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Zugzwang

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En ajedrez se llama Zugzwang a la posición en que queda un jugador cuando cualquier movimiento que realice empeorará su situación. No importa cómo mueva, todas sus opciones son malas y siempre quedará en una peor posición que aquella en que se encuentra.

En Zugzwang colocó varias veces el Sr. Manini y su partido al gobierno y al Presidente de la República en los últimos años.

La primera vez fue al comienzo de este período en el episodio del levantamiento de los fueros del Senador a pedido de la Justicia.

En la campaña electoral Manini Ríos había declarado en forma enfática que no se ampararía en fueros si la Justicia lo citaba. Finalmente fue citado pero pidió licencia y con los votos de su suplente, dos miembros de su partido, dos del Colorado y once del Partido Nacional, terminó amparándose en los mismos.

No era fácil no aceptar el desafuero. Más con las contundentes declaraciones previas del implicado. Por ello cualquier situación era mala. Si la rechazaban, como la rechazaron, asumían el costo ante la opinión pública de ello y del cambio de discurso. Si la aceptaban, justo en el comienzo del período, corrían el riesgo de quedarse sin mayorías parlamentarias.

Optaron por el mal menor y asegurar la gobernabilidad. Se trataba nada más y nada menos que el líder del Partido y su candidato a Presidente.

Después vino el episodio de colonización. Varios informes jurídicos afirmaban que Manini y su señora eran colonos por lo que el primero no debía haber participado en una sesión parlamentaria que podía afectarlo por su condición de tal.

Luego de informes jurídicos del propio Instituto de Colonización que concluían que era colono, el Directorio, basado en el informe de un abogado externo, resolvió que no lo era. De nuevo el gobierno en Zugzwang y asumiendo entre las dos peores opciones.

De nuevo Manini salió airoso del trance.

Luego vino la votación de la reforma de la Seguridad Social. Exigencias de último momento de Manini Ríos llevaron al gobierno a tener que aceptar las mismas (y con ello un punto de PBI de déficit) o quedarse sin reforma. Ambas eran malas y optó por aceptar lo pedido.

Esta semana pasada el cabildante volvió a colocar al Presidente en Zugz-wang con el tema de la adjudicación por su señora, Ministra, de una vivienda a una militante de su partido. A los pocos días surgió que había más de una adjudicación.

Otra vez el Presidente debía mover y cualquier movimiento que hiciera era malo. Si pedía la renuncia corría el riesgo de que Cabildo Abierto se marchara de la Coalición de Gobierno. Si no lo hacía asumía de nuevo el costo de aceptar conductas que no corresponden.

La situación recordó el pasaje de la novela de Vargas Llosa “La Tía Julia y el Escribidor” en que uno de los protagonistas pregunta “¿Qué hago? Lo despido con cajas destempladas o me trago el sapo?”

El Presidente hizo lo correcto y optó por el primer movimiento, el de despedirla y no el de volver a tragarse un sapo. Ello aún a riesgo de provocar el malhumor de su socio en la coalición.

En su “Manual del Perfecto Político” Carlos Fuentes, el genial escritor mexicano, sostenía que “la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos”.

El Presidente ya se había tragado varios sin hacer gestos pero este era difícil de digerir. Todo parecía indicar, además, qué de ingerir este sapo atrás vendrían varios más. De ahí que hizo bien en pararse firme.

La reacción fue “me quedo, pero estoy enojado y otros hicieron cosas tan o más malas y no se hizo lo mismo”. Es decir cumplió con la primera parte del Manual de Carlos Fuentes, la de tragarse el sapo propio, pero no la segunda.

No fue justa su generalización sobre otros casos ocurridos.

Ningún partido, ni los que están en el gobierno ni los que están en la oposición, están exentos de que alguno de sus integrantes incurra en conductas equívocas.

Lo que hay que asegurar es cómo se reaccionará ante ellas.

El Partido al que adhiero, el Colorado, se ha cuidado mucho de no hacerle tragar sapos al Gobierno de la Coalición Republicana. Ante la aparición de casos problemáticos no dudó en retirar a los Ministros de sus cargos y asumir su responsabilidad. No traspasarla al Presidente o los otros integrantes de la CR. Incluso en el caso de una subsecretaria fue más allá de lo que correspondía.

Es que no se debe colocar en Zugzwang al gobierno que se integra o al propio Presidente. Cada uno debe asumir sus propias responsabilidades.

Sin hacer gestos.

Cabildo Abierto es un partido nuevo y muchos de sus integrantes son nuevos en la política. Varios han sido militares donde la lógica de la orden y de la organización vertical priman. De ahí que sea entendible, aunque no compartible, que la falta de experiencia política les lleve a reaccionar de la forma en que lo han hecho.

Eso sí, no deben culpar de sus propios errores o problemas a los demás. Menos aún colocar a cada rato a sus socios y el Presidente entre dos fuegos.

Esos que, por su propia formación, ellos saben que son casi imposibles de eludir.

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Pedro Bordaberry

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