Pocos son los que hoy lo conocen por Martín. Es que Chapulín ya quedó como una marca registrada al hablar de Cardetti.

Pocos, también, son los que se pueden acordar de que el delantero surgido en Rosario Central, de grandes pasajes por River Plate de Argentina y que incluso jugó en (otro) Paris Saint Germain, tuvo un pasaje por la Segunda División del fútbol uruguayo defendiendo los colores de Boston River.

Y tal vez un puñado, son los que también saben la verdadera historia detrás de su estadía en el Sastre que, por ejemplo, lo hizo volver de su retiro para ponerse los cortos.

“Fue más marketing que otra cosa”, comenta entre risas Cardetti en diálogo con Ovación desde Colombia, donde reside ya que es el actual técnico de Real Cartagena de la Segunda División del fútbol cafetero.

Y es que Cardetti llegó a Boston River sin imaginarse que iba a terminar siendo parte del grupo gerenciador, técnico y hasta jugador: todo al mismo tiempo. “Yo ya estaba retirado, pero un día me dijeron ‘¿por qué no jugás?’ y me puse. Estaba más que nada como DT y de vez en cuando entraba en algún partido”, confiesa.

El Chapulín llegó a Boston River por intermedio de un llamado de Fernando Navarro Montoya en el año 2010. “Él hizo contacto con la gente de Boston River (Roberto Perdomo y Sergio Pérez Lauro, quienes siguen en el club) para estar en la institución y me avisaron si quería participar. Fuimos hasta Montevideo y empezamos las charlas para ver la posibilidad de agarrar el club, empezó a crecer la idea y terminamos agarrando”, cuenta.

Lo que no se iba a imaginar es que al final el Mono se iba a ir a vivir a España y allí fue él quien quedó al frente de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD), que fue una de las primeras del fútbol uruguayo.

“Fue lindo porque sentía que era mi club. La verdad que tenía una relación espectacular con Roberto y Sergio, que me trataron de maravilla. Son gente que ama al club y que hicieron muchísimo para que creciera y estuviera donde hoy está. Sé todo lo que remaron e hicieron por el club y la pasé muy bien. La amistad que tengo con ellos, más allá del negocio que quisimos hacer, me lleva a que de vez en cuando hablo un poquito con ellos”, admite.

Cardetti señala que se fue un par de años después del club “por un tema de que no estaba de acuerdo con la política que tenían los socios en cuanto a la transferencia de algunos jugadores”, pero también sostiene que se pone feliz del presente del club porque “fue más o menos la idea que quisimos tener nosotros y quedó demostrado que haciendo un poquito las cosas bien, se podía. No me sorprendió lo que avanzó el equipo, porque hay gente que hasta puso plata de su bolsillo para que el club creciera”.

Ahora que es entrenador, ¿dirigiría a Boston River? “No me lo quiere dar Roberto”, bromea Cardetti. “Me encantaría porque siento que soy parte del club. Hoy no tengo nada que ver con la SAD, pero siento que para mí ellos son como familia”, agrega.

Tuvo una dilatada trayectoria, pero admite que en materia de uruguayos el que más lo marcó fue Ruben “Polillita” Da Silva a quien lo tuvo de compañero en sus inicios en Rosario Central.

Yo siempre dije que el que me hizo famoso a mí fue el Polillita Da Silva. Era un genio, un crack. Jugué con Francescoli, pero Da Silva fue el que realmente me hizo hacer la carrera que tuve porque en Central me ponía mano a mano con el arquero en cada partido”, confiesa.

Sus buenos rendimientos en el Canalla lo llevaron a River Plate y tras jugar en el Salamanca de España volvió al Millonario donde vivió su mejor etapa y de ahí directo a Francia: al PSG.

Cardetti sostiene que no era el mismo club que ahora, pero que igual era muy importante y allí se cruzó con un joven Ronaldinho que hacía sus primeras armas en el Viejo Continente: “Recién pasaba de Gremio, pero ya era el jugador espectacular que se vio siempre. Hay mucho de mito en el tema de que no entrenaba porque la verdad ya era un jugadorazo”.