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La garra de Facundo Waller: el coloniense rinde en México

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Facundo Waller y la felicidad de estar jugando en México.

HISTORIAS

“Me siento feliz, desde que llegué no ha parado de pasarme cosas buenas”, contó el uruguayo que defiende a Pumas.

Facundo Waller y la felicidad de estar jugando en México.
Facundo Waller y la felicidad de estar jugando en México.

Waller, la garra charrúa que necesitaba Pumas. Así se refieren en México al volante Facundo Waller quien llego en agosto pasado al equipo de los felinos de la UNAM. En realidad, aunque puede no parecerlo, al exPlaza Colonia, la garra le sobra. Y no hay mejor ejemplo que siendo un chiquilín haya sido capaz de recuperarse de dos roturas de ligamentos cruzados. Bajar los brazos no está en el ADN del joven nacido hace 23 años en Colonia del Sacramento.

El sábado Pumas derrotó 2 a 1 a Cruz Azul en el último partido del torneo regular donde se enfrentan todos contra todos. El equipo de Waller terminó en el segundo puesto y clasificó directo a la Liguilla lo que hacen los cuatro primeros. Ahora deben esperar los resultados del repechaje que jugarán del quinto al decimosegundo de la tabla. Tendrá unos cuantos días libres, pero no le ocurre moverse del sexto piso donde vive, porque la pandemia del COVID 19 está complicada en el país azteca. “Yo me quedo acá encerradito, no sea cosa que me agarre el Coronavirus. En el club ya hubo como 15 casos”.

SEMÁFORO. Ayer tras la importante victoria ante Cruz Azul, Facundo amaneció tarde en su apartamento ubicado en el centro de Ciudad de México. Era mediodía en el Distrito Federal cuando el volante dialogó con Ovación. “Esto es una locura, comparado con Colonia del Sacramento. Está salado, pero como ahora el semáforo está en amarillo y se anuncia que pronto cambiará otra vez a rojo, la gente sale menos. Supuestamente el mes que viene lo vuelven a poner en rojo”, explicó sobre el semáforo que indica la situación de la pandemia. Y pasó a referirse a su experiencia mexicana, la primera suya en el exterior. “Al principio me costó, me resultó diferente y complicado, sobre todo por la altura. Yo había jugado en la altura de Ecuador en el Sudamericano con la selección Sub 20, y no sé si fue porque tenía solo 18 años, pero no me costó tanto como acá. Claro en el Sudamericano jugaba contra gurises y acá con gente de primer nivel. Al principio me costaba recuperarme, me sentía pesado. Sin esa explosión, esa velocidad que tengo al arrancar. Mismo con la pelota, me daban un pase y me rebotaba o se me iba larga. Pero estaba seguro que con los minutos iba a ir agarrándole la mano. Y así fue por suerte”, explicó.

SIN PAUSA. “Acá el fútbol es muy desordenado y dinámico. El equipo que agarra la pelota, ataca. Es todo así. No se mete una pausa como en Uruguay. Ni se tiene la pelota o se la juega para atrás. Es siempre ataque contra ataque. Es muy desordenado pero está divino. Y eso que yo ya vine en plena pandemia, no viví la experiencia de jugar con público. Me han dicho que cuando se llena el estadio es una locura. Es más, yo jugué el clásico contra América de titular y me contaban que en esos partidos, el estadio Azteca se llena con las hinchadas de los dos y es impresionante. Espero llegar a vivirlo”, afirmó. Jugó tres partidos como titular, con América, Pachuca y contra Chivas. Pero en el resto de los juegos siempre fue alternativa de cambio para el DT Andrés Lillini.

Waller y una incidencia en el fútbol mexicano.
Waller y una incidencia en el fútbol mexicano.

El equipo juega con un 4-4-2 y el técnico argentino lo utiliza como volante por izquierda. “Los dos 9 son grandotes, entonces lo que hay que hacer es desbordar y levantarles el centro. Jugar con ellos. Yo soy de hacer recorrido y de juntarme con el lateral. La verdad me está yendo muy bien. Desde el primer momento los compañeros y la gente del club me arroparon. Y me sentí muy bien. Era mi primera vez afuera y a veces uno tiene miedo de no encajar en el grupo. Por suerte he tenido buenos rendimientos y eso también ayuda. Me siento querido por la gente, ya antes de que llegara esperaban mucho de mí. Lo bueno es que lo estoy haciendo bien y los hinchas están contentos. Contra Cruz Azul, entré los últimos 20 minutos y sinceramente cambié un poco el partido. Y levanté el centro para el segundo gol a los 90’. Ganamos de atrás”.

No pudo ni saludar al “Cabecita” Jonathan Rodríguez porque apenas terminó el partido los jugadores de Cruz Azul se fueron enseguida para el vestuario y ellos se quedaron festejando. “No lo pude saludar”, lamentó quien no se junta con otros uruguayos porque no quiere salir ni exponerse saliendo. “Hoy estás bien y al otro día te da positivo aunque no tengas síntomas”.

Pudo haberse ido a Italia o a Portugal, pero terminó en México. Y cree que no pudo haberle pasado nada mejor.

Tiene contrato con Pumas hasta julio del 2021 con opción a compra. “Ojalá pueda quedarme, es lo que vine a buscar. Por ahora vengo bien. Como dije antes, me siento feliz, desde que llegué no ha parado de pasarme cosas buenas”.

LESIONES

"Si te permitís el bajón, perdés"

Waller se rompió por primera vez los ligamentos cruzados en el Mundial Sub 20 de Corea en 2017. Los celestes llegaron como Campeones Sudamericanos, y fue en el debut frente a Italia que se lesionó. No pudo volver a jugar en el torneo en el que Uruguay finalizó cuarto.

La segunda rotura de cruzados fue en Nacional cuando estaba a punto de finalizar su recuperación. Y hubo que volver a operarlo. Al pasar al equipo tricolor, Waller había cumplido uno de sus sueños, pero aunque estuvo en el club de enero a diciembre de 2018, no pudo jugar, salvo unos minutos en Tercera. “El bajón existe, pero si te permitís bajonearte, perdés. Por suerte me pasó siendo muy joven, sólo un gurí y pude recuperarme”, admitió Facundo quien luego regresó a Plaza Colonia. “Yo voy tranco y la peleo. No me freno”. Sus buenas actuaciones en Plaza lo volvieron a llevar a la selección. Se calzó nuevamente la celeste para los Juegos Panamericanos de Lima.

No extraña, está muy cómodo

Si bien el volante ya se había ido a vivir solo en Colonia, estaba a dos kilómetros de la casa de sus padres. Esta es su primera experiencia afuera y solo. Pero asegura no extrañar nada, lo que no hace muy feliz a su madre. “Me pregunta si no la extraño y se pone malaza porque le digo que no. Estoy tan contento acá que no extraño nada. Y creo que es mejor. La estoy pasando muy lindo y disfrutando mucho. Estoy feliz”.

Solo extraña a sus dos sobrinas: Liz de ocho años y su ahijada, Mar, de dos. “La llamo y no me quiere hablar. Se pone con vergüenza. Me hace rabiar”.

La comida no es problema para Waller dado que es obligación desayunar en el club y también se almuerza allí después del entrenamiento. Y le dan una vianda con la cena. De lo único que tienen que ocuparse es de la merienda. “No he probado casi la comida mexicana porque es muy picante. Lo único que probé son los tacos y sinceramente no me llenaron el alma”.

Waller en su apartamento en México.
Waller en su apartamento en México.

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