Redacción El País
Imagine el lector un viaje a Europa de seis meses y medio, visitando 23 ciudades en nueve países; un paseo al alcance de muy pocos. Ahora traslade la situación a un equipo de fútbol, que durante medio año juegue por el mundo, además logrando grandes resultados. La mejor forma de hacerse una idea de la legendaria e increíble gira de Nacional por Europa de 1925, de la cual se cumplen 100 años, es recurrir a los números: jugó 38 partidos durante cinco meses y 16 días, a lo que hay que sumar los viajes de ida y vuelta en barco, hasta un total de seis meses y 18 días. Durante ese período disputó 38 partidos en 23 ciudades de nueve países como está dicho, con 26 triunfos, siete empates y cinco derrotas. Marcó 130 goles y recibió 30.
Para semejante esfuerzo el club movilizó una gran delegación, que llegó a contar con casi 30 futbolistas, aunque no todos al mismo tiempo (algunos regresaron anticipadamente y se sumaron otros para reemplazarlos). Eso le permitió no solo mantener un alto nivel de juego, sino disputar dos encuentros el mismo día en ciudades y países diferentes: el 17 de mayo una formación tricolor se presentó en París ante un seleccionado franco-suizo mientras otro once jugaba en Bruselas contra un combinado local. Como si fuera poco, también aquel 17 de mayo un equipo formado por futbolistas que habían quedado en Montevideo se enfrentó a Bella Vista por la Copa Uruguaya de 1925, que poco después sería suspendida definitivamente en cumplimiento del Lauro Serrato que puso fin al Cisma del fútbol uruguayo.
La gestación de la idea
El triunfo celeste en Colombes 1924, con rotundo éxito de público, despertó el interés en Europa por ver al fútbol uruguayo. Nacional, que comandaba la Asociación Uruguaya de Football en la época del Cisma, aprovechó los contactos logrados durante los Juegos Olímpicos y decidió presentarse en varias naciones del viejo mundo.
Difícil pensar en la dificultad de aquellas gestiones, en tiempos en que el teléfono apenas admitía comunicaciones locales y debía apelarse al telégrafo. Internet y los celulares ni siquiera figuraban en la ciencia ficción.
Los viajeros
La delegación partió el 8 de febrero de 1925 desde el puerto de Montevideo en el vapor Re Vittorio. Eran 37 personas, entre dirigentes -encabezados por el presidente de la institución, Numa Pesquera-, jugadores, un médico, un entrenador y a la vez masajista y utilero (Pedro Olivieri), varios periodistas y cinco hinchas acompañantes que se pagaron los pasajes para seguir al equipo.
Además de los integrantes de su plantel habitual, con destaque para Andrés Mazali, Héctor Scarone, Héctor Castro, Ángel Romano, Santos Urdinarán y Pedro Petrone, Nacional llevó varias figuras como refuerzo, cedidas por otros clubes: José Nasazzi y José Leandro Andrade de Bella Vista, Pedro Arispe de Rampla, Pedro Cea de Lito, Alfredo Ghierra de Universal y René Borja de Wanderers, hasta contar con la mayoría de los campeones mundiales de 1924. También sumaron como homenaje a algunos veteranos del club, como Rodolfo Marán, Carlos Scarone y Alfredo Zibechi.
Las dificultades
No faltaron los contratiempos. A poco de la partida desde Montevideo, el defensa Manuel Varela dio señales de problemas mentales y tuvo que ser enviado de regreso. Pocos días después sería internado en el Hospital Vilardebó.
En marzo, José Vanzino pidió volver, agotado por los traslados. Frente al Barcelona Pedro Petrone se rompió los meniscos: era entonces una grave lesión pero el goleador pudo volver a jugar tiempo después, gracias a una operación de rodilla inusual en su época.
Uno de los periodistas que cubrían la gira, Ramón Álvarez, del diario El Día, fue encarcelado por la dictadura de Primo de Rivera en España debido a una entrevista que le había hecho en París al escritor y filósofo Miguel de Unamuno. Fue liberado recién tras 15 días gracias a gestiones diplomáticas.
Los partidos
Luego de varias escalas, la delegación arribó a Génova el 26 de febrero. Desde allí los albos se dirigieron a París por tren (el medio de transporte que utilizarían durante toda la gira), vía Milán y Lausana. El criterio era iniciar la campaña en el estadio parisino de Colombes, donde un año antes se había consagrado Uruguay. Así, el 8 de marzo, Nacional le ganó 3-1 al seleccionado de París, con goles de Petrone, Castro y Héctor Scarone.
El club uruguayo terminaría disputando un partido cada cuatro días en promedio: 15 en España, ocho en Francia, cuatro en Austria, tres en Bélgica, tres en Portugal, dos en Suiza y uno en Holanda, Checoslovaquia e Italia.
Muchas veces fue necesario viajar varias horas, bajar del tren y casi enseguida salir a la cancha. Por ejemplo, entre París y Viena pusieron 32 horas, según la completa investigación de Eduardo Giovannini para el libro La gira de 1925, editado en 2003.
Algunos resultados: 0-0 y 6-0 a la selección de Francia, 2-2 con el Barcelona, 3-0 al Genoa, 2-2 con el Valencia, 5-1 a la selección de Suiza, 2-1 al Rapid de Viena, 5-1 a un combinado de Bélgica, 7-0 a un combinado de Holanda, 2-0 a la selección de Austria, 5-0 al Sporting de Lisboa, 2-2 con el Celta de Vigo.
Con un triunfo por 3-0 contra el Deportivo La Coruña, el 8 de agosto, Nacional se despidió de tierras europeas. Dos goles de Scarone -el mayor anotador de la gira, con 26 tantos- y uno de Cea pusieron el broche de oro.
De La Coruña los albos fueron a Vigo para embarcar en el vapor Almanzora. Llegaron a Montevideo el 26 de agosto; una multitud fue a esperarlos al puerto.
El valor
La campaña de Nacional en Europa contribuyó a mantener muy en alto el prestigio del fútbol uruguayo, ya coronado en Colombes 1924 y que extendería su dominio del mundo de la pelota hasta 1930. Además, Nacional terminaría incorporando a casi todos los jugadores que viajaron como refuerzos. El caso más emblemático fue el de José Nasazzi.
Ese año 1925 registró otras dos giras casi simultáneas de equipos sudamericanos por Europa: Boca Juniors y Paulistano de Brasil. Si bien fueron más breves que la de Nacional, el viaje resultó decisivo en la historia de Boca, cuya popularidad se disparó entonces.
El éxito de la gira de Nacional, en tanto, llevó al club a organizar otro periplo similar por Estados Unidos, México y Cuba en 1927. Ahí jugaron 22 encuentros en 80 días. En 1958 (régimen profesional) Nacional volvió a Europa, jugando 10 partidos en 25 días.
Hoy Nacional lleva en su camiseta un parche recordando esta gesta bajo el lema “100 años de la gira más grandiosa”.
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