El presidente de León, Jesús Martínez, fue bien claro en la interna cuando le transmitió a directivos cercanos: “¿Cómo no voy a querer yo que juegue si es el jugador con el salario más alto?”. El mensaje respondía a versiones encontradas sobre la teoría de que había habido una orden directriz para que Nicolás López dejara de tener minutos en León. “Ni eso ni nada que se le pareciera”, aseguró a Ovación una fuente cercana al tema.
Aunque pocos lo entienden con el diario del lunes, el jugador que hoy es figura en Nacional, a razón de 22 goles y ocho asistencias en 33 partidos desde su vuelta al club, vivía uno de los peores momentos deportivos de su carrera hace exactamente un año.
A pesar de que había empezado a coincidir con otro uruguayo, como Jorge Bava, la sintonía no pasó a más de la nacionalidad y llevó a que el Diente forzara su salida de México a los pocos meses y resignara más de US$ 500.000 para regresar a Uruguay.
La historia se remonta a comienzos del pasado año, cuando el entrenador (hoy en Independiente Santa Fe de Colombia) desembarcó en León para sumar su primera experiencia internacional. Entre los uruguayos que llegaron con él se encontraban Alan Medina y Gonzalo Nápoli, quienes tuvieron distinta suerte y se incorporaron al plantel que ya integraba López.
“Yo llegué a León y había 12 extranjeros y de esos solo podía tener nueve y margen para alguna incorporación. El dueño me manifestó que a Nicolás lo habían comprado, pero que no había rendido lo que esperaban y querían prescindir de él. Yo le dije que no, que me tenía fe de que podía recuperarlo, y así fue; me lo dejó”, declaró en diciembre el entrenador al programa Polideportivo (Canal 12).
Pese a que la versión no coincide con lo que dicen desde la contraparte, el capítulo quedó en el pasado y los caminos de Bava y el Diente ya no volvieron a encontrarse desde aquel cortocircuito electoral, que devino en que la ya desaparecida lista 8 -hoy con mayoría en la directiva del club- descartara al técnico para evitar un conflicto a futuro entre ambos.
El año, de igual forma, empezó con altibajos para el protagonista de esta crónica, que fue calificado como “el mejor de la pretemporada” por el ya cesado Martín Lasarte, pero que igualmente recibió críticas de varios periodistas por su rendimiento.
Algunos con un tono más agresivo que otros, se expresaron al respecto y en algunos casos salpicaron al vicepresidente Flavio Perchman, quien se encargó de renovarle el contrato por un año y medio más: “Lo que no me gusta es cuando, en una semana, pasan de decir que ‘el Diente López está muy mal y no habría que renovarlo’ a en dos semanas decir ‘¡qué jugador es el Diente López!’, ‘el mejor de Nacional’. Esa parte no la entiendo tanto. no comulgo con esos idas y vueltas tan fácil. El Diente no estuvo bien en tres partidos, pero ¿de ahí a defenestrarlo? Yo estoy lejos de ser así”, respondió el dirigente.
En diálogo con el programa Esquina Peligrosa (Radio Universal), el vicepresidente profundizó en el concepto y explicó su molestia: “Acá todo lo marcamos de acuerdo al resultado final. No puedo hacer nada con las formas, las maneras. Muchas veces el periodismo empuja a un entrenador contra el precipicio y después, cuando se cae, te dicen: ‘¿Lo dejaron caer?’”.
El caso de López también hizo eco puertas adentro del club y llevó a que, por ejemplo, Lasarte lo sentara en el banco de suplentes , en su último partido al frente del club (contra Juventud de Las Piedras) y lo mandara a la cancha recién en el segundo tiempo.
Del mismo modo pasó en el interinato de Martín Ligüera (dos partidos), que no lo utilizó y posteriormente en el debut de Pablo Peirano. A la siguiente fecha, sí inició y desde entonces no salió más. Eso se vio acompasado de una mejora considerable en su nivel, que ya despertó interés en un club brasileño, según pudo saber Ovación.
“Yo no me lo imagino sin el arco en la espalda. Debe de dormir con un arco atrás de la cama mirándolo. No me lo imagino corriendo a un lateral hasta el fondo ida y vuelta, que es lo que tienen que hacer defensivamente los de afuera. (...) Para mí, él se siente cómodo cuando tiene contacto con la pelota. En esos segundos donde a todos les falta a él le sobra tiempo”, aseguró el actual entrenador, Peirano, al describirlo. “Es el jugador más determinante del fútbol uruguayo. Estoy 100% convencido. En rendimiento acá, afuera, y por cómo está jugando con los rivales”.
El quiebre en 2025
El Diente mostró su otra cara ayer, en Los Céspedes, donde la cuenta oficial de Nacional publicó un video en el que aparece como el principal sospechoso de haberle dado vuelta varias cosas de su auto a Jeremía Recoba. Aunque sin dar pistas, pasó caminando por detrás de la escena en la que su compañero se encontró con la valija abierta, sillas playeras y un par de championes desparramados.
“No hay que dejar el auto abierto, muchachos. Acuérdense: eso es culpa mía por dejar el auto abierto. Ya los voy a anotar. Yo no puedo creer. Esto es el día a día”, dijo Recoba entre risas.
La semana pasada, López también tuvo una interacción por fuera de la imagen introvertida que suele mostrar frente a cámaras. Se dio a través de las redes sociales, cuando se encargó de responderle (de manera irónica) a detractores que lo cuestionaban de antemano por el partido de Libertadores contra Bahía. Al romperla con un gol y una asistencia en la victoria por 3-1, sacó las telerañas de su cuenta de X (antes Twitter) y mostró otra faceta inusual en él.
El Diente calló bocas y, con 15, ya es el goleador de Nacional en lo que va de la temporada, tal y como había proyectado Perchman a comienzos de enero. Tiene un promedio de 0,67 goles por partido y genera uno cada 88 minutos si se cuentan sus asistencias (tres). Es, en esta faceta, el jugador más determinante del plantel de Nacional y, tras su renovación, también se convirtió en el mejor pago del equipo.
El antes y después se dio hace exactamente un mes, en el partido que lo enfrentó a Danubio, donde cortó una mala racha de cinco partidos consecutivos sin convertir (o siete, si se consideran dos en los que no ingresó). Desde entonces, fueron todas buenas para él, que registró cinco goles y una asistencia en sus últimas cinco presentaciones entre la Liga AUF Uruguaya y la Copa Libertadores. También dejó atrás la incertidumbre por su nuevo contrato, que se oficializó el pasado 12 de marzo e incluyó una extensión hasta diciembre de 2026.
De los números en bruto se desprende que la llegada de Peirano también le sentó bien y no es para menos: en cuatro de sus últimas cinco apariciones ya completó los 90 minutos mientras que con sus antecesores solamente lo había podido hacer en ocho de los 27 partidos que jugó.
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