Carlos Sarroca Solé | Montevideo
@|Es sorprendente cómo se fraguan e inician problemas. Personificando un nuevo galardón nacional a instaurar, término que recuerda ciertas credenciales fraguadas y sus desenlaces. Hay intenciones de que los mendigos que pululan en las calles montevideanas sean retribuidos. Haciendo referencia a aquellos que piden (demandan, exigen, etc.) dinero a los que estacionan vehículos. Individuos imaginarios para el mundo; palabra inexistente en idioma español: cuidacoche.

Como precedente, exhumar el novedoso decreto de años atrás, inundando la ciudad con carritos a caballo; una iniciativa del Ejecutivo de esos tiempos. Bien se sufrió el novelesco sistema de publicidad populista y su desastroso recuerdo, social, obviamente político, epidemiológico y sanitario. Invento que terminó en costos y sin soluciones favorables a la población, ya que la lamentable mugre continúa dominando el panorama.

Transitando el siglo XXI, para buena parte del mundo el mendigar es un problema a ser resuelto y no pospuesto. Sin utilizar la supuesta solución facilista de regalar alegremente plata y para peor, sin sentido. Lo que sí se debería compensar es con instrucción y trabajo, cosa que brilla por su ausencia, manteniendo la vagancia y compañía.

No seguir con el Estado gordo, en realidad un anémico, sí. Obeso, sí, de empleados a mantener y su rehén, el pueblo, sin retribuciones acorde a lo que se recauda al mantener un mundo de personas. Atento a que la piola se rompe por el lado débil hay que tener en cuenta este invento nacional evitando otro lío en puerta y plata mal gastada. Unido, casualmente, a que se vive un momento electoral; instante favorable a fin de instaurar disparates en lugar de paz y progreso.

¡Pobre Artigas! Ya que, de ilustrados, ni hablar.