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Varado y sin plan B: así que quedó Uruguay frente al muro paraguayo

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Facundo Torres  ingresando por Jonathan Rodríguez
FERNANDO PONZETTO

SELECCIÓN

Uruguay no fue capaz de abrir el bloque defensivo paraguayo y tampoco de tomar decisiones que dieran otras alternativas en ataque-.

El campo visual de Antony Silva, el arquero de Paraguay, jamás pudo ser interferido por una pelota que fue por arriba. Y con Matías Viña abierto, sin tocar la pelota ni siquiera aparecer en la línea de dirección del balón. Gol anulado, de forma vergonzosa por el VAR (de FIFA y no de Conmebol). Y, la verdad, que los muchachos del VAR están desgastando la paciencia uruguaya, porque le erran bastante seguido en contra de la Celeste. Ese gol pudo darle la victoria a Uruguay y, en todo caso, hasta cambiar todo el recorrido posterior del partido. Pero, el enojo no puede ocultar que el trabajo de la Celeste no convenció. Ni un poquito.

En realidad, lo que hay que establecer es que las condiciones que tienen el equipo para exhibir un nivel de juego competitivo más alto no apareció. O, si quieren y para ser justos con todo el desarrollo del encuentro, fue muy corto.

Lo peor es que además de quedar “var(ados)” en el marcador por los ojos que miraron monitores y vieron lo que no existió, a Uruguay le faltó la mejor lectura del desarrollo del encuentro para ejecutar un plan B, porque el A se agotó después que Luis Suárez mandó por arriba del travesaño un cabezazo.

Para definirlo con exactitud, la sorpresa de la línea de tres y la presión alta que provocó un buen empuje inicial se fue diluyendo y perdiendo entre el recorrido intenso que desplegaron los jugadores paraguayos para obtener lo que vinieron a buscar: el 0-0.

Una revisión del VAR a la que fue llamado el colombiano Roldán
Una revisión del VAR a la que fue llamado el colombiano Roldán.

¿Cómo contribuyó Uruguay para que el equipo de Eduardo Berizzo se llevara un punto? Repasemos.

1

Los desaciertos de los mediocampistas

La utilización de los tres mediocampistas que pueden aportar recorridos largos y una elaboración de fútbol prolijo no dio resultado. En este caso porque hubo rendimientos muy bajos. Extrañamente Matías Vecino, Rodrigo Bentancur y Federico Valverde entregaron muy mal la pelota en largo y en corto. Además, por momentos quedaban muy juntos, lo que implicó que se perdiera la posibilidad de sorprender.

2

Sin asistencias para los delanteros

Los movimientos que procuró aportar Jonathan Rodríguez en el comienzo, aprovechándose de la atención que demandaba Luis Suárez para los zagueros paraguayos, nunca fue explotado de manera adecuada. Sin pases entre líneas, sin balones a los lugares que intentó atacar el “Cabecita”, y sin buena generación central, la Celeste terminó empujando, pero nunca atacando.

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Los pelotazos lanzados para nadie

Por encontrarse maniatado, frente a un equipo que juntó líneas, que lució en la tarea de contener, por desesperación y intención de encontrar una segunda pelota que pudiese ayudar a arrimarse al área rival, se lanzaron muchos pelotazos. Desde el fondo y desde la mitad del terreno. La mayoría no pudo ser recepcionado por otro celeste. Muy largos para Giovanni o Viña, demasiado complicados para Suárez o Rodríguez por estar rodeados de rivales. Y, en ocasiones, hasta afuera de la cancha.

Matías Viña no fue bien explotado por el equipo
Matías Viña no fue bien explotado por el equipo. Foto: Nicolás Pereyra.
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No variar para el segundo tiempo

La línea de tres no consiguió que el equipo dominara el juego en la mitad del terreno. Hubo lucha, fuerza, pero escasas ideas y poca generación. A Uruguay le sobraba uno de los mediocampistas y hasta uno de los zagueros. La primera variante debió ser la de Facundo Torres, pero por Matías Vecino, para que su accionar por detrás de dos delanteros pudiera resquebrajar ese pelotón defensivo que terminó montando Paraguay. Una fórmula pudo ser con Giovanni González y Matías Viña de laterales. Así Torres tenía opciones para perfilar su juego con un socio y también disponer de dos hombres arriba que arrastraran marcas y liberaran espacios.

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Demorar las otras modificaciones

Paraguay ya había tomado la determinación de replegarse. Se había olvidado de las transiciones ofensivas. O sea, no demostró que quisiera agredir al fondo de Uruguay y, además, de los cuatro zagueros pasó a una línea de cinco en el fondo cuando a los 67 minutos metió a Santiago Arzamendia. Brian Rodríguez ingresó en Uruguay a los 83 minutos de juego. ¡Faltó reacción! El equipo precisaba cambiar el libreto inicial para tratar de poder abrir a un conjunto que simplemente ponía su esfuerzo en cerrarse más. Mucho más de lo que ya había llevado adelante hasta es instante.

6

Ocampo pudo ser una gran alternativa

De la misma forma que Torres dejó en evidencia que su gran rendimiento actual terminó convirtiéndolo en uno de los mejores jugadores de la Celeste, el técnico también pudo optar por aprovechar al otro delantero del momento: Brian Ocampo. Con una habilidad diferente, veloz, y con una gran imposición en el uno contra uno, perfectamente pudo ser el futbolista que abriera una brecha ganando con una acción individual. Y hasta quizás se pudo explotar mejor los dos costados.

Uruguay empató 0-0 contra Paraguay. FOTO: Nicolás Pereira.
Uruguay empató 0-0 contra Paraguay. FOTO: Nicolás Pereyra.
7

Un único remate al arco guaraní

El gol anulado a Jonathan Rodríguez fue el único disparo que la Celeste pudo realizar en los 90 minutos al arco de Silva. Las dos jugadas que dispuso a su favor Suárez terminaron con remates por encima del travesaño. La primera por un centro desde la derecha que ningún paraguayo pudo rechazara y, además, con el horror de descuidar al goleador uruguayo. La segunda después de una pelota que recuperó Giovanni González y un ingreso al área que culminó el delantero con un remate alto de pierna derecha. Del otro lado, teniendo como eje futbolístico la intención de defenderse y contragolpear, dispusieron del mejor disparo, lo que propició una muy buena atajada de Fernando Muslera.

8

Mal ejecutadas las pelotas quietas

Cuando pudo empujar y empezar a meter balones más profundos, gracias a la vivacidad de Torres, lo que entregó por ejemplo dos buenas combinaciones con Giovanni González, Uruguay tampoco consiguió sacar rédito de ello. Cada pelota quieta que se dispuso a favor terminó con un balón muy corto o, en su defecto, demasiado largo. Curiosamente, en este rubro hubo malos envíos de Valverde, uno de los futbolistas que mejor le pega a la pelota en el combinado uruguayo.

Por todo esto, lo que podía regalar optimismo por la calidad del plantel, sin perder de vista las bajas que se tenían por diferentes razones, Uruguay no encontró la llave maestra. Esa que abriera las puertas hacia el triunfo. Sí, Uruguay quedó “varado” por una lectura inapropiada de una jugada lícita, pero también se estancó por su bajo rendimiento y por no saber recurrir a un plan B.

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