El día que Ricardo Vairo y Flavio Perchman ganaron las elecciones de Nacional, terminaron sentados, uno al lado del otro, y allí concedieron su primera entrevista. Los focos, como a lo largo de la campaña electoral, apuntaron inevitablemente al vice, quien aquel día anunció que iba por el argentino Lucas Alario.
Vairo, en cambio, se mantuvo más cauto, como ya lo venía mostrando en los meses anteriores una vez que se dio a conocer su nombre. “De locos. Dejame organizarme un poco y te escribo mañana”, fue su primer mensaje en referencia al ritmo de la campaña, hace más de un año, al ser contactado por Ovación para solicitarle una entrevista.
En esa primera nota, el ahora presidente anticipó que Perchman era “el 9”, pero que el club no iba a perder el estilo “presidencialista” y que todas las áreas iban a estar interconectadas. “Si decimos que somos presidencialistas, es porque lo somos”.
También habló de cuatro condiciones clave -liderazgo, capacidad de gestión, capacidad de generar equipos y capacidad de supervisión-, que hoy lo pintan de pies a cabeza como presidente.
“Tenés que tener claro que no podés saber de todo. Puedo no saber de fútbol y estar en una institución de fútbol, pero tengo que mantener la capacidad de liderar”, dijo aquella vez.
El tiempo habló por sí solo. Vairo, ni bien asumió, gestó la reunión en casa de Martín Lasarte, en diciembre, cuando este había roto relaciones con Perchman.
Vairo no le escapó a las cámaras cinco meses después, cuando una ola de hinchas le cayeron al técnico tras la derrota 1-2 con Juventud de Las Piedras, y fue quien habló cuando todos los periodistas allí presentes pedían por Perchman.
Fue, además, el primero que bajó del palco del Gran Parque Central ese día a comunicar la decisión. Sin medias tintas.
El presidente también se encargó de explicar las generalidades de la charla que tuvo con el DT actual, Pablo Peirano, cuando este y los dirigentes se reunieron tras la derrota clásica por 3-0. Sí, el mismo Vairo que a su lado tenía al vice protagonista del área deportiva y que en un año rompió récords al ser entrevistado por más de 50 medios, frenó su auto, bajó la ventanilla y transmitió calma.
A nivel dirigencial, el sillón de presidente le ha ido calzando cada vez mejor, con el paso de los meses, hasta haber sido halagado públicamente por su par de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Ignacio Alonso.
La aceptación es tal que los mismos que antes le cuestionaban su “baja” asistencia al estadio y su rol de “outsider” son los que hoy más fuerte lo ven políticamente. “Me sorprendió porque se puso los pantalones. Nunca lo había visto mandar como mandó hoy”, contó hace algunas semanas una fuente presente en la directiva.
En esa lucha interminable que tiene con el cigarro, el foco de atención vuelve a estar hoy en él, ya que es el único de la directiva que está en conversaciones con Pablo Bentancur por la renovación de Exequiel Mereles. El jueves habló más de una hora con el empresario y quedaron “alineados” para llegar a un acuerdo a la brevedad.
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