La inminente llegada de una ola de frío polar, propia de estas fechas, genera otro desafío al gobierno: gestionar la cantidad de gente que vive en la calle. Este tema se ha vuelto un problema crónico en la capital del país, y va mucho más allá de los vaivenes económicos. Hay una población de personas, en su mayoría hombres, con problemas de drogas o psiquiátricos, y antecedentes penitenciarios, que no se integran a la sociedad formal, y prefieren vivir en la calle. Con el frío, eso se vuelve un peligro letal.