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Ante el país y la historia

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En los últimos días se viene discutiendo dentro de la Coalición Republicana, especialmente en la Cámara de Diputados, la conveniencia o necesidad de aprobar la reforma de la seguridad social que ya cuenta con la aprobación de la Cámara de Senadores. En particular, se han alzado voces dentro de Cabildo Abierto, y con particular claridad la del diputado Álvaro Perrone, contra el proyecto con argumentos sobre su contenido y su conveniencia política. Ambos asuntos merecen ser considerados.

Lo cierto es que antes de que la iniciativa ingresara al Parlamento contó con la participación activa de Cabildo Abierto en la Comisión de Expertos y en las negociaciones posteriores, aceptándose varias de sus propuestas, así como también otras del Partido Colorado.

Los procesos de negociación, generalmente, implican que cada una de las partes logre algo de lo que propone, pero no todo. No puede volver a abrirse la negociación permanentemente de forma de intentar que se incluyan todos los reclamos de un sector, porque el proceso resultaría interminable o inviable. Sin embargo, en esa circunstancia se encuentra el asunto.

El diputado Perrone ha criticado el proyecto, dando pasto a las fieras de la oposición, lo que tampoco parece sensato. No es la primera vez por cierto, pero en este asunto, que hace a una política de estado clave para un tema de fondo del país, no se puede jugar con fuego. Los argumentos a las contenidos no parecen ser de recibo, salvo que Cabildo Abierto pretenda votar el proyecto solo en caso de que se acepten todas sus propuestas, pero más grave aún resultan sus argumentos de conveniencia.

Afirma Perrone que estamos demasiado cerca de las elecciones y que es mejor dejar el tema para el próximo gobierno, el mismo argumento de Astori que toda la Coalición Republicana el período pasado criticó como irresponsable, y lo era.

Es lógico que los políticos midan costos políticos, pero no que posterguen decisiones claves para el futuro del país por un calculo electoral que además es equivocado.

La reforma va a ser mucho más popular de lo que puede parecer a primera vista, porque nada le cambia a quienes están jubilados y próximos a jubilarse, porque permite unificar las cajas facilitando la jubilación a decenas de miles de personas, porque aumenta las jubilaciones más bajas fortaleciendo el pilar solidario y porque asegura que todos vamos a poder cobrar nuestras jubilaciones en las próximas décadas. Pero más importante aún, de no aprobarse ahora, muchas de estas premisas no podrán sostenerse y ahí sí que la reforma va a ser impopular cuando tenga que instrumentarse afectando directamente a trabajadores, jubilados y pensionistas. En este caso la demora no solo implica patear el problema para adelante, también tener que instrumentar de apuro algo de peor calidad

La Coalición Republicana, entre otros aspectos que la diferencian del Frente Amplio, es que es seria y responsable. La actitud mezquina del Frente Amplio de no querer meterse con el tema ni en sus 15 años de gobierno, no ahora, marcan con toda claridad que les importa más el poder que el país y eso debe señalarse con toda claridad ahora y en la próxima campaña electoral.

Reconocer que existe un problema importante que puede solucionarse con mejoras importantes pero decir que no se quiere ocupar del asunto por un mero cálculo electoral es de frentistas no de republicanos.

La Coalición tiene la obligación y la responsabilidad histórica de aprobar la reforma de la seguridad social, uno de los principales legados que puede y debe dejarle el actual gobierno al país y fundamentalmente a las próximas generaciones. Es lo consistente con la actitud que la llevó al triunfo y una carta clara y positiva para las próximas elecciones.

Cuando en tiempos del retorno a la democracia el Frente Amplio se lavó abyectamente las manos respecto a la salida pactada en el Club Naval y dejó en manos de blancos y colorados la solución al tema militar, Wilson Ferreira, principal perjudicado por aquella negociación, manifestó: “Se nos pregunta si estamos dispuestos a asumir costos políticos, y naturalmente que sí. Qué poca gracia tendría todo esto, qué mezquina sería toda la actividad política si midiéramos nuestras actitudes en función de lo que pueda reportarnos a favor o en contra desde el punto de vista electoral. Nosotros tenemos responsabilidad para con la Patria y las vamos a cumplir.” Y vaya si cumplió.

Ese es el espíritu que debe guiar a la Coalición Republicana, en homenaje al voto de confianza que le dio la ciudadanía, al Compromiso por el País que se suscribió y ante la historia.

Menos que eso, es caer al bajo nivel que ha demostrado la actual oposición a lo largo de sus 52 años de historia.

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