Esta profesión me ha regalado oportunidades únicas, experiencias memorables que recordaré por siempre, desde probar autos increíbles hasta tener la chance de codearme con personalidades relevantes del deporte motorizado.
Y una vez más, el privilegio de ser invitado a un Gran Premio de F1, como el de Bahrein, se suma a todos esos momentos gloriosos que la vida aún me permite disfrutar. Ya el reencuentro con mi entrañable amigo del alma, Sir Jackie Stewart, y poder compartir con él esta pasión por la adrenalina y el rugir de los motores, supera cualquier expectativa que un amante de este deporte pueda imaginar.
Y ni hablar de la amena charla con el ganador de la carrera, el piloto australiano Oscar Piastri, y su compañero de la escudería McLaren, el británico Lando Norris. ¿Qué puedo decir de Piastri? Que este brillante piloto demostró un dominio absolutamente abrumador detrás del volante de su McLaren; su instinto “aguerrido” me hizo recordar al de los grandes campeones a lo largo de la historia de la Fórmula Uno. Hay mucho más para contar y sobran las anécdotas de una carrera que, sin dudas para mí, resultó inolvidable.