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No hay que olvidar lo que hizo el maestro Tabárez

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EDWARD PIÑÓN

UNA GAMBETA

Óscar Tabárez dejó en su paso por la Selección uruguaya una montaña de trabajo profesional de alto nivel. Fue el motor que puso a andar la recuperación de la internacionalización de la Celeste y el que empujó la modernización de las áreas de trabajo de los futbolistas de la Selección uruguaya.

EDWARD PIÑÓN

Las virtudes de su ponderado proyecto integral para todas las selecciones, que entre otras cosas forjó una identidad muy fuerte para quienes comenzaron a ponerse la camiseta Celeste a partir de los 15 años, además de eliminar malos hábitos de conducta o de comunicación con los aficionados, merecen ser reconocidas como las raíces de un cambio sustancial en Uruguay.

Las clasificaciones a las Copas del Mundo, el cuarto puesto en Sudáfrica 2010, los buenos desempeños en los otros mundiales, la obtención de la Copa América de 2011 son los aspectos deportivos de mayor relieve que tuvo un ciclo que no podrá ser borrado nunca. Sería injusto que la imagen final, de un Uruguay complicado en las Eliminatorias para Catar, quiera opacar este recorrido de partidos emocionantes y de tiempos en los que reinaba la ilusión por ver jugar a la Selección ante los mejores, sabiendo que se les competía con alma y vida.

Uruguay, la AUF, los jugadores que vienen, la vida en el Complejo Celeste, todo seguirá avanzando hacia adelante. Mirando hacia el futuro. Soñando con otros grandes momentos. Pero no se puede olvidar lo que hizo Tabárez.

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