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Balboa: la razón para regresar de España, por qué eligió Defensor tras despedirse y su objetivo para este año

El delantero violeta dialogó con Ovación sobre su identificación con el club, el partido de la cuarta fecha ante Peñarol y su pasaje por el fútbol argentino.

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Adrián "Rocky" Balboa en Defensor Sporting.
Adrián "Rocky" Balboa en Defensor Sporting.
Foto: Estefanía Leal.

Por Sofía Berardi
Cuando por los tímpanos de una persona cualquiera se pasea el nombre “Rocky Balboa”, lo primero que se viene a la mente es la reconocida película del boxeador y la imagen de Sylvester Stallone, pero el hincha de Defensor Sporting lo asocia con goles. Y más si se trata de la previa de un partido ante Peñarol, al que Adrián Balboa (29) le marcó en los últimos dos partidos.

Llegó a Defensor en enero de 2022 y rápidamente contagió al hincha con su festejo con los brazos al estilo Rocky. El público lo aprendió rápido porque el delantero se hizo del gol de manera fácil y terminó el año como el goleador violeta con 10 anotaciones en 34 partidos (una cada 260 minutos). Pese a no haberse formado en el club ni compartir tanto tiempo, Rocky se siente identificado con el club, incluso el año pasado se tiñó el pelo de violeta en la previa a un partido con Nacional y lleva tatuada la primera edición de la Copa AUF Uruguay, torneo que Defensor levantó a fines de 2022.

Desde pequeño pedía para jugar al fútbol así que a los cuatro años marcó sus primeros goles en el club Exploradores de Artigas de Buceo y también llegó a jugar en las selecciones de la liga de su barrio. Una vez terminado el baby llegó el momento de las inferiores y Peñarol fue el encargado de iniciar el proceso. Allí realizó las categorías Sexta y Séptima. Mientras tanto estudiaba, pero Balboa asegura que no era buen alumno. No terminó los estudios, pero hace poco “le picó el bichito” de querer hacer los dos años que le faltan. Es una cuenta pendiente que la triple competencia no le permite y prefiere “enfocarse a pleno” en el fútbol. “Son unos años más, ya tendré tiempo para eso”, sostiene.

Pese a que ahora mide 1.86 metros, Balboa dejó Peñarol porque en ese entonces era de los más chicos del plantel y por eso no lo tuvieron en cuenta. “Algunos se desarrollaban antes que otros y había mucha diferencia”, recuerda de aquel grupo en el que compartió con Jim Morrison Varela, Elbio Álvarez y Alejandro Furia, Un año más arriba estaba Sebastián Cristóforo.

Buscó salida y su primo, que jugaba en Cerrito, le dijo que se probara. Se sintió cómodo con el equipo e hizo amigos muy rápido. “Nunca extrañé lo que fue Peñarol”, responde a la preguntas de si se esperó regresar. “Al jugar y sentirse importante me motivaba estar en Cerrito”, explica.

En el auriverde, que en ese entonces estaba en la “B”, debutó a los 18 años. Jugó seis meses y luego partió a la cuna del arte para continuar su carrera, allí se calzó la camiseta del Panathinaikos, un club griego ubicado en Atenas. “Fue un poco duro, un cambio muy grande, ir solo, el idioma. Sentí las carencias de nuestro fútbol”, sostiene el delantero, que de todos modos recuerda Grecia como una “experiencia muy linda”.

Fue franjeado y negriazul antes de ir a Argentina

El festejo de Balboa luego de su gol. Foto: A. Colmegna

Volvió a Uruguay para jugar en el que hoy es su tradicional rival. Llegó en 2015 al Danubio campeón del Uruguayo 2013/14 y el primer semestre no jugó, pero para la segunda parte del año se ganó la confianza de Leo Ramos. “Ese año jugamos copa, era un plantel muy bueno, en ese entonces estaba Nico Milesi (con quien sigue teniendo relación), Fede Ricca, Salvador Ichazo, Bruno Fornaroli”, recuerda.

Para 2016 le llegó una propuesta de Liverpool que fue mejor desde el punto de vista económico y pasó a Belvedere. Empezó bien pero un cambio de DT, que puso por delante a los futbolistas del club, fue el envión para tomar otro rumbo. Tuvo un pase fugaz a préstamo a Villa Teresa en la “A” y desembocó en el fútbol argentino.

Llegó a una ciudad donde desde las 12:00 a las 17:00 se duerme siesta, pero en la que los hinchas van a los entrenamientos a marcar presencia y a dejar banderas. “A los uruguayos nos quieren bastante. Me costó un poco adaptarme porque es una ciudad muy tranquila. El primer semestre me fue bien, el DT me quería, jugué e hice goles. El segundo semestre vino otro técnico y me pasó como en Liverpool”, recuerda Rocky de su paso por Sarmiento de Junín.

El próximo club fue Patronato, un club más grande y en una ciudad con movimiento. “Jugué todo el año y pude tener la continuidad que necesitaba. Nos salvamos del descenso cinco fechas antes, ese año salió todo bien”.

El festejo de Adrián Balboa del gol anotado para patronato. Foto: captura

El último equipo cruzando el charco fue Belgrano de Córdoba, que no estaba en su mejor momento. Luego Balboa pasó por el Antofagasta de Chile hasta que Pablo Bengoechea lo llamó para llevarlo a Alianza Lima (Perú), donde le fue muy bien, hasta que llegó la pandemia. Su contrato estaba por vencer y su hija por nacer, así que eligió regresar a Uruguay. Fue por poco y nada, porque la conoció y se fue a España. “Llegué sin jugar, pensando en mi hija, me costó estar solo, no me pude adaptar. La gente del club quería que me quedara”, recuerda Rocky de cuando probó suerte en Racing de Santander. Y continúa: “Viéndolo con el diario del lunes me arrepiento de no haberme quedado”.

La llegada a Defensor y su reelección

Siete años después de haber dejado Uruguay un dirigente de Defensor se comunicó con él para contratarlo. “Desde el primer momento me hicieron sentir como en casa, por ahí al principio me costó un poco la adaptación al fútbol uruguayo, no estaba en un buen momento y el club siguió confiando en mí”.

Adrián "Rocky" Balboa en Defensor Sporting.
Adrián "Rocky" Balboa en Defensor Sporting.
Foto: Estefanía Leal.

Balboa se había despedido del club a fines de 2022 pues debía regresar a Belgrano, sin embargo, rescindió y volvió. “Podía volver a Argentina, pero es muy competitivo y no se vive con tanta calma como acá. En Belgrano la gente me quería, pero también estaba lo económico”, explica Adrián, que este año no se traza como objetivo ser el goleador. “Quiero poder ganarme a mí, para competir conmigo mismo”, concluye.

Identificado sí, líder no

Balboa no se siente referente, pero sí identificado. ”Mi personalidad no es de ser el capitán, ese que habla, soy mas de estar con los gurises. Sí me siento identificado”, explica.

"Antes de la final me empezaron a buscar. Me decían ‘si salimos campeones de la primera edición tenés que tatuarte la copa, a que no te da'", cuenta Rocky. Y añade: "Fue algo lindo, después de estar tan cerca en el Clausura, fue cerrar el año de la mejor manera. Algunos clubes no le dieron la importancia necesaria a la Copa Uruguay. Defensor venía golpeado por el descenso y sirvió para darle confianza al club y para nosotros fue fundamental”.

El tatuaje de Adrián Balboa de la Copa AUF Uruguay.
El tatuaje de Adrián Balboa de la Copa AUF Uruguay.

Este sábado con Peñarol y el marzo Sudamericana con Danubio

Defensor enfrenta esta noche a Peñarol desde las 20:00 horas en el Franzini por la cuarta fecha del Torneo Apertura. ”Es un partido que todo jugador quiere jugar. Con Nacional lo mismo. Siempre tiene un plus. Lo tomamos con la seriedad de todos los rivales, pero son finales. Todavía no logramos el Defensor con el que nos sentimos cómodos”, asegura Rocky, que marcó el 1-0 ante el mirasol en el Apertura 2022 y volvió a anotar en la derrota en el Clausura. Este año ya anotó en la derrota ante Fénix (3-1) en la primera fecha.

A la violeta también se le viene la Copa Sudamericana, en la cual debuta ante Danubio (8 de marzo) en la primera fase. “Va ser un partido lindo, un clásico por una clasificación es importante. Ahora pensamos en Peñarol, el Campeonato Uruguayo también es importante”.

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