ENTREVISTA
El Rusito regresó al fútbol uruguayo para ponerse la camiseta del carbonero y con 27 años quiere ser protagonista en el equipo de Mauricio Larriera.
Después de haberse consolidado en Gallos Blancos de Querétaro, el objetivo de Bryan Olivera no estaba en salir de México, pero un llamado cambió los planes. Pablo Javier Bengoechea se comunicó con el jugador y le manifestó el interés de Peñarol. El Rusito no dudó. Le dijo que sí al Profesor, habló con Mauricio Larriera, cerró su llegada al club y se puso la camiseta amarilla y negra.
La propuesta del club mirasol no deslumbraba en lo económico, pero sí tenía muchos atractivos en los objetivos que persigue la institución. Eso se sumó a un sueño de Bryan: jugar la Copa Libertadores.
“El llamado me tomó por sorpresa porque la verdad no tenía pensado moverme, pero cuando apareció Peñarol me gustó mucho por lo deportivo, por el momento que atraviesa el club y por lo sentimental”, le dijo el Rusito a Ovación.
Pero la actualidad y los desafíos que hay para esta temporada también tuvieron su importancia: “Es un equipo que juega bien al fútbol, que está bien comandado y el poder jugar la Copa Libertadores con esta camiseta me sedujo muchísimo y me tiene muy expectante ahora. Apunté más a lo deportivo y no tanto a lo económico, pero en mi caso decido yo, tuve el apoyo de mi viejo y entendimos que Peñarol era la mejor opción”.

A la hora de definirse como futbolista, Bryan Olivera no dudó y dijo que “soy un jugador técnico y de buen pie que le gusta más jugar suelto en el ataque pero más que nada en la organización y armado de la jugada y no tanto en la culminación. Me gusta jugar por detrás del nueve y si tengo que elegir una banda me gusta siempre a pierna cambiada -es zurdo- porque ahí tengo más panorama, pero la decisión es del técnico y me trato de adaptar a lo que se necesite”.
El tiempo de trabajo junto a Larriera no ha sido tanto ya que hubo dos semanas de amistosos, pero el Rusito ya conoce la idea: “Lleva tiempo, pero a partir del conocimiento todo sale natural después. Me gusta aprovechar que se juega por las bandas para poder lanzarle pelotas a los compañeros o comenzar jugadas. Con Plaza por ejemplo, me tocó estar afuera y entrar. Se veía que insistíamos mucho con una manera y los rivales también juegan. Te limitan. Entonces traté de aportar algo diferente, con más agresividad a la hora de atacar, ser más vertical y en esos casos a veces inducís al error porque en la medida que insistís el rival se equivoca y eso fue lo que pasó en el gol. Pero el tema de la culminación es algo que viene del año pasado que fue muy bueno y son cosas a mejorar y trabajar. Donde le encontremos la vuelta la cosa va a cambiar y se abrirán antes los partidos”.
El debut oficial de Olivera en Peñarol fue con el título de la Supercopa Uruguaya incluido pero aún hay más y las metas están claras: “Las expectativas son altas y los objetivos también. Queremos defender el título del Uruguayo y en lo internacional dejar una buena imagen, ser competitivos y el tiempo dirá para qué estamos, pero la idea es esa: poder seguir con el pie derecho y competir en gran nivel. Hay un grupo que está armado con muchos jóvenes y varios referentes importantes. Se respira un ambiente muy lindo, familiar y distendido. Eso ayuda y mucho a la hora de entrenar y se hace todo más fácil”.
Bryan Olivera llegó y se puso la 30, pero tras la partida de Giovanni González, se quedó con la 20. “No me gustan los números tan altos, quedó ese y lo agarré (risas)”, contó. Mañana tendrá un partido especial contra Fénix -su casa- pero el desafío es haber llegado al club con la ilusión de triunfar: “Estoy en un buen momento de mi carrera, maduro y con ganas de ser protagonista en Peñarol”.

El fútbol a flor de piel en la familia Olivera
Bryan Olivera es hijo del Ruso Washington Olivera, exjugador de Bella Vista y Peñarol. De su padre no solo heredó el apodo —Rusito— sino que también el amor por el fútbol: ”Mi viejo en Uruguay jugó en esos equipos, pero también estuvo en México, Estados Unidos y Brasil. Yo al fútbol llegué por elección propia porque siempre me gustó, pero en una familia futbolera es diferente”, contó Bryan agregando que “cuando mi padre vio que yo pintaba como para jugar me dio todo el apoyo, nunca una exigencia sino que más que nada consejos porque tenemos una muy linda relación y eso está bueno porque te hace tener los pies sobre la tierra”.