Fue un clásico con todos los condimentos: de los buenos y los malos. Desde la entrada en calor ya se comenzó a sentir el aliento de las dos hinchadas. Y una de ellas, la de Peñarol, tuvo un gesto emotivo con Thiago Cardozo, que jugó por primera vez tras perder a su hermano: “Olé, olé, olé, Thiago, Thiago...”, le cantaron. Y el capitán mirasol respondió con un saludo afectuoso.
Luego, como es habitual, se esperaba un recibimiento a la altura de la circunstancia. Y las 50.000 almas presentes estuvieron lejos de defraudar. Cuando los dos equipos entraron en conjunto en dos filas el aliento bajó de la grada de forma avasallante y le dio un marco espectacular a un partido que, a juzgar por el ahínco que le ponían los fanáticos, no parecía amistoso.
“Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es de Nacional”, expresaban los mirasoles. Y los parciales tricolores respondían al ritmo de: “Esta es la banda más loca que hay, y ganes o pierdas te vengo a alentar”.
Asimismo, en la entrada al campo hubo cánticos desde ambos lados con mención a fallecimientos de hinchas rivales en enfrentamientos entre fanáticos. En las dos hinchadas se pudieron observar bengalas para darle la bienvenida a los equipos y los fuegos artificiales no faltaron en el evento más convocante del fútbol uruguayo.
Leonardo Coelho, Maximiliano Perg y Sebastián Rodríguez tenían ya desde la antesala un partido diferente porque enfrente había un equipo para el que alguna vez habían jugado. En primera instancia, ese fue un detalle en el que los fanáticos no prestaron especial interés porque se enfocaron en el duelo de hinchadas. En tratar de alentar más fuerte que el adversario y demostrarle el apoyo a los jugadores. Por eso ni siquiera hubo abucheos o silbidos cuando el altoparlante anunció la presencia de los jugadores entre titulares y suplentes. El hincha puso el escudo por sobre los nombres y la única voz que se escuchaba era la del fanático.
Sin embargo, durante el trámite hubo acciones violentas y gestos de desacuerdo hacia Sebastián Rodríguezy Leo Coelho. En el caso del mediocampista, cada vez que le tocó encargarse de los tiros de esquina sobre el sector tricolor, no pasó desapercibido para los hinchas. De hecho, cuando fue a levantar el centro en la tribuna Colombes en la zona cercana a la América volaron varios hielos en dirección hacia él.
Después, a 12 minutos del cierre, cuando Coelho ingresó en lugar de Rak, ocurrió lo que se presentía: hubo un cántico especial para el zaguero. “El que no salta abandonó”, le dijeron en más de una ocasión. Arias no dudo en abrazar al jugador en señal de apoyo y luego el foco pasó a ser el juego. Una vez consumada la victoria mirasol, los parciales tuvieron dos gestos: le dedicaron la copa a Cardozo y cerraron con una canción que contenía insultos para el rival y lo catalogaba como “gallina”.
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