Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|El fuego de la pasión que todo purifica arde en la pradera de los ciudadanos, consume todo mal de la mala hierba nacida del comunismo, desapareciendo de las verdes praderas de la patria, con el cálido soplido de la libertad individual, que nos da el poder de crear una sociedad más justa y solidaria.

Unamos nuestras manos en la construcción del Uruguay real, donde cada oriental encuentra su lugar, su familia y su felicidad.

Solo en esa unidad de hierro, forjada en la fragua de nuestro destino, tendremos la fortaleza de enfrentar los cambios culturales que merecemos como individuos y como sociedad.

Renunciemos a los falsos líderes que nos hablan de promesas, con la falsa lengua del mentiroso, que nos ve inocentes y solo busca recorrer el camino del poder para una gloria personal que solo sabe de corrupción.

Reacciona mi querido Uruguay, salvemos del cruel destino que nos obligan los corruptos y comunistas, despertemos a los más jóvenes, dueños del futuro y merecedores de la esperanza cierta del éxito y el triunfo sobre el mal.

Vean y encuentren en mis palabras la verdad, no hay promesas, ni proyectos, solo mucho trabajo y esfuerzo entre todos para hacer realidad nuestra familia; la familia de los orientales que supieron hacer gigante al pequeño Uruguay.

Vengan a mi, vengan al camino, vengan a construir, vengan por una vida mejor...