El fútbol no da muchas oportunidades y para los arqueros todavía menos, pero dicen que hay que aprovecharlas y eso fue justamente lo que hizo Bruno Antúnez (22) que tuvo su primer año de titular en Primera División y se consolidó en Boston River jugando Copa Libertadores, Sudamericana y siendo de los mejores en su posición en la Liga AUF Uruguaya. Aún así, su historia con el Sastre no comenzó entre tantos reflectores, llegó de forma algo fortuita y tuvo que esperar hasta cumplir su mayoría de edad.
Bruno nació y aún vive en Paso Carrasco. “La verdad que la infancia fue hermosa. Siempre picadito en la calle con mis amigos, escondidas, todo, siempre muy humilde y muy de barrio”, recordó el arquero que no siempre se paró bajo los tres palos y eso explica que hoy se anime tanto a jugar con los pies. “Al principio era 9. En el baby fútbol jugaba medio tiempo de delantero y medio de arquero hasta que me sentí más cómodo en el arco y ahí tomé la decisión”.
No fue la única resolución que tuvo que tomar en su sueño de ser futbolista. Hizo de séptima a quinta en El Tanque Sisley, pero el club no tenía Primera División y sabía que su futuro no sería allí. “Había querido salir en Sub 16, pero no se me dio la oportunidad hasta que cumplí 18 y quedé como jugador libre”, manifestó Antúnez, que no tenía representante, pero sí al destino de su lado. “Estaba en el liceo, pero siempre me encantó el fútbol y no pensé en dejarlo. Justo había un reponedor en el trabajo de mi madre que conocía al técnico de la cuarta de Boston, le pedí si podía ir a probarme. Y fui”. Hizo dos años en formativas del Sastre y en el primero de ellos le hicieron solo ocho goles en 19 partidos. Casi se meten en la Libertadores Sub 20, pero eso no demoró demasiado en su carrera porque al tercer año subió al plantel principal.
“En ese momento no pensaba en el hecho de que quería jugar a full ni estaba tan concentrado en decir 'Tengo que jugar el año que viene', sinceramente la iba llevando muy bien. Tener a Santiago Silva y Juan González me ayudó a aprender de las fortalezas de cada uno, aproveché a tenerlos de compañeros y siempre esperando la oportunidad”. La charla para esta entrevista se dio con Bruno en Brasil, disfrutando de unas vacaciones con su novia, desconectando del fútbol y aún sin caer en lo que fue su temporada.
Consolidado en el primer año de titular: el rol de Jadson y los partidos clave
“Fue muy lindo para mí. Ya mismo el año pasado en el Clausura me enteré en el Parque Central que iba a jugar contra Nacional y a partir de ahí viviendo experiencias hermosas. Este año cuando me tocó arrancar de titular también. Fue una locura, fue todo muy rápido y todavía como que no caigo de que ya pasó el año, se me pasó volando y fue una experiencia hermosa”, reconoció Bruno.
Tuvo momentos y partidos que lo marcaron. “Me acuerdo el primero en el Centenario. Antes de entrar a la cancha estaba con el entrenador de arqueros, Federico Cuervas, y le decía que no podía creer que fuera a jugar un partido ahí. No caía. Yo le decía: ‘Pensar que hace tres años estaba atajando en el Della Valle”. En la vuelta de esa serie ante Ñublense por Libertadores, Antúnez sintió que tuvo uno de esos partidos que te afianzan.
“Pude hacer una atajada en el último minuto para poder clasificar y me sentí muy bien. Después con Torque en el Viera, fue un partido que dije: ‘Ta, siento que estoy apto para todo’”. Esa tarde tuvo ocho atajadas y empataron 1-1. Junto con Kevin Dawson, son los arqueros que tienen más atajadas por partido (promediando 3,6 por encuentro) en la Liga AUF Uruguaya. Aún en ese contexto, Antúnez mantuvo su valla invicta en 18 de los 43 partidos que atajó en esta temporada.
¡CAAAASI!
— Chilevisión (@chilevision) February 27, 2025
Pedro Sánchez estuvo a punto de anotar el segundo gol de la noche para Ñublense pero el arquero Bruno Antunez logró tapar con el pie la entrada del balón. #LibertadoresXCHV pic.twitter.com/9dSL57FNhb
Jadson Viera, que dejó Boston sobre el final del año y ahora dirige a Nacional, tuvo mucho que ver. Bruno lo define como “profesional y exigente”. Y agregó que: “Al haber sido jugador sabe lo que sentís en cada momento y creo que es un técnico que se preocupa por el jugador”.
Desde lo futbolístico, el impacto fue claro. “Cuando subís a primera notás el cambio de exigencia. Tenés que cambiar la mentalidad, cuidarte con las comidas y descansar bien porque en esos detalles sacás ventaja. Y tenés que estar listo para cualquier plan. Estando Jadson en Boston me ayudó mucho al juego con los pies y a mejorar mucho la lectura del juego”, confesó Antúnez que precisamente es uno de los nombres que ha sonado para reforzar a los tricolores. “Por ahora no supe nada, estoy de vacaciones, pero vi algunos rumores en las redes sociales. Cuando llegue a Uruguay lo hablaré con mi representante”.
Grupo: la otra pasión que comparte con compañeros y los consejos de Ernesto Hernández
Irse de vacaciones no es la única oportunidad de Antúnez para despejarse del fútbol. Tiene otra pasión, la pesca, y en Boston hasta encontró con quiénes compartirla. “Me gusta mucho. Hace poco fuimos a quedarnos una noche en el río con Agustín Amado, Gerónimo Bortagaray y José Torres. Nos fuimos los cuatro a pescar”, contó Bruno, que tiene otra banda dentro del plantel del Sastre: la de los arqueros. “Nos llevamos muy bien. Tenemos un grupo entre todos que es divino”, reconoció. Con Ernesto Hernández, uno de los arqueros del Sastre, lo separan 18 años, pero los une el arco y una amistad. “Concentramos juntos en todas las idas a Copa. Siempre me apoya y me da consejos para que evite errores o corrija acciones que no están muy buenas. Me corrigió varias veces que no saliera a centros lejos del área chica y me acuerdo que a los dos partidos, con Danubio, salgo a un centro casi al borde del área, se me escapa la pelota y nos clavan. Me quedé con eso que me dijo lo que iba a pasar y pasó. Siempre me aconseja tanto de cosas tácticas como de la vida”.
Los buenos grupos también ganan partidos y en Boston el club va a la par de sus jugadores. “Está en constante crecimiento. En la pretemporada arrancamos con una carpa y ahora hay un gimnasio de 200 metros cuadrados. A veces planteas una cosa y no se da, pero hay partidos que los sacas con lo humano y el estar unidos cincha más. Es un todo, te termina ayudando a crecer y en el día a día te vas dando cuenta de otras cosas, como que te llevás amigos y compañeros que capaz tenés relación para toda la vida. Al final no es solo ir y jugar”, reflexionó el arquero.
En el informal de la última práctica de este año Bruno jugó de 9 como en esos picaditos de la infancia en Paso Carrasco. “Mi mejor amigo ahora vive en Minas, siempre le gustó el campo, tiene caballos. La verdad los dos seguimos lo que nos gustó”. Entre sus amigos hay algo en común: el orgullo por el gran año del arquero de Boston. “Me apoyan en todo. En el día a día mismo un mensaje de cómo estoy y cómo va todo y eso me llena mucho”, confesó Antúnez que todavía no pensó mucho en 2026. “Ahora de vacaciones estuve desconectado, pero siempre tratar de tener muchos minutos y partidos, mejorar como profesional y persona y tratar de jugar, que es lo que te hace feliz al fin”.