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Gustaf: "Muy camuflado y prendido al tejido sale algún disparate, pero no insulto a los de Fénix"

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Gustaf, un verdadero hincha pasional de Fénix
Marcelo Bonjour

EL FÚTBOL Y YO

Fue el número 9 de la Quinta y de la Cuarta, pero al final el teatro pudo ganarle el duelo al fútbol, aunque eso jamás apagó la pasión por la camiseta albivioleta.

Gustaf se lo grita al mundo y no deja pasar ni la más mínima oportunidad para que todos sepan que su amor por Fénix es incondicional, porque se trata de uno de los grandes amores de su vida. A su cita con Ovación, el actor, humorista y presentador llegó con la camiseta, con una de las tantas de la enorme colección que tiene. Si será tan hincha que ya logró que el club tenga adhesiones en Argentina, porque el actor Gabriel 'Puma' Goity y el escritor Eduardo Sacheri, son algunos de los que recibieron sus obsequios y lo escucharon atentamente hablar del rico valor cultural de Capurro. 

-¿Cómo nació el amor por Fénix?
-Yo viví en el barrio Capurro y si bien viví muy poco es un barrio que te marca. Es una rinconada Capurro, como dice el padre de (Luis) Orpi. Qué pasa, yo viví desde que nací hasta el primer año de jardín de infantes y mi casa quedaba al final o al principio de la calle Capurro, como se quiera ver, e hicieron los accesos de Montevideo en 1981 y nos tuvimos que ir. Hasta ahí viví en la casa que alquilaban mis padres en el Parque Capurro. Yo iba al Jardín de Infantes que está frente al Capurro y el amor nace porque empecé a ver gente que iba para ahí y le pregunté a mi mamá: ‘¿Ahí que es?’ y agregué: ‘quiero ir ahí’. Mi madre habló con mi viejo, le dijo que yo le estaba pidiendo para ir y bueno... digamos que la primera rata a un centro educativo público me la hice con mi madre y con la anuencia de mi padre que vio el partido desde arriba de un camión. Y a partir de ahí me prendió. Aunque al principio iba a ver a Fénix como con culpa...

"El vestuario de Fénix nunca se enteró que yo hacía teatro y los muchachos del teatro nunca se enteraron que yo era el 9 de la Cuarta"

-¿Por qué razón?
- Porque yo siempre digo que no soy de los hinchas puros, porque a mí me dieron camiseta de Nacionaly fui de Nacional de niño. Me dieron camiseta de Peñarol y hasta una de Wanderers. Y vos sabés que acá a los niños no le preguntan de qué cuadro es, le preguntan ‘¿de quién sos: de Peñarol o de Nacional?’. Es bipolar el fútbol acá, es como el escocés o sos del Celtic o del Rangers. Pero siempre iba a ver a Fénix. Los sábados era como ir a ver a un pariente de la familia.

-Pero después que te mudaste, ¿qué te hizo seguir ligado a Fénix?
-Es que yo jugué en las inferiores de Fénix. Igual, nunca dejé de ir. Yo iba al Liceo 16, salíamos los sábados a las 3 de la tarde y nos íbamos con unos amigos a ver a Fénix. Y eso, por ejemplo, en el año que bajamos a la C. Ese año subió El Tanque y recuerdo que arranca el partido, jugaba la ‘Pocha’ Fernández en Fénix y vino un centro y la ‘Pocha’ mete un cabezazo que pega en el horizontal y todo el mundo dice ‘pah, estamos para campeón’ y perdimos 4-0 y bajamos a la C.

-¿Cuánto tiempo jugaste en inferiores?
-Hice dos años de Quinta, uno de Cuarta. Fui reserva del Primero.

-¿De qué jugabas?
-De 9. Jugaba bien, hacía goles. Pero vos sabés que en el año 94, que fue mi último año en Fénix, yo ya hacía teatro y había ganado el premio al mejor actor de teatro del encuentro de Teatro Joven y ninguno de los dos mundos conocía la otra cara. El vestuario de Fénix nunca se enteró que yo hacía teatro y los muchachos del teatro nunca se enteraron que yo era el 9 de la Cuarta de Fénix.

-¿Cuándo dejaste de sentir culpa?
-En un momento me di cuenta. Me dije ‘vo’, yo soy hincha de Fénix’. De adolescente. Podía ir a ver a Nacional y Peñarol pero ‘yo soy hincha de Fénix’. Me empujó el barrio, las mujeres de Fénix que tienen una hinchada como pocas en los clubes, es un barrio muy solidario. Siempre digo que el club es la metáfora del barrio; entonces, el barrio obrero trasciende a través de ese equipo que justamente pelea por no descender, como ha hecho la gente del barrio toda su vida, para no descender en ella.

-¿Te acordás de algún partido especial tuyo como delantero de las formativas?
-Sí, me acuerdo. Siempre le hacía goles a Sportivo Italiano. Me acuerdo, justamente, un partido que le ganamos 1-0 con gol mío y ese mismo fin de semana gano el encuentro de Teatro Joven como mejor actor. Ese fue el fin de semana más soñado de mi vida. Hice un gol sobre la hora, ganamos con mi gol y gané el premio a mejor actor de teatro. Esa es la semana más hermosa de todo ser humano. Eso es increíble. Está buenazo.

-¿Te quedó la cuenta pendiente de no ser el 9 del primer equipo?
-No, ya veía que no. Pero era muy divertido que jugara en Fénix y nada que ver con el Fénix de ahora. El actual con las inferiores de antes es el Manchester United. El piso de la cancha de Fénix es magistral, todo lo que tiene para inferiores. De hecho ahora Fénix tiene el récord de permanencia en Primera, tiene más de una década. Es otro Fénix. Que Fénix jugara una Copa era impensado. Y la jugó y tuvo el 6-1 al Cruz Azul.

Aquel 6 a 1 a Cruz Azul
"Los mejores 45 minutos de un equipo uruguayo en décadas"
Martín Ligüera en Fénix-Cruz Azul

-¿Cómo hincha ese 6-1 fue el más disfrutable de todos los partidos?
-Ese lo disfruté muchísimo. Me acuerdo que fuimos con mi viejo al Franzini a la tribuna que sería la Olímpica del Centenario y estamos con unos hinchas y uno de ellos dijo: ‘qué bueno si le sacamos un empate’. Hay que recordar que el año anterior Cruz Azul había jugado la final de la Copa Libertadores con Boca Juniors y era como una selección latinoamericana. Mirá, recuerdo que jugaban el chileno Pablo Galdames; el ‘Conejo’ Pérez, arquero mundialista con México; el ‘Loco’ Abreu, (Daniel) Baldi y (Francisco) Palencia, aquel que se hacía colita en el pelo y era la estrella de México. Arranca ganando Cruz Azul y hay un tiro libre para Fénix sobre la hora del primer tiempo. Entonces, nosotros para ir a alentarlos hacíamos la caminata por el talud para ir al ángulo por el que salían los jugadores. Iba a patear Ligüera y mi padre me dice: ‘si le empatamos le hacemos cinco’. Me quedó grabado eso. La estoy viviendo, veo la pelota entrando en cámara lenta al ángulo. Salimos en la tele prendidos del tejido y después nunca vi una exposición futbolística como la de esos 45 minutos. Nunca vi un equipo jugar así. Ni Uruguay ni una selección holandesa. Deben ser los mejores 45 minutos que ha jugado un equipo uruguayo en décadas. Esos 45 minutos fueron increíbles. Estábamos en un éxtasis que prácticamente ni hablábamos. Nos reíamos porque caía un gol tras otro. Ese Fénix tuvo también un 7-0 a Maldonado. En el juego de Juan Ramón tiene que si todos se levantan bien, no importa el rival te hace siete u ocho.

"Los técnicos que tienen un lugar en la historia son Carrasco y Rosario Martínez. Y yo rescataría a (Miguel) Puppo y a (Antonio) Alzamendi"

-¿Carrasco ocupa un lugar muy especial en tu corazón?
-Sí. Los dos técnicos que creo que tienen un lugar en la historia son Carrasco y Rosario Martínez. Dos estilos diferentes pero a mí no me interesa el estilo, lo que me interesa es que Fénix gane. Y yo rescataría a otro entrenador que después de 15 años nos devuelve a Primera que es (Miguel) Puppo. Y otro que fue el que gana la segunda Liguilla que es (Antonio) Alzamendi. Pero con Puppo, Fénix que había bajado a la B en 1986, a la C en 1990, lo volvió en 2000. Era el ostracismo, años jugando en la B y que te presentabas para figurar, digamos.

-¿Acompañaste en todos los ciclos?
-Sí, al de Puppo lo vi en todos los partidos. El Fénix de Puppo fue el equipo menos goleado del profesionalismo. Todos los partidos primer tiempo 0-0, hermosa campaña esa. Me acuerdo de todo, Subimos contra Frontera Rivera, allá, y con gol de Puglia. A ese partido no pude ir, es el partido que hubiese querido estar y subimos después de 15 años. Yo, conscientemente, no lo había visto todavía en primera. Nací en 1976.

-¿Fue glorioso?
-Sí, fue una locura. Me acuerdo la sede, el barrio festejando, calor. No se pasaba por televisión ni lo transmitían. Me acuerdo de escuchar a Yanuzzi en la radio, en otro partido en el estadio, y salían desde River: ‘Sigue ganando Fénix 1-0’, ‘Subió Fénix’. Y ya está, nada más. Ni fotos hay.

-¿Qué bueno que cambió?
-Sí, aparece el escudo el Fox Sports y me pongo a llorar. Me pongo a llorar.

Gustaf besando la camiseta de Fénix
Gustaf besando la camiseta de Fénix. Foto: Marcelo Bonjour.

-¿Otro mundo comparado con el que viven los equipos grandes?
-Sí, los grandes son muy grandes para lo que es el país de tres millones y medio de habitantes, y los chicos son muy chicos. Si se plasmara realmente la diferencia que hay los grandes tendrían que ganar 5-0 todos los partidos. Me acuerdo que yo estaba en la comisión de los festejos de los 100 años, que se reunía en una de las habitaciones de la sede de Fénix y estaban la mancha de humedad, los cuadros viejos y me acuerdo que jugaba Forlán en Peñarol y se decía que Diego ganaba el presupuesto de Fénix de un mes y nosotros fuimos y le ganamos 2-0. Y me acuerdo que en el segundo tiempo no pasó nada, no es que nos mataron a pelotazos. Ligüera, Maxi Pérez, yo miraba, en un momento me detuve a mirar lo que era nuestra sede y me decía ‘es imposible’. Yo vi un Fénix 3-0 en el Parque Central. Por eso el fútbol es mágico, democrático.

-Me dijiste que la tele te captó al tejido. ¿Eso lo hacés siempre?
-Sí, sí.

"Hay partidos que no los podés ver sentado. Tenés que participar y tenés que soplar la pelota. Pateás hasta los centros (risas)".

-¿Y sos de gritar cosas?
-Sí, también. A ver, vas camuflado, muy camuflado. Ahora un poco más tranquilo, pero cuando iba con mi viejo, antes de los últimos años, era diferente. Hay partidos y partidos, también. El partido con Torque, del descenso que se llenó el Parque Capurro, era un partido que no podías verlo sentado. Tenés que participar y tenés que soplar la pelota. Prendido al tejido y lo que venga. Pateás hasta los centros (risas).

-¿Y el insulto sale?
-Nunca insulté a un jugador de Fénix. No me gustan esos hinchas. Después sí decís cualquier disparate, la hinchada ya te conoce, pero tan boca sucia no soy. Quizás soy más ocurrente o soy más quejoso. Al minuto te cobran un foul y sale la típica ‘ya empezás, ¿ehhh?’ o el ‘hacé tiempo que te va a faltar’ o el ‘hacé tiempo ahora…’.

Momento maravilloso

El viaje en ómnibus después de ganarle a un grande

-¿Te acordás lo más gracioso que dijiste?
-No me acuerdo. Recuerdo una de mi viejo, que había un línea que era muy parecido a Tribilin y lo identificaba muy fácilmente. Y era el delirio de la hinchada: ‘Tribilin, otra vez te toca con nosotros’. El humor absurdo y que generalmente el grito se da en un silencio. La gente ya me conoce como uno más, yo soy Gustavo. ‘¿Qué hacés, Gustavo?’. Son muchos años. Fijate que a veces convivís durante 20 o 30 años con una persona que capaz que no sabés ni el nombre, capaz que se van muriendo y nunca supiste como se llamaba ‘Fulano’ y lo viste todos los domingos de tu vida, te abrazaste y festejaste. Me ha pasado que uno deja de venir. El compañero de cancha es todo un tema y lo más hermoso es cuando vas en el ómnibus a jugar contra un grande y el ómnibus va lleno con las banderas, los hinchas cantando y vos empezás a identificar los hinchas de tu cuadro, que vienen igual que vos, sin ningún sobresalto. Los vas identificando y con la mirada es como que le decís ‘viniste’. Tranquilo, calladito la boca. Y si ganas, el ómnibus ese de vuelta, los mismos, los otros que vuelven todos tristes y vos igual, pero con una sensación interna maravillosa. Eso es maravilloso. Te vas contento, claro somos tres y si te agarran en el ómnibus los del cuadro contrario te hacen de goma, pero es precioso. Hay tres o cuatro nuestros en el ómnibus, pero el regreso es riquísimo.

-¿Lo más loco que hiciste por Fénix?
-Tenía una pareja que había al exterior por un estudio y regresaba el día de su cumpleaños. Ese día bajó Fénix y no fui al cumpleaños, por ende terminó en una separación. Tal vez otra cosa loca hice cuando vivía en Argentina. Trabajé en una ficción con Florencia Peña, el Puma Goiti, volvía todos los fines de semana. No me quedaba porque necesitaba ver a Fénix. Iba y volvía en avión. Me acuerdo que tuvimos grabación un sábado de mañana y de tardecita jugaba Fénix en el Estadio con Nacional. No me acuerdo qué enganche hice de Carrasco al Centro y ahí me estaba esperando un gran compañero de cancha que era Germán, que había pasado a buscar a mi viejo, y arrancamos para el Estadio sobre la hora. Rosario en Fénix y Juan Ramón en Nacional. Primer tiempo ganaba Nacional 1-0, no pasábamos la mitad de la cancha, tres pelotas en los palos y erraron un penal. Pintaba para 3 o 4 a cero y el tema es que termina ganando Fénix 2-1 sobre la hora. Me vine de Argentina especialmente.

-¿La tristeza más grande?
-A mí me duele mucho un partido que perdió Juan contra Peñarol porque lo debió haber ganado Fénix. Si Fénix ganaba ese partido iba a terminar siendo el campeón. El Fénix de Ligüera y Hornos y que Carlos Bueno hace en un minutos dos goles sobre la hora. Ese me dolió. Fénix atacaba, me acuerdo que jugaba Juan González, y erraba. Fueron como diez goles errados y no debió perder ese partido. Me quedó marcado porque esa victoria, no por el partido en sí, lo impulsaba para ser campeón. Esa campaña salió segundo, hizo 100 goles.

-Un jugador
-Martín Ligüera. Es el goleador histórico de Fénix y alguien que no fallaba. Se ponía la camiseta de Fénix y todos tiros libres eran gol, todos tiros de afuera eran gol, todos los pases eran pases de gol. Y vivi lo de Ligüera-Hornos. Con poderío físico y técnico.

En Argentina
Autoelegido embajador del club
El Parque Capurro

-¿Tratás de convencer a gente para que se haga hincha de Fénix?
-Sí, bueno a los actores internacionales les hablo del club. Por ejemplo, a Eduardo Sacheri, que es hincha de Independiente, tiene una camiseta de Fénix porque para una feria del Libro lo tuve que presentar en una charla. El Puma Goity tiene una camiseta de Fénix porque soy como el embajador del club, me elegí yo mismo. El Puma fue al Parque Capurro, cada vez que aparece nombra a Fénix y dijo “nunca vi a tan pocos gritar tanto”. Eso es precioso. Les hablo de Fénix, de Capurro, les hablo de lo que es culturalmente, empiezo por Jaime Ros que tiene la tapa del disco Mediocampo, les cuento que Falta y Resto nació en el Fénix, que la Escuelita del Crimen eran todos hinchas de Fénix, que el Niño Calatrava y la familia Urrutia son de Fénix, que a nivel cultural siempre fue un barrio fermental, maravilloso. Y por ahí los voy convenciendo.

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