Los resultados de las elecciones autonómicas y municipales realizadas el pasado domingo en España cambiaron radicalmente el mapa político de la madre patria que se tiñó de azul, el color con el que se identifica al Partido Popular. El rotundo triunfo del partido de centro derecha presidido por Alberto Núñez Feijóo llevó a que el actual presidente Pedro Sánchez decidiera adelantar las elecciones nacionales en que se elegirá nuevo presidente para dentro de dos meses.

Si bien la diferencia en términos porcentuales entre los dos principales partidos del sistema político español no fue demasiado grande, en términos de poder en las elecciones realizadas el domingo sí tuvieron un gran impacto. El Partido Popular (PP) se impuso con el 31,5% frente al 28,1% del Partido Socialista (PSOE), mientras que Vox duplicó su votación llegando 7,2% y entrando cómodamente al podio. Otra de las novedades fue la virtual desaparición de Ciudadanos, un partido político que supo representar a la derecha liberal en elecciones anteriores.

En Madrid es donde se dio el gran triunfo del Partido Popular, con Isabel Díaz Ayuso consiguiendo la reelección en la Comunidad de Madrid con mayoría absoluta. El contenido y el discurso de Ayuso la han convertido por mérito propio en una de las principales figuras de la política española, defendiendo con claridad las ideas liberales en términos políticos y económicas, con un estilo que hace recordar al de Ronald Reagan, como ha señalado el Premio Nobel Mario Vargas Llosa.

La alcaldía de Madrid, por su parte, también fue obtenida por el representante del PP José Luis Martínez-Almeida con mayoría absoluta. Por su parte Podemos, un nuevo partido que supo despertar esperanza en la izquierda chavista, se hundió en la capital, desapareciendo de la representación legislativa.

Otros grandes triunfos del PP se dieron en ciudades controladas por el PSOE como Sevilla y Valencia. También cambiarán de mano algunos gobiernos autonómicos como Valencia, Aragón, Extremadura y Cantabria.

La principal explicación de este resultado parece estar en el rechazo de la población a las políticas llevadas adelante por el gobierno de Sánchez, de un socialismo ramplón, leyes “feministas” que terminaron beneficiando a centenares de violadores y un discurso divisivo y agresivo. Frente a esta calamidad el PP muestra a un candidato probado en la gestión, firme y sólido que se para en el centro del escenario, suma toda la centro derecha y tiene aliados muy fuertes como Ayuso en Madrid. Si no pasa nada raro, España se encamina a un gran triunfo del Partido Popular en julio que terminará con la triste etapa del sanchismo.

Quizá una de las lecciones más valiosas del pasado domingo venga de la capital. La gran figura de las elecciones sin dudas es Isabel Díaz Ayuso que se animó a plantarle cara a la izquierda sin concesiones. Desde su eslogan de las pasadas elecciones en que planteó con claridad al enfrentarse a una izquierda radical que la cuestión era entre “Comunismo y Libertad” ha gobernado con ideas claras y resultados concretos, como continuas bajas de impuestos que han convertido a Madrid en una ciudad pujante donde florecen empresas y empleos a un ritmo vertiginoso. Ayuso ha marcado el camino para la recuperación de España en el terreno de las ideas y en la realidad concreta, un mérito mayúsculo en tiempos en que la escena internacional, especialmente en Europa, está pautada por políticos tímidos y timoratos.

Ahora el PP tiene la gran responsabilidad de desarrollar una campaña clara y convincente que logre convocar a una amplia mayoría de españoles para la tarea de reconstrucción nacional que necesita la madre patria, sin acuerdos con separatistas ni terroristas. Es una enorme oportunidad que Núñez Feijóo parece entender perfectamente, como demostró con sus discursos de los últimos días y como tuvimos oportunidad de comprobar de primera mano los uruguayos en su reciente visita a nuestro país.

En caso de coronar esta etapa con éxito España dejará atrás un período oscuro en que los peores instintos e intereses dominaron su escena nacional para pasar a una en que se abre un nuevo camino basado en la unidad nacional, el respeto a las personas y una agenda de progreso económico y social. Por el bien de ese país por el que los uruguayos tenemos un cariño especial, es vital que esta nueva etapa se abra con toda la fuerza y contundencia que pueda darle un contundente respaldo en las urnas.