Atilio Ancheta, el exzaguero campeón de la Copa Libertadores 1971 con Nacional, está de visita en Uruguay y dijo que ve campeón al tricolor en la final clásica de este domingo. También le hizo una arenga al plantel en la previa del cruce decisivo ante Peñarol en el Gran Parque Central. Y recordó el día que sintió que le "cortaron las piernas" durante su etapa como futbolista profesional.
- Para Atilio Genaro Ancheta Nacional es…
- Nacional es mi casa igual que Gremio, me trataron bien, jugué 10 años en Gremio y hasta hoy entro y salgo por la misma puerta. Nunca tuve problemas con ninguna de las dos hinchadas. A veces tuvimos dificultades en campeonatos, pero yo salía siempre por el frente y las personas me defendían, no me criticaban. Entonces eso para mí era una honra y por eso luchaba tanto para rendir, que para mí era importante.
-Hace mucho tiempo estás instalado en Brasil, ¿por qué motivo estás hoy de visita en Uruguay?
- Hacía muchos años que no venía a Uruguay y ahora vine dos veces seguidas. Ahora las cosas parece que mejoraron para poder venir acá. Vine para hacer un trámite para juntar Uruguay con Brasil en mi jubilación, entones preciso algunos datos de la selección, cuánto tiempo jugué en Nacional y esas cosas. Me siento muy feliz de tener pasado aquí en Uruguay, la mitad de mi vida acá y la otra mitad en Brasil. Aquí viví una emoción muy grande también. Gracias a Dios en todos lados he tenido la fuerza de la hinchada, tanto de Nacional como de Gremio, que me han correspondido y dado fuerza para que yo pudiera ser tan importante en ciertos momentos.
- ¿Qué labor tenés en Gremio en la actualidad?
- No tengo un día a día, soy una persona que está dentro del Gremio, pero no es un trabajo. Cuando hay un gurí que está errando, no tiene un buen cabezazo o no tiene una buena marca y tiene dificultades para girar, hablo bastante con él. Los defensores hablábamos mucho y me siento muy bien estando dentro del fútbol por más que no tenga contrato, es un cargo más sentimental y me siento bien.
-¿Vas a asistir a la final en el Gran Parque Central?
- Claro que sí. Y ese partido es importante, es lindo y emocionante. Para mí presentarme frente a la hinchada de Nacional siempre es importante, una alegría enorme. La hinchada de Nacional y Gremio me trataron muy bien, son dos equipos donde tuve felicidades y hasta hoy me reconocen y sienten que uno es sincero con ellos, y ellos son sincero conmigo, eso es muy lindo a nivel personal.
-¿A quién ves campeón?
- A Nacional, ja. Claro que son partidos difíciles, pero lo que yo quiero es darles una inyección a todos para que muestren el corazón, un poco más de garra. Si hay uno que va a marcar, ayudalo para recuperar la pelota más fácil. Esas cosas colaboran, pero tienen que tener la conversación dentro del campo, que no hay tanta como antes, donde teníamos más amistad, nos podíamos putear pero sabías que era porque estábamos con el alma caliente y queríamos ganar; era todo por el bien del equipo.
- Una de tus virtudes como zaguero era la entrega, ¿cómo sería tu arenga para el plantel de Nacional?
- ¡Vamos a pensar positivo, vamos a pensar al máximo, que el cuerpo va a aguantar! Tengo la absoluta seguridad de que se rinde mucho más pensando positivo y no pensando que te vas a cansar. La motivación individual es importante. Yo entraría con el alma, con el máximo de potencia física, psicológica, yo mismo me prepararía para dar el máximo. En este partido tan importante como una final clásica, claro que tenés que entrar con el alma y el corazón e intentar no tener fallas. O corregirlas, porque todos tenemos fallas.
- Jadson Viera lleva un mes como entrenador y en 25 de esos días decidió alojarse en la Ciudad Deportiva Los Céspedes para ganar tiempo de trabajo, ¿creés que eso puede influir en la final?
- Creo que es importantísimo, el fútbol es un campo grande con muchos desgastes y cada uno de los jugadores tiene que estar apoyando al otro, dándole fuerza para que rinda más. Tengo la certeza de que si los jugadores conversaran más como amigos, van a rendir mucho más. Yo entrenaba mucho para cualquier partido y cuando llegaba el momento estaba al doscientos por ciento, subiéndome arriba de las paredes para rendir más que los otros jugadores.
- Competiste contra futbolistas legendarios como Pelé, Eusébio, Alberto Spencer, Pedro Virgilio Rocha y Juan Joya, ¿hay alguna anécdota inédita que tengas para contar con ellos?
- Primero quiero agradecerles de corazón a tres personas que me enseñaron, que me dieron…. Me emocioné… (llanto). Que me dieron la posibilidad de jugar al fútbol: Jorge Manicera, Emilio Álvarez y Elgar Baeza, tres jugadores de diferentes calidades con los que yo tuve la felicidad de intentar copiar y agradecer los consejos de ellos, que fueron muy importantes para mí. Nunca tuve la posibilidad de agradecerles en vidas, pero fueron muy importantes, es gente maravillosa, sensacional. Para mí siempre fue muy importante mejorar mis cualidades, y gracias a ellos que yo tuve esos momentos juntos. Baeza era un jugador fuerte y marcaba firme, pero era leal. Manicera técnicamente era sensacional, no cabeceaba pero la mataba en el pecho y salía jugando en el medio del área, me emocionaba mucho cuando lo veía jugar, al igual que a los tres. Y con Emilio Álvarez tuve un poco más de relacionamiento porque conseguí jugar con él, y es una persona sensacional, un jugador maravilloso que cabeceaba muy bien, que sabía cómo marcar con aquella pierna izquierda; fue el que me lo enseñó. Para mí fue una honra estar con los tres y me siento feliz sabiendo que a mí me encantaba el fútbol, que es lo más importante. Con todo el plantel de Nacional teníamos una amistad, un cariño, una protección de uno para con el otro, y siempre conversábamos y te daban consejos y eso para mí fue maravilloso. Me decepcioné mucho con la manera de ser de algunos dirigentes por causas de dinero, pero uno tiene que luchar para que las cosas pasen.
- ¿Cuándo te decepcionaste y por qué motivo?
- Tuve un problema enorme en 1974 cuando no fui a la selección, que para mí hubiera sido una honra, y que me ensuciaron, me trataron como cualquier persona y yo nunca fui cualquier persona; siempre fui respetuoso con todo el mundo, entonces me gustaba que me respetaran y no salir dolorido por alguna cosa. Muchas veces quise esclarecer varias cosas que pasaron, pero no me han dado la oportunidad. Algún día antes de morir quizá hagamos un programa y tengamos la posibilidad de conversar todas esas cosas que fueron negativas, no solo para mí, sino también para Nacional y la selección uruguaya.
- ¿Qué fue lo que no pudiste contar antes?
- Uno se queda trancado, hasta hoy lo estoy, especialmente en 1974 fue un momento difícil donde me trataron como que yo solo quería plata y decían que no quería jugar al fútbol; me criticaron mucho. A mí nunca me gustó la crítica, me gustaba que me elogiaran porque siempre me comporté bien. Y el mayor problema no fue no querer venir para la selección uruguaya porque yo adoraba jugar ahí. Si había sido el mejor zaguero del mundo en 1970 con 21 años, con 23 quería ir para Argentina de nuevo, si estaba volando.
- ¿Qué te gustaría mencionar de lo que sucedió en esa ocasión específica?
- Voy a contar una partecita de lo que pasó. Ahí me criticaron porque decían que yo no quería venir porque quería dinero. ¡Claro que yo quería dinero! Si yo tenía que pagar mis cosas. Si no era un “dinerón” que ganaba porque 1 .500 dólares no es un “dinerón”. Yo tenía que pagar mis cosas. Yo estaba comprando una casita. Yo estaba con el puesto de gasolina, que también estaba pagando. Y el sueldo mío no podía faltarme. Ellos se negaron a pagar y Gremio me dijo: ‘Yo te pago, pero entonces te quedás acá a jugar conmigo‘.
- ¿Es cierto que tuviste una reunión donde intentaron un acuerdo de partes?
- Tuve que ir a Montevideo en un clásico dentro del Estadio Centenario. Nos reunimos en un cuarto con Larrea y otro técnico y firmamos un papel porque yo no podía quedarme sin cobrar, tenía que ganar ese dinero. Entonces les dije: ‘Ustedes me pagan el mes que va antes del campeonato, el sueldo mío, y en tres meses yo se los devuelvo con el sueldo’; ese fue el convenio. Entonces yo me quedé muy feliz, salí del Centenario, me subí al auto con mi esposa y me vine para Porto Alegre, que tenía que cumplir mi trabajo. Y cuando estoy en la frontera me puse a escuchar la radio y decían: ‘Tenemos una mala noticia: Ancheta no va a venir porque quería dinero y dinero’, como si yo hubiera pedido mucha plata. ¡No! ¡Pedí lo suficiente para vivir! Y ahí Baudilio Jauregui fue gratis parece. Y bueno, me lo comí en la frontera. Y dije: ‘Que Dios me proteja y a ellos no los desampare‘, porque él sabe lo que hace. Y bueno, volvimos a Porto Alegre y luego me costó retornar a Uruguay de nuevo porque me dolió mucho. Me perdí un campeonato mundial que era importantísimo, no solo para Uruguay, sino para mí. Y me cortaron las piernas, ¿no?
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