Redacción El País
Diego Lezcano, futbolista minuano de 21 años, vio su vida pasar frente a sus ojos en la madrugada del pasado 11 de septiembre cuando sufrió una arritmia cardíaca en su domicilio. Afortunadamente, tal y como el jugador contó a Ovación, un amigo le "salvó la vida" y lo auxilió para llegar al hospital.
Los médicos ayudaron a controlar el episodio y allí Toto comenzó a introducirse en el mundo de las arritmias, las que obligaron a instalarle un desfibrilador. Tras su primera arritmia en su casa de Ciudad de la Costa, estuvo nueve días en CTI del Hospital Clínicas y casi dos semanas en cardiología, de hecho, cumplió los 21 en el hospital, y ya el 27 de setiembre le implantaron esta herramienta.
Pero esa solución fue momentánea, mientras aguardaba por ablación cardíaca, es un tratamiento que se utiliza para prevenir los latidos irregulares del corazón, conocidos como arritmias.
Esta fue realizada el 8 de enero, luego de que el exjuvenil de Wanderers y la selección uruguaya consiguiera el dinero para costearla. Dos días después de la operación, el propio jugador confirmó a Ovación que "por suerte todo había salido bien".
Al otro día se realizó exámenes de sangre para ingresar en la lista de espera para obtener un trasplante de corazón. Cabe recordar, que como le dijo a Ovación, los médicos le dijeron que su corazón solo funcionaba un 15%: “Los médicos me dijeron que el corazón se venía lastimando desde hace un año y medio. Se me fueron generando cicatrices, pero yo nunca había sentido nada. Y que dijera gracias a Dios, que no estaba jugando al fútbol, porque si no era muy difícil que la cuente. Tenía las pulsaciones cerca de 70 y si hubiese estado jugando, las tenía a 120, y se iban de ahí para arriba, y me podría haber pasado, por poner un ejemplo muy feo, lo que le pasó a Juan (Izquierdo)”.
El trasplante genera mucha "ilusión" en el minuano, ya que esto le permitiría jugar al fútbol, aunque sea de manera amateur y poder divertirse con sus amigos, sea en un fútbol 5 o en equipos de su ciudad natal. De hecho, uno de los pacientes de la doctora que atiende a Diego se realizó la operación hace dos años y se encuentra realizando boxeo, lo que da esperanzas al jugador.
En este momento Toto, que tiene armada su rutina de la mañana tomándose la presión y cumpliendo a rajatabla con sus medicamentos, continúa viviendo en Minas con su mamá, pero viaja a Montevideo para los controles. De hecho, tiene uno nuevo agendado para abril, lo que indica que está mucho mejor.
Desde el entorno del jugador aseguraron que se está sintiendo mejor pese a que tiene que tener muchos cuidados en su vida diaria, para lo que también se apoya en ayuda psicológica.
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