Esteban Szabados | Brasil
@|Acá, en Brasil, ha llamado la atención del sector socioeconómico la declaración de falencia de una cadena de tiendas muy famosa y presente en cientos de ciudades de este país.
Estos comercios (de nombre “Americanas”) son como minimercados donde encuentras desde alimentos empaquetados a electrodomésticos y ropa, por precios muy en cuenta. Surgieron en 1929, en Río de Janeiro.
En 1982, Jorge Paulo Lemann con dos socios (Telles y Sicupira) compraron esta red. Este grupo de empresarios venía del mundo financiero. Habían fundado un banco que fue objeto de denuncias por asedio moral, fraude en operaciones de cambio y remesa ilegal de dinero al exterior.
En 1989 compraron una fábrica de cerveza y más tarde, en 1999, una fábrica de refrescos. Por lo visto, estaban llenos de ambición.
A inicios de este año, los contadores de la cadena de estas tiendas han calculado entre 20 a 40 mil millones de reales el resultado negativo del balance de la empresa.
Según el director ejecutivo de una consultora financiera, J.P. Pacífico, todo indica que para poder aumentar el lucro en el mercado bursátil los contadores adulteraron los balances, por lo que se enfrentan ante los tribunales por el delito de fraude contable. Ahora, un enorme “agujero” financiero hace temblar a 16 mil acreedores, 44 mil empleados y 160 mil proveedores.
Así como el oxígeno es el motor de la biología, el amor es el motor de las familias, y el comercio es el motor de la economía. A su vez, la economía integra a las personas que en este sistema colectivo son los engranajes de la vida social. Vida, economía y personas son partes de la sociedad que, para estar en perfecta armonía, necesita que sus partes estén sanas.
Por lo tanto, un fraude económico implica un engaño social, es decir, a toda la sociedad. La apariencia “construida” de empresa saneada les dio beneficios y ganancias (a los socios y accionistas) movidos por una ambición desmedida. Ahora desaparecerá esta empresa tan rápido como una “burbuja”, arrastrando tras de sí a muchas personas que creyeron en lo que decía el mercado financiero, a trabajadores y a acreedores.