Las señales positivas que dejó el Nacional de Pablo Repetto en el partido ante Sarmiento

AMISTOSO INTERNACIONAL

El Nacional de Pablo Repetto comenzó a mostrar destellos de talento de la mano de la cantera y varios debutantes. Con un gol de Adrián Vila, que ingresó en el segundo tiempo, se impuso 1-0 ante Sarmiento para quedarse con la Copa Atilio García, en honor a una gloria del club.

Pero más allá del partido amistoso, lo relevante para el entrenador tricolor era probar sus cartas nuevas, y al haberlo hecho puede quedarse tranquilo al saber que, al menos ayer, la cantera fue inagotable. El albo, que tuvo siempre la intención de tomar la iniciativa con la pelota, se encontró con un juvenil que sabe cuidarla: Manuel Monzeglio. El número 24 convertía cada balón intrascendente en una situación de ataque, con una visión de campo que le daba profundidad al juego tricolor.

De hecho, la primera chance de peligro que tuvo el conjunto local ocurrió cuando Monzeglio logró asociarse con Zunino por intermedio de un pase preciso. Luego el oriundo de Canelones se la cedió a Sánchez y fue a buscar el centro al área, aunque le faltó poco para conectar. El inconveniente de Nacional era que no lograba acompañar las buenas intenciones del juvenil, que en muchas ocasiones debió replegarse al centro del campo para tomar contacto con la pelota. Pero cada vez que la redonda le llegó limpia unos metros más hacia adelante, impuso su calidad.

Otra de las señales positivas para Repetto fue la inserción en el equipo de Yonathan Rodríguez, que se hizo cargo del centro del campo como si hace años jugara con Trasante. Los dos tejieron una gran dupla, con el santalucense unos metros más adelantado y el exjugador auriverde en el eje central del campo de juego.

Pero si hay algo que le había faltado al bolso en los anteriores encuentros de preparación era la solidez defensiva. Por momentos, esto volvió a suceder, sobre todo a partir de la imprecisión de Mario Risso, que no le proporcionó una salida limpia al equipo desde atrás. Sin embargo, el contrapunto fue Juan Izquierdo, quien demostró que puede competir por un lugar en la zaga central: el ex Wanderers estuvo rápido en la toma de decisiones y fuerte en el juego aéreo, por lo que se autopostuló como una opción para integrar la defensa en el clásico que jugarán mañana ante Peñarol.

Y, como suele decirse, lo mejor (o el gol) para el final: Adrián Vila volvió a destacar en la mitad y le bastó con ingresar en el complemento para convertir. Es cierto, a Nacional le falta funcionamiento, pero tiene con qué generarlo.