Juan Pueblo | Montevideo
@|En Uruguay se habla desde hace mucho tiempo de la necesidad de la “Reforma del Estado”. Algunos pasos muy tímidos se dieron en algunos aspectos en los finales del siglo pasado. Cabe recordar que el expresidente Mujica lo mencionó como una “bandera de gobierno” aunque luego no concretó nada. El actual gobierno ha dado algunos pasos menores en tal sentido. A nivel internacional se dieron en distintas épocas reformas de ese tipo en países tales como Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Reino Unido, Suecia, por mencionar a algunos.

Cuando se habla de esta temática se hace referencia a temas tales como:

- Recortes en el gasto público, con medidas para aumentar la eficiencia y reducir el desperdicio y la burocracia.

- Privatizaciones, con la intención de mejorar la competitividad de empresas públicas en el contexto de la disciplina del mercado.

- Reformas fiscales, con simplificación del sistema tributario, procurando equidad y eficiencia.

- Reformas estructurales, contemplando cambios en regulaciones laborales, simplificación del mercado de trabajo, reformas en el sistema de pensiones y de seguridad social, desregulación de determinadas actividades.

- Reducción del tamaño del aparato estatal, con disminución del número de empleados públicos, eliminación de puestos redundantes, reestructura de las instituciones gubernamentales.

Es claro que la implementación enfrenta resistencia política y social en el corto plazo, pero es imprescindible encararla por el bien del futuro del país. Por supuesto, no figura entre los postulados de la izquierda uruguaya y tímidamente en los planteos de los partidos tradicionales.

Debería ser una prioridad en la búsqueda de entendimientos a ese nivel.