El cuerpo técnico de Nacional trabaja normalmente con dos tablets. Una es para ajustar detalles tácticos, como la presión o los espacios que no se están aprovechando, y complementarlo con lo que observa el ayudante Sebastián Flores desde la cabina. Y a la otra la usan como una especie de ayuda-memoria de la pelota quieta porque indica las zonas de la cancha más descuidadas por el rival y es “útil” al momento de hacer algún cambio.
Esta última función fue lo que capturaron los ojos de Ovación el pasado sábado cuando entró a la cancha en Florida Bruno Arady, el juvenil que debutó con Martín Lasarte en noviembre de 2024 y del que hoy todos hablan maravillas.
La situación pasó desapercibida para una enorme mayoría, pero no así para los niños, que ignoraron las indicaciones de Esteban Conde y lo atormentaron al chico pidiéndole fotos, autógrafos y una camiseta. “No puedo, no puedo”, se excusaba, con mucha inocencia Arady, que enseguida se olvidó de esas voces y empezó a encarar sin vergüenza.
“Es un atrevido Bruno, je. Desde chiquito. Una vuelta, estaba en el baby fútbol, le tocaba patear un córner e hizo una bicicleta con la pelota. Después lo pateó y el director técnico lo rezongó. No le importa nada. Es una cosa... Je”, decía a Ovación su mamá, muy feliz, el día después del debut profesional de su hijo, al que le dijo: “Lo mejor está por venir”.
Razón no le faltaba a Fernanda, ya que el tiempo dejó en el olvido el temporal que vivieron a mitad del 2024 cuando el Feyenoord de Países Bajos estuvo a punto de llevárselo. Daniel, su padre, estaba radicado en Luxemburgo (a unos 360 kilómetros) y una charla con el por entonces presidente Alejandro Balbi frenó la posibilidad: “Le conté toda la situación y lo entendió perfectamente. Si bien quería estar con nosotros, estaba dispuesto a hacer el esfuerzo para pelearla en Nacional. Balbi habló con Bruno, le dio una contención y entendimos que iba a estar bien cuidado”, contó el papá.
Ascenso prometedor
Lasarte, en poco tiempo, lo subió a entrenar con el primer equipo, pero él ya contaba con el plus de haber hecho la pretemporada en enero de 2024, cuando todavía el entrenador era Álvaro Recoba.
En Nacional hubo muchos cambios en el medio, al punto de que a fin de año las elecciones cambiaron la línea de conducción del club y le dieron paso al grupo de Ricardo Vairo y Flavio Perchman.
Este último fue quien tuvo una reunión extensa sobre fines de diciembre con Pablo Boselli, el principal empresario del grupo que representa a Arady, y en esa conversación intercambiaron sobre varios juveniles. Estuvieron reunidos durante casi cuatro horas en la casa del vice.
Si bien el contrato profesional no era un problema (había firmado por primera vez el 1° de agosto de 2023), Boselli le transmitió a la familia que volverían a hablar del tema a mediados de año.
Perchman, en alguna oportunidad, hizo referencia a que una de sus políticas será que los juveniles tengan por lo menos un contrato de un año y medio y, bajo esos parámetros, según pudo saber Ovación, está previsto que en poco tiempo acelere para extenderle el vínculo.
Bruno Arady, que cumplirá 18 años el 1° de julio, tiene contrato profesional con Nacional hasta el 31 de julio de 2026.
La promesa a su abuelo
El abuelo de Bruno Arady soñaba con que su nieto se desarrollara y triunfara como un futbolista que por entonces derrochaba talento, pero tan solo era un niño fanático del fútbol. Él ya imitaba los movimientos de algunos jugadores, como Neymar, y recién estaba comenzando a despuntar como una de las promesas talentosas del Rayo Rojo, que tenía su cancha por el Parque Batlle, enfrente al Estadio Centenario. Pero ya en la familia muchos eran conscientes de que tenía un talento privilegiado.
Antes de 2015, año en el que el abuelo murió, Bruno le prometió que algún día llegaría a jugar en Primera División. Pasaron los años y la profesía se cumplió, con el valor agregado de que fue en Nacional, el club de sus amores y donde hizo toda la escalera de las divisiones juveniles.
Antonio Palma y el recuerdo del día que Arady le dio una lección
“Un domingo de mañana, estábamos en el Pichincha y el primo de Bruno jugaba en la Séptima de Nacional. Era lateral izquierdo. Estábamos hablando de las formativas con otras personas que siempre miran los partidos e intercambiamos sobre los jugadores que íbamos a traer en Primera. En eso, Bruno saltó adelante de todos y nos dijo: ‘No traigan a nadie. Déjense de traer extremos y subánnos a nosotros’. Tenía 16 años”, recuerda el dirigente Antonio Palma, quien rememoró la vivencia en diálogo con Ovación. Dijo, además, que no le quedó más remedio que decirle que estaba de acuerdo.
Acérrimo defensor de darle cabida a los juveniles, se alegró cuando Nacional le renovó el año pasado su contrato. Si bien no se extendió la fecha de vencimiento, sí se mejoró su salario. "Se lo merecía".
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