Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Iniciando el 2023, año preelectoral, se abre la “Caja de Pandora” surgiendo de ella fantasmas del pasado y engendros del hoy, pequeños dictadores del futuro incierto de las próximas elecciones nacionales.

Que a nadie le llame la atención que cien voces se escuchen, que mil dedos apunten con tono de reclamo y pancartas de acusación; la izquierda proclamando fracasos mientras la derecha reclama soluciones a los males que nos condenan.

La clase política ha mutado en el virus que infecta al sistema político y que enferma a la sociedad, su comportamiento es el vector de transmisión que contagia y potencia la intolerancia que busca excusas para la crítica destructiva; pensando en llevar agua a su molino, solo termina ahogando a una sociedad abrumada ante la falta de resultados y aburrida en la mentira de políticos que solo ven su ombligo.

Somos un pueblo cansado de la complicada retórica económica, cuando esperamos la respuesta de un Estado austero, sin tanto cargo político, de tantos secretarios, asesores, consultores, viáticos, gastos que engordan y que dan la pauta del derroche, cuando el derrame a la sociedad sigue pendiente.

Dos gobiernos distintos en su ideología, atrapados tanto los de izquierda como el actual, con visiones distintas pero con acciones iguales que, justificadas o no, dejan a la producción uruguaya a la deriva de los mercados internacionales, sin medidas eficientes y concretas que beneficien a empresarios y trabajadores con más y mejores oportunidades.

Una política monetaria en pos de contener una inflación que, subterránea, está destruyendo los cimientos de la economía.

Atraso cambiario como viejo remedio que no pasa de ser una aspirina que ya no hace el efecto deseado y nos pone al borde del ataque cardíaco que nos mande al CTI.

Que todos vean en mis palabras lo que en ellas expreso, hoy el reclamo está en una nueva forma de hacer política, de crear los espacios que sean caja de resonancia de las necesidades de la sociedad; la caja de las sugerencias a un Estado que la burocracia separa del pueblo, terminemos con la Caja de Pandora.

Que no son pocos los que cuestionan al sistema político, añoran los gobiernos de izquierda o ven que es el momento de los extremistas con la pastilla mágica que cura todo.

No caigamos en la locura de los colectivos que defienden sus intereses y destruyen otros, cuando, como sociedad, somos dependientes del éxito de quién está a nuestro lado.

Enfrentemos sabiamente las Reformas de la Educación, Jubilatoria y no olvidemos los puntos claves que nos afectan a todos, el combustible que mueve el transporte del país, a las Intendencias y su afán recaudador que ahoga al contribuyente mientras acusa al gobierno central.

Los partidos tradicionales deben de renovarse con caras nuevas. Los nuevos partidos lograr afianzar su personalidad. La izquierda perdida en su lucha de poder entre FA y PITCNT, olvidada su defensa a los más necesitados, perfora los cimientos de la democracia convencidos que en ello obtendrán el apoyo popular. Debe reaccionar con la aprobación de políticas de Estado sin banderas.

Conciudadanos, es hora de asumir la responsabilidad política del futuro del país, arriba su corazón, atenta su mente y con el espíritu templado en el fuego de las tradiciones, participemos en la construcción del Uruguay, de América y de un mundo mejor que, por derecho, nos merecemos.