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Álvaro y Jeremía Recoba en Nacional actualizan los casos de padres e hijos en el fútbol: otros antecedentes

En los archivos aparecen otros ejemplos de relaciones filiales de futbolistas. Algunos no tan célebres como los casos de los Goncálvez, los Montero, los Matosas o los Forlán, pero tienen su historia.

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Jeremía Recoba en su debut en la Primera de Nacional.
Jeremía Recoba en su debut en la Primera de Nacional.
Foto: Estefanía Leal.

Redacción El País
El técnico de Nacional, Álvaro Recoba, incorporó a su plantel y ya hizo debutar a Jeremía Recoba: padre e hijo unidos por la profesión de futbolistas y por el vínculo entrenador-jugador, un caso poco frecuente en el club tricolor.

“Me hubiera gustado que hubiese debutado en otro partido más complicado. La realidad es que el equipo ya tenía una ventaja importante, pero se lo ganó. Él hace tiempo que venía a entrenar a Primera División, lo hacía muy bien en cancha con la Tercera”, comentó el Chino tras largarlo a la cancha el fin de semana pasado en el triunfo ante Potencia (4-0) por Copa AUF Uruguay.

Revisando los archivos aparecen otros ejemplos de relaciones filiales de futbolistas en Nacional. Incluso uno actual, el de los Morales: Óscar Javier y Lucas. No son tan célebres como los que se encuentran en Peñarol ( los Goncálvez, los Matosas, los Forlán) pero tienen su historia.

Álvaro Recoba, nuevo entrenador de Nacional.
Álvaro Recoba, nuevo entrenador de Nacional.
Foto: Leonardo Mainé.

El fenómeno de los hijos que siguen los pasos de sus padres en el fútbol profesional es relativamente reciente, pero en Nacional se dio uno de los primeros ejemplos. A comienzos de la década de 1940 integró sus planteles un delantero llamado Eusebio Urruzmendi. Según la web Atilio.uy, llegó a jugar solamente 12 partidos en primera, marcando nueve goles. Era un promedio muy destacado, pero le tocó jugar en tiempos del Quinquenio de Oro y los titulares eran auténticos fenómenos. Como el reglamento no autorizaba los cambios de jugadores durante los partidos, tuvo pocas oportunidades de mostrarse.

En cambio, su hijo José, Pepe para todos, fue una figura emblemática de Nacional en los años 60, cuando jugó 156 partidos y convirtió 45 goles. También defendió a la selección uruguaya.

Por esa época defendió el arco Jorge Paz, hijo de Aníbal, un golero histórico de la institución de la avenida 8 de Octubre. Con 469 presencias, solo “Cococho” Álvarez jugó más veces que él por el club. Además, fue titular durante el Quiquenio de Oro (1939-1943) y campeón mundial en 1950, con titularidad en un partido. La campaña de Jorge fue más breve, con apenas 21 partidos como titular entre 1963 y 1966; luego fue preparador físico.

En la década siguiente apareció con la casaca tricolor Braulio Castro, hijo de Luis Ernesto, el puntero derecho de los años del Quinquenio. Una curiosidad adicional: llevaba el nombre de pila de un tío, que fue figura de Peñarol. El joven Braulio, también delantero, estuvo entre 1972 y 1974 y luego defendió a otros equipos.

Mucho después, ya en el siglo XXI, asomó en el equipo un delantero de buen físico, Diego Coelho. Resultó ser el hijo de Fabián, mediocampista de larga trayectoria en el tricolor luego de su consagración en el seleccionado sub 20 de gran campaña en el Mundial de Malasia 1997. Coelho padre llegó a disputar 271 encuentros entre 1997 y 2006. Coelho hijo no tuvo tanta suerte y debió buscar su lugar en otros equipos luego de un par de temporadas.

El futuro dirá qué marca deje Lucas Morales en Nacional, donde llegó este año proveniente de Cerro Largo. Su padre, el popular OJ, fue uno de los futbolistas con más partidos jugados con la tricolor, 443 entre 1999 y 2010, lo que le vale el recuerdo de todos los hinchas. También hubo un caso de padre e hijo técnicos: Ricardo Faccio en la década de 1940 y Juan Ricardo Faccio en 1975. El progenitor había sido futbolista del club, lo que no ocurrió con Juan.

Lucas Morales y Óscar Javier Morales, padre e hijo juntos en Nacional.
Lucas Morales y Óscar Javier Morales, padre e hijo juntos en Nacional.
Foto: Francisco Flores.

El hijo del DT

La promoción de Jeremía Recoba al plantel de Primera División de Nacional por su padre, técnico del equipo, también remite a otros ejemplos de entrenadores que dirigieron a sus hijos.

En Argentina fue famoso el caso Ángel Labruna en el River de la década de 1970, cuando tuvo a su hijo Omar en un equipo lleno de estrellas. Con el tiempo, Ángel reconoció que por el peso de la relación familiar nunca le dio las oportunidades que Omar merecía. Algo similar ocurrió con Ramón Díaz dirigiendo a sus dos hijos, Emiliano y Michael, en San Lorenzo (entre 2007 y 2008).

El astro neerlandés Johan Cruyff lanzó en Barcelona a su hijo Jordi, nacido en Cataluña cuando aquel defendía a los culés. Jordi luego hizo carrera por su lado como jugador y DT.

El italiano Cesare Maldini, ex futbolista del Milan, como entrenador puso como titular en la selección azzurra a su hijo Paolo: claramente, no hubo privilegios, pues el vástago era un crack.

De los Goncálvez a los Forlán, otros casos en Peñarol

En el Peñarol también hay casos de padres e hijos que defendieron los colores del equipo. Sin ir más lejos en el plantel campeón de la Copa Libertadores 1987 se registró el notable caso de dos jugadores hijos de viejos campeones de América con los mismos colores: Jorge Goncálvez y Gustavo Matosas, que continuaron la línea de sus progenitores Néstor y Roberto. Además, otro hijo del Tito, llamado Néstor también pasó por los aurinegros.

Antes de retirarse, Diego Forlán quiso vestir la camiseta amarilla y negra como su padre, Pablo. Regresó en la temporada 2015/2016 y se dio el gusto de gritar campeón. Y otro campeón de América, Víctor Diogo, vio a su vástago Carlos en un breve pasaje por el club.

Diego y Pablo Forlán.
Diego y Pablo Forlán.
Foto: archivo El País.

Diego, hijo de Fernando Morena, asomó como promesa aurinegra en 2006 y después se fue al fútbol español. No era goleador, era un jugador de creación y con buen pie. Hoy trabaja como fisioterapeuta en las Divisiones Formativas del club.

Un ejemplo más: Bryan Olivera, que jugó el año pasado en Peñarol, es hijo de Washington, el Ruso, con actuación en los aurinegros en los años 80.

Una curiosidad es que en Peñarol han jugado hijos de antiguos cracks de Nacional: Paolo Montero (Julio Montero Castillo) y más recientemente Giovanni González (Juan González) y Agustín Canobbio (Osvaldo Canobbio). Los tres terminaron ganándose el cariño de los hinchas y quedaron muy identificados con la institución.

Agustín y Osvaldo Canobbio.
Agustín y Osvaldo Canobbio.
Foto: archivo El País.

Y no faltan ejemplos de hijos de futbolistas que defendieron a los dos grandes: Matías Aguirregaray (Óscar) y Maximiliano Viera (Milton) en Peñarol y Sebastián Sosa (Heberley) en Nacional, sin olvidar que Pablo Forlán pasó también por el tricolor. Favio O’Neill, hijo de Fabián, estuvo en las inferiores aurinegras. Este año cruzó de vereda y comenzó a entrenar en Nacional.

La lista es extensa y promete seguir sumando capítulos en el futuro.

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