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Al trabajo y adelante

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RICARDO REILLY SALAVERRI
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Viene de cerrarse la 117ª “Exposición Internacional de ganadería, muestra agro-industrial y comercial. Expo Prado 2022”; organizada por la Asociación Rural del Uruguay. Es la fiesta de mayor convocatoria popular del país a lo largo del año.

A la exhibición de ejemplares que son vanguardia de la ganadería nacional, de maquinaria y producción agrícola, se suman, durante las noches, reuniones bailables que congregan a decenas de miles de jóvenes.

Atraen también los “stands” de países que exhiben atributos propios. Suman a la oferta del comercial nacional y a una propuesta gastronómica apta para todos los bolsillos. La exhibición implica construir una urbanización que exige el trabajo directo e indirecto de miles de personas entre, fletes, arquitectura, decoración iluminación, atención, etc.; al que se agrega personal dedicado al cuidado de los animales y a la atención del público. Más de 300 mil personas visitan la muestra del Prado.

La Asociación Rural del Uruguay fue fundada en 1871, por vecinos de tradicional arraigo en Montevideo. A la campaña la atendían tan solo empeños individuales y la influencia esporádica de la iniciativa del Estado. Las peripecias de la histórica gremial supieron superar las luchas fraticidas del siglo XIX tras la independencia y de principios del XX, que en la búsqueda de la institucionalidad republicana, castigaron sucesivamente, al desarrollo rural. Hecho grave era la apropiación impune de ganado para el abastecimiento de la tropa desarrollado por los bandos en pugna.

Entre los fundadores de la Asociación Rural revistan orientales de segunda generación, vascos (explican la costumbre del uso de la boina en el interior), gallegos e ingleses. En esta arbitraria relación cabe recordar como hechos históricamente relevantes impulsados por la Asociación a la sanción del primer Código Rural (1876); en parte como consecuencia de éste al alambramiento de los campos, que representó la primera gran revolución tecnológica de la producción agropecuaria, permitiendo una explotación organizada de la tierra; y también, al establecimiento en 1887 de los registros genealógicos, inspirados en los de Inglaterra que permitió controlar el pedigrí de los animales importados, a partir de los cuales se ha llegado a la calidad de vacunos, equinos, lanares y otras especies que hoy tiene el país. Adecuados al uso y el consumo nacional y la exigencia de los mercados importadores.

En los tiempos de guerra civil la institución no se apartó de sus objetivos principales y les sobrellevó al impulso de la consigna: “Al trabajo y adelante”. Hoy la producción del campo -agricultura, lechería y carne- genera directamente 270.000 empleos, vive un gran momento exportador, con un crecimiento promedial del 5% en 2021-2022 en todos sus rubros. En el interior del país es responsable del 40% de la actividad económica. Las exportaciones agropecuarias y agroindustriales en 2021 han superado los 8.000 millones de dólares y el 70% del total de exportaciones es de base rural. La actividad aporta 3.500 millones de dólares a la masa salarial bruta, y aporta al Estado 1.900 millones de dólares por concepto de tributos (consultora Exante; exposición de Florencia Carriquiry; Expo Prado 2022).

El agro en su conjunto es sostén de la actividad económica nacional y su contribución ayuda al desarrollo de políticas sociales -empleo, educación, salud y vivienda- que mejoran el nivel de vida de la población.

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