La Nación/GDA
Desde el regreso de Lionel Messia Miami tras disputar los partidos de la Eliminatoria rumbo al Mundial 2026 con la selección de Argentina, el futbolista casi no ha jugado. De hecho, en la noche del miércoles no pudo tomar parte de la final en la que el Inter Miami cayó por 2 a 1 en la final de la US Open Cup.
De la duda que había dejado Martino sobre la titularidad de Messi en la definición de la US Open Cup se pasó a una baja definitiva. Siempre seguido celosamente por su guardaespaldas, MEssi llegó al DRV-PNK Stadium de Fort Lauderlade y transitó los pasillos internos con una sonrisa, no dio aspecto de preocupación. Le tocaba ser espectador, junto a su esposa Antonela, en el palco, donde también había visitantes ilustres, como el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y Zinedine Zidane, quienes seguramente viajaron atraídos por la chance de verlo a Messi dentro de la cancha.
Todas las prevenciones no alcanzaron para que el rosarino estuviera en la final que Houston Dynamo le ganó 2-1 a Inter por la competencia más antigua del fútbol norteamericano. Leo, que había jugado en el triunfo por penales ante Cincinnati en las semifinales, se mantiene con 43 títulos, un récord que comparte con su excompañero Dani Alves, actualmente en prisión en Barcelona, acusado por una presunta violación en una discoteca de la ciudad catalana. Algunas estadísticas le dan 44 campeonatos a Messi, le contabilizan una Supercopa de España 2005, a pesar de que no estuvo en la convocatoria.
Tras la derrota, Martino declaró en la conferencia de prensa: “No podíamos arriesgar a Messi … seguramente va a volver a jugar antes del final de la temporada. No era prudente que jugara, ni siquiera tenerlo en cuenta unos minutos. Iremos partido a partido... y veremos si el departamento médico puede darnos el visto bueno. Hoy vi un equipo gastado”.
Como el partido de este miércoles valía un título, Martino y Messi convinieron en diagramar una recuperación que le permitiera llegar en buenas condiciones. Pero no pudo ser. La selección de Argentinao fue el primero en atender la alarma que emitió el cuerpo del rosarino, reemplazado a dos minutos del final en el 1-0 ante Ecuador, por las eliminatorias, el 7 de setiembre. En ese momento se pensó que era sustituido para que se llevara una ovación más del Monumental. Minutos después, él mismo se encargó de avisar que a partir de ahora será más habitual que no complete los partidos, algo que va contra su conocida voluntad de jugar de principio a fin.
Eso fue el preámbulo de su ausencia en el encuentro disputado cinco días más tarde, en la altura de La Paz. Acompañó al plantel y fue testigo desde el banco -no fue incluido en la planilla oficial- de la goleada 3-0 de la Argentina a Bolivia. A los 36 años, la madurez y la veteranía deben contener los ímpetus que trae de su juventud.
Sin que haya un parte médico oficial, Messi estaría recuperándose de una fatiga muscular, en el isquiotibial derecho. Martino habló de una afección sobre una vieja cicatriz muscular, que exige un seguimiento “día a día”.
Este cuadro de situación abre una incógnita sobre su presencia en la próxima doble fecha por las eliminatorias, que está a la vuelta de la esquina: el jueves 12 de octubre, ante Paraguay, en el Monumental, y el martes 17, contra Perú, en Lima. El 2023 del equipo de Lionel Scaloni se completará con la doble jornada de noviembre, frente a Uruguay, de local, y ante Brasil, de visitante.
Hasta que lleguen los compromisos con el seleccionado, la agenda de Inter Miami tiene tres fechas por la MLS: el próximo sábado, ante New York City; el miércoles 4 de octubre, vs. Chicago Fire, y el sábado 7, vs. Cincinnati. Imposible conjeturar si Messi participará en alguno de esos encuentros. Inter necesita una serie de buenos resultados para clasificarse a los playoffs. Se ubica a cinco puntos de New York FC y Montreal, los dos conjuntos que hoy estarían disputando el repechaje para entrar entre los ocho primeros clasificados. A Inter le quedan cinco fechas para recortar esa distancia. Si no lo consigue, a partir del 22 de octubre Messi entrará en unas largas vacaciones.
Messi está viendo interrumpida la continuidad que tuvo desde que se incorporó a la franquicia que tiene por accionista a David Beckham. Debutó el 22 de julio, ante Cruz Azul, por la Leagues Cup, competencia en la que terminó levantando el trofeo tras el triunfo por penales en la final ante Nashville. Hasta el momento, Leo disputó 12 encuentros (ocho completos, incluidos los 120 minutos y los penales de la semifinal de la US Open Cup ante Cincinnati, el 24 de agosto). Marcó 11 goles, dio cinco asistencias, con ocho victorias y cuatro empates. Está invicto.
Su incursión en el soccer levantó grandes expectativas. Su presencia o no condiciona mucho la asistencia a los estadios. Cuando juega, los precios de las entradas se disparan y quedan pocos lugares libres en los estadios, sea de local o visitante. Si queda al margen, el entusiasmo decae significativamente. En los partidos que fue reemplazado, su salida era seguida por la de un montón de espectadores que dejaban sus butacas y enfilaban escaleras abajo. Sin Messi, ya no quedaba mucho para ver.
Ese ambiente de decepción y pesadumbre se respiró anoche en el estadio de Miami. A medida que la gente iba llegando -entre los asistentes estuvo el basquetbolista James Harden, accionista de Houston Dynamo-, la noticia de que Messi no jugaba aplacó los ánimos.
En la platea, siguió el partido sin el gesto adusto que podría suponerse en alguien que atraviesa por un problema físico serio. Hay que atenerse al “día a día” que dijo Martino. Y esperar si en los próximos se lo verá más en las canchas que en las últimas semanas.
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