de América y Vuelta Ciclista del Uruguay.

No era un problema para Wynants, que de muy joven demostró condiciones de sobra para correr en el óvalo, tanto sobre hormigón como madera.

Su primer campeonato internacional en pista fue en Montevideo: “Medalla de bronce en la 4x75 (crono por equipos) de los Panamericanos de Ciclismo Junior, con Juan Ibarra, José Castillo y Juan Araujo”, recuerda.

Su primera experiencia internacional fue en los Odesur 1994 de Venezuela: plata en la Carrera por puntos (o “Puntuación”). Después bronce en Eliminación y plata en Puntuación de los Panamericanos de Ciclismo en Chile 1995. Al año siguiente plata en la Puntuación de los Panamericanos de Ciclismo de Venezuela.

Obtuvo medalla de plata de Puntuación en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995, que le valió la clasificación a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Fue con Gregorio Bare y Ricardo Guedes, que compitieron en Ruta. Él en su querida Carrera por puntos: “Cuando terminé me dieron como séptimo. Me parecía raro, pero festejé el diploma. Después me dijeron que era un error y quedé 11º”.

En ese 1996 ganó su única Vuelta Ciclista, corriendo para Nacional. Dos años después ganó las Rutas de América con el Alas Rojas de Santa Lucía. En el 1999 fue a los Juegos Panamericanos de Winnipeg (Canadá) y volvió a ser plata en Puntuación.

Luego plata en la misma prueba del Mundial B antes mencionado y plata otra vez en los Panamericanos de Ciclismo de Colombia 2000.

Nueve medallas internacionales que coincidían con el mejor momento de su carrera deportiva, plenitud física a sus 28 años, un currículum cargado con vasta experiencia en la pista internacional, pero el Gorra se quedaba sin JJ.OO.

Era una injusticia, pero "junto al Comité Olímpico Uruguayo se gestionó una wild-card con nombre y apellido para él", recuerda Daniel Gutiérrez, entonces presidente de la FCU y miembro de la delegación que posteriormente viajó a Australia.

No obstante y más allá de los logros que ya había coleccionado, para Milton la clave fue seguir en actividad después de la Vuelta Ciclista del 2000 (turismo) y el viaje a Australia un mes antes de los JJ.OO. "Fuimos con Hugo Scricky (DT) y el Ñato Bare, y allá nos recibieron otros uruguayos que nos ayudaron a entrenar y llegar a los Juegos con ritmo de competencia".

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