Enviados a Las Vegas
El calor jugó su partido. A las 18:00 horas de Estados Unidos (22:00 de Uruguay) hubo 46 grados cerca del Allegiant Stadium, donde se jugó el clásico entre Uruguay y Brasil por los cuartos de final de la Copa América.
Esa temperatura llevó a que no se diera la típica “previa” de los hinchas uruguayos en las inmediaciones del estadio como si ocurrió en los anteriores encuentros de la celeste en la competencia continental. Esta vez los fanáticos optaron por ingresar rápido al estadio. ¿La razón? Estaba climatizado.
Sí, el Allegiant Stadium es cerrado y climatizado. En el interior del estadio la temperatura era de 23 grados, una invitación muy agradable para que los hinchas pudieran entrar pronto a la espera del duelo contra la Canarinha.
Sin embargo, esto contribuyó también llevó a que fuera “una caldera” el estadio de Las Vegas. Porque cada vez que los hinchas de ambos países cantaban se daba un acústica muy particular, similar a la de un teatro o un gimnasio.
Para este encuentro los fanáticos celestes no estuvieron todos juntos en el estadio, sino más dispersos, por lo que se dieron “algunos” cruces con los hinchas brasileños.

Prácticamente hubo la misma cantidad de hinchas de Brasil y de Uruguay en las tribunas, aunque si se constató una gran diferencia a favor de los celestes a la hora de cantar porque se hicieron sentir.
Sin embargo, acudieron muchos hinchas de otros países al Allegiant Stadium a presenciar una nueva edición de uno de los clásicos del fútbol sudamericano. Entre ellos había méxicanos, estadounidenses y colombianos, quienes sacaron entradas para este partido por una simple razón: pensaron que su selección iba a quedar segunda en el Grupo B, por lo que iba a jugar en ese estadio.

Los hinchas uruguayos vivieron un hecho inédito en Las Vegas y fue escuchar una explicación del VAR. Nahitan Nández le cometió una dura falta a Rodrygo y el árbitro Darío Herrera lo amonestó, aunque a instancias del VAR decidió mostrarle la roja para que la Celeste se quedara con diez futbolistas. Por esto el juez procedió a explicarlo para todos los presentes en el Allegiant Stadium.
El final fue de locos porque las tribunas estaban cerca de la cancha, los jugadores arengaban y el público enloquecía. Pero con el penal de Manuel Ugarte se escuchó un solo grito al unísono: “¡Uruguay noma!”.
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