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Libertad de curros

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Todos los cultos religiosos son libres en el Uruguay”, reza el artículo quinto de nuestra Constitución, y en esa disposición se basa la inacción del Estado ante comprobados excesos de quienes se aprovechan de la credulidad de gente vulnerable, para estafarla sin piedad. No otra cosa hacen los predicadores que venden milagros por radio y televisión.

Todos los cultos religiosos son libres en el Uruguay”, reza el artículo quinto de nuestra Constitución, y en esa disposición se basa la inacción del Estado ante comprobados excesos de quienes se aprovechan de la credulidad de gente vulnerable, para estafarla sin piedad. No otra cosa hacen los predicadores que venden milagros por radio y televisión.

Ahora le toca a la ayahuasca, un potente alucinógeno perjudicial para la salud, que, paradójicamente, en Uruguay se trafica como un recurso de “sanación espiritual”.

En el día de hoy está comenzando en Colonia del Sacramento un retiro promovido por la organización Ayahuasca Internacional Uruguay, que a través de una fan page de Facebook promete “una explosiva combinación para el crecimiento personal y la sanación”, porque “con la Ayahuasca y el Bufo Alvarius experimentamos lo humano desde lo divino, miramos por un instante a través de los ojos de la Divinidad, de la Consciencia (sic) Cósmica o de la Creación que estamos fundidos con la totalidad en el momento presente”.

No, no es una parodia de Diego Capusotto, es una convocatoria real a un evento en el que los participantes pueden recibir hasta dos tomas de ayahuasca durante dos noches consecutivas, bajo la mirada de “facilitadores”, que supuestamente son “médicos, psicoterapeutas y psicólogos, formados por la Escuela Ayahuasquera Europea” (sic) pero no son nombrados (www.albertojosevarela.com).

Lo que sí se especifica -y con todo detalle- es la lista de precios, que llegan hasta los 14.700 pesos por persona y pueden abonarse en 3, 6, 9 y 12 cuotas. Si además el cliente desea fumar “Bufo Alvarius”, debe pagar hasta 5.400 pesos adicionales. El organizador advierte que vale la pena, porque con eso se logra “una experiencia mucho más profunda y elevada a la vez”.

Hay datos menos místicos que la simpática publicidad soslaya: como que la ayahuasca está prohibida en Francia y su promotor tiene causas penales pendientes en España. Tampoco dice que beber este alucinógeno puede generar psicosis y ser altamente peligroso para personas con problemas psiquiátricos. Ni que el uruguayo Hugo Alcalde viene denunciando desde 2012 que su hijo Yamandú se suicidó como consecuencia de dicho consumo en la “Iglesia del Santo Daime”.

“Tuve ganas de matarme, pedí un revólver y afortunadamente no tenían, porque sino, hoy no estaría acá”, confesó en ese mismo año el periodista César Bianchi después de vivir la experiencia, para el programa Santo y Seña de Monte Carlo TV.

Hace menos de un mes, la madre de una chica que pudo ser separada a tiempo de una de estas sectas, declaró a El País que el consumo de ayahuasca lleva cuatro muertes en Uruguay, y refirió sus gestiones infructuosas ante la Junta Nacional de Drogas para detener este nuevo desembarco. La nota transcribe una respuesta dada por el secretario general de dicha entidad, Lic. Diego Martín Olivera, quien por un lado reconoce que la sustancia “tiene riesgos y daños asociados”, pero al mismo tiempo recuerda que el consumo de drogas “no es un acto pasible de sanción penal”. Sin embargo, Olivera no tiene en cuenta que el tráfico de drogas sí está penado por ley y que los organizadores del retiro que está comenzando hoy en Colonia incurren en forma manifiesta en ese delito.

Pero claro: desde que dos ex jerarcas de la misma JND anunciaron con satisfacción que se inscribieron para comprar marihuana en las farmacias, ¿qué otra cosa podemos esperar de este gobierno?

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Álvaro Ahunchain

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