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Pasado de rosca

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No es novedad que hace meses que el Frente Amplio (FA) ha fijado como estrategia ser hipercrítico de todo lo relevante que plantee el oficialismo. Pero con la llegada de enero parece que se pasó de rosca.

El episodio clave fue la declaración de su presidente Pereira criticando el optimismo oficialista acerca de la temporada turística, con su “¿en base a qué?”, que daba a entender que no había datos certeros como para estar conformes. Y le erró. Porque en estas semanas no hay uruguayo que haya vacacionado que no esté asombrado por el gran movimiento verificado en todas partes y que, notoriamente, hace de esta temporada una de las mejores de la última década.

El cerrado discurso opositor que todo lo critica puede tener alguna base de verdad. Para el caso de la reforma de la seguridad social, por ejemplo, es cierto que a mediados de la próxima década el común de los trabajadores deberá jubilarse con más edad que hoy en día. En lo que refiere a salarios reales, es cierto que hubo una baja por causa de la pandemia y que la recuperación de lo perdido no se logrará inmediatamente. En cuanto a seguridad pública, es cierto que en 2022 se estancaron las grandes mejoras que venían desde 2020.

Pero todas esas verdades a partir de las cuales el FA monta escándalos, traen ocultas realidades que, explicitadas, llevan a relativizar el énfasis apocalíptico zurdo. Para la reforma de la seguridad social, todo el mundo sabe desde hace lustros que el actual sistema no podrá sostenerse y que el FA no fue capaz de reformarlo con sentido de responsabilidad de largo plazo; con respecto a los ingresos, hay muy buenos datos que relativizan el estancamiento del salario real, como la baja del desempleo, y es sabido de que el mundo entero, mucho más que Uruguay, está sufriendo bajas muy importantes del poder adquisitivo de sus salarios; y sobre la seguridad pública, los principales datos siguen señalando que hoy estamos mejor que en 2019.

El asunto es que las críticas de Pereira al optimismo por la temporada cayeron en el ridículo de la exageración porque, justamente, la realidad es completamente evidente para todos. No hay mucho contexto o explicación que dar cuando todo el mundo percibe que el país entero explota de turistas. Incluso el adherente más radical al dogma izquierdista, verde de tanto mate de comité de base, recitador embelesado de tonterías de Galeano, y exhibidor desvergonzado de algún tatuaje del Che Guevara con cara de santo, no puede más que admitirse, así sea en la intimidad de su soledad más resentida que zumba la internacional socialista, que lo que afirmó Pereira sobre la temporada turística es, simplemente, una reverenda estupidez.

Como la izquierda es una máquina constante de criticarlo todo y todos los días aparece algo nuevo que pretende ser más punzante que lo anterior, aquellas declaraciones ya parecen viejas y desusadas. Sin embargo, son simbólicamente muy relevantes, porque muestran hasta qué punto el FA está dispuesto a negar la realidad y promover un relato crítico lleno de falsedades con tal de atacar al gobierno.

Pereira, de verdad, se paró en este enero a decirle al Uruguay entero que no había razones para afirmar que la temporada es excepcionalmente buena. Así, hasta el más distraído puede constatar que está completamente pasado de rosca.

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