La Nación / GDA
A los 80 años falleció Hugo Orlando Gatti, el Loco, quien se consideró un discípulo y un heredero del gran Amadeo Carrizo y forjó un estilo que quedó marcado para siempre en el fútbol argentino.
Fuentes del Ministerio de Salud de la Ciudad confirmaron al medio argentino La Nación el fallecimiento del Loco cerca de las 17:30 del domingo 20 de abril. Llevaba dos meses internado en el Hospital Pirovano por un cuadro de neumonía.
Su familia decidió quitarle el respirador porque su estado de salud era ya irreversible, según informaron.
Repartía sus días entre Argentina y España, el país en el que eligió radicarse hace ya varios años. No le gustaba el frío, por lo que este verano llegó a la vecina orilla, donde sufrió, hace casi dos meses, una caída que le provocó una fractura de cadera. Fue internado en el hospital, y luego de la cirugía su estado se complicó al contraer un virus hospitalario que derivó en una neumonía y una insuficiencia renal. El viernes 28 de marzo se le practicó una traqueotomía.
Por aspecto e indumentaria tuvo una impronta juvenil, desfachatada e intrépida que no lo abandonó hasta sus últimos días. La melena, la misma que en su época de arquero se sujetaba con una vincha, adquirió un color cenizo ya entrado en la adultez. Las arrugas boicoteaban su modo juvenil de vestirse. Fue alguien que le quitó solemnidad y almidón al puesto de arquero.
Ese aire picaresco y desprejuiciado no le impidió ejercer el oficio con la seriedad profesional de alguien que tiene el récord de partidos disputados en Primera División, con 765, a lo largo de 25 años (1962/88), entre Atlanta, River Plate, Gimnasia y Esgrima La Plata, Unión de Santa Fe y Boca Juniors. También posee la plusmarca de penales atajados entre los arqueros argentinos, con 26, ninguno más trascendente que el que le desvió a Vanderlei (Cruzeiro) y le dio a Boca su primera Copa Libertadores, en 1977.
Gatti se hizo un lógico merecedor del apodo Loco por su espíritu alegre para interpretar el fútbol como un espectáculo, un show. Consideraba que el hincha que iba a la cancha debía llevarse algo más que un resultado. Y él se lo ofrecía con un estilo audaz, atrevido, que para muchos conservadores era fronterizo con la temeridad.
En su carrera ganó seis títulos y todos con la camiseta de Boca Juniors, tres a nivel local y tres internacionales. En el fútbol argentino fue campeón del Metropolitano 1976 y 1981 y del Nacional 1976, mientras que también con la camiseta del Xeneize se alzó en dos ocasiones con la Copa Libertadores (1977 y 1978) y en una ocasión con la Copa Intercontinental (1977).
Con la selección de Argentina llegó a disputar 18 partidos defendiendo a la Albiceleste en la Copa América de 1975, donde atajó cuatro partidos, y también el Mundial 1966 donde integró el plantel, pero no tuvo minutos.
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