Está atravesando uno de los momentos más dulces de su carrera, aunque no como delantero sino como director técnico y más allá de la derrota de ayer contra Uruguay Montevideo por 1-0. Joaquín Boghossian (38) transformó a Albion en el protagonista de la Segunda División Profesional: líder con amplia ventaja, equipo con menos goles en contra y el segundo con más a favor. Los números lo avalan y el 75% de efectividad lo colocan, junto a Diego Aguirre de Peñarol, como los entrenadores que más puntos ganaron en el fútbol uruguayo en 2025. “Nos alegra porque venimos de un proceso muy largo intentando crear una cultura de trabajo y de esfuerzo más allá del modelo de juego. Que se vea reflejado con puntos nos llena de orgullo”, dijo el ex Nacional y Red Bull Salzburgo.
Detrás de él están los asistentes Adrián Ribero y Gonzalo Maulella, los analistas Matías Recto Núñez, Adolfo Olivera y Nicolás Umpiérrez y los profes Tomás Cosenza y Daniel Castro. Todos atrás de una “cabeza extranjera” que comanda el club, saca lo mejor de tres nacionalidades y Joaquín valora en el día a día.
“El dueño del club es estadounidense, el presidente inglés y el director deportivo brasileño. Una combinación de culturas muy buena. Con el dueño no pude hablar, pero con Charlie Coupland estoy en contacto siempre. Trabajó en Europa como SEO, hace mucho hincapié en la gestión humana, es un tipo alegre, muy presente, habla perfecto español y he aprendido mucho de él. Wagner Goncalves está muy metido en juveniles y Primera. Cuando las rachas son buenas no se asoma, pero es el primero en aparecer si siente que necesitamos algo. Son cosas difíciles de encontrar acá que siempre se te está juzgando por un resultado”, valoró Boghossian, que por estas fechas, pero de la temporada pasada, ya armaba este plantel con buen ojo y memoria para incorporar.
El equilibrio como bandera
Su primera experiencia como entrenador principal fue en Uruguay Montevideo, bien cerca de la casa donde creció en Pueblo Victoria. Potenciaron el trabajo de Santiago Kalemkerian y ya dejaban ver su sello. “Estuvimos 17 partidos invictos y con el récord histórico de imbatibilidad de Carlos Techera. Once partidos con el arco en cero es un montón y fue en base a toda la gestión de líderes que teníamos. Uno de ellos, Maulella, se sumó a su cuerpo técnico.
El sello de este Albion también es la solidez defensiva. “Hacemos mucho foco en eso, pero sobre todo en el trabajo colectivo y los valores de grupo. Todos corren por igual. En ofensiva también, cada uno entiende su rol”.
En agosto de 2024, Coco Lacoste llegaba al plantel para reforzar el liderazgo junto a Francisco Ibáñez que estuvo en el último ascenso a Primera del Pionero. “En diciembre estaba el plantel armado, eso fue mucha ventaja. Buscamos liderazgo, valor humano y calidad. Es un plantel sacrificado, pero también con la valentía para ir hacia adelante”, describió Boghossian, que repite mucho eso del valor humano.
“Mis pasos como jugador y asistente me hicieron ver que la parte humana es más importante que el talento. Por eso fuimos a buscar jugadores que, independientemente de que fueran titulares o no, empujan igual que cualquier otro”, destacó, aunque también hay que tener buen ojo. Al defensor Facundo Parada, que pasó a Cerro Largo, lo tuvo en Uruguay Montevideo tal como a los laterales Andrés Romero y Federico Puente, que es una de las figuras del equipo. “Entrena y compite siempre queriendo ganar. Juega por fuera, por dentro y defiende bien con línea de tres, cuatro o cinco. Sabemos la calidad que tiene, la pegada, resuelve bajo presión y en espacios reducidos y por eso a veces lo ponemos por adentro. Eso no se consigue y vale caro”, destacó el entrenador cuya carrera, como la de cualquier otro, tuvo luces y sombras.
Entre récords con Uruguay Montevideo y un presente muy bueno en Albion, Joaquín Boghossian tuvo un paso por Deportivo Maldonado que no le dejó las mejores sensaciones. “Intentamos hacer lo mismo, pero arreglamos a fines de diciembre con el mercado casi terminado y sin margen para maniobrar. El proceso se estaba cumpliendo, pero no se tuvo paciencia. El resultado a veces pone nerviosas a algunas personas e hizo que tomaran la decisión de echarnos. Una lástima porque estábamos felices, pero hoy por suerte nos agarra en una situación ideal y contentos de haber coincidido con Albion que nos dio tiempo, confianza y hace dos meses nos mudamos a la ciudad deportiva del club. Hay un esfuerzo para darnos todas las comodidades”.
Transición: el momento en que supo que quería ser entrenador
vocación. Para muchos futbolistas decidir qué hacer al finalizar sus carreras es todo un desafío, pero no fue así para Boghossian que supo que quería ser entrenador cuando tenía 21 años, jugaba en Cerro y asumió Eduardo Acevedo. “Llegó con un mensaje que nos contagió a todos. Dijo que venía para hacer historia y lo logró. Encendió esa chispa en mí y supe qué quería hacer cuando dejara de jugar”.
Ese Cerro ganó la Liguilla, se clasificó a la Libertadores y desde entonces, Joaquín comenzó a anotar en un block de notas detalles de cada entrenador que tuvo con especial detalle a la gestión emocional. “Era lo que más me llenaba. Por suerte tuve muy buenos entrenadores que me fueron dejando experiencias”. Uno de ellos fue Marcelo Gallardo en Nacional: “Me quedaron muchas cosas pero sobre todo la gestión de grupo que tenía. Te vaciaba en cada entrenamiento y tiene una mentalidad asesina que te lleva a límite”, confesó Boghossian.
Junto a su cuerpo técnico recorren otras canchas y se ubican detrás del banco de suplentes para estar atentos a ajustes e instrucciones de los entrenadores. Además, Boghossian no pierde una oportunidad de charlar con un colega. “Este año hablé con Diego Alonso, Paulo Pezzolano y algunos del medio que fueron cesados. Me gustaría hablar con Julio Ribas, que lo seguía cuando estaba en Europa. Intento buscar uruguayos para saber cómo fueron las transiciones arrancando desde abajo hasta el primer nivel. De todos te queda algo”, reconoció.
Ambición: el mismo sueño que como jugador
Aunque hoy su meta inmediata es lograr el ascenso con Albion, no oculta su ambición: “Me gustaría dirigir en Europa. Lo pude hacer como jugador y tengo claro a los clubes a los que apunto. Mi sueño es llegar allá, pero sabiendo que tengo que ir cumpliendo ciclos. En principio me plantee ser asistente para saber qué exigirle a mi cuerpo técnico, hoy me toca dirigir en la B y sé que voy a necesitar un proceso en otro nivel”. Boghossian suena igual que el presente de Albion. “Sin volverme loco, pero con el objetivo claro”, cerró decidido.
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