Referéndum que no debió hacerse

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hebert gatto
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Cuando esto se redacta, 15 de marzo, nadie responsable sería capaz de pronosticar el resultado del reférendum del próximo 27 de este mes.

Algunas encuestas muestran gran paridad entre las opciones en juego, por lo que no son capaces de elevarse por encima del inerradicable error estadístico que necesariamente conllevan. Otras lo hacen. Dado que constituyen el único elemento de predicción existente, examinaremos las más importantes. Siempre bajo la premisas que sus resultados, ya sea por circunstancias locales o por la naturaleza del suceso a pronosticar, son relativos y en ocasiones la realidad las desmiente.

Para Equipos, en encuesta finalizada el 2 de marzo, el 35% se inclina por el No, 34% de los votantes por el Sí, 28% se muestran indecisos, el 2% anularía su voto y el 1% lo haría en blanco. El análisis de estos indecisos muestra que un 67% de ellos son del interior de la República, 66% pertenecen a sectores bajos o medio bajos y un 46% no exhiben interés en la política. Un registro, indican, que los mostraría más propensos al No. Para Opción Consultores, en publicación del 4 de marzo, un 38% lo harían por el No un 36%, por el Sí, un 22% indecisos, los nulos son el 2%, y en blanco otro 2%. Aclara que el escenario “es abierto y competitivo, con una ventaja potencial del No, debido al voto en blanco y al perfil de los indecisos”. Cifra, en medición algo anterior, expresa que el 45% se inclinan por el No, 33% por el Sí y 20% manifiestan indecisión, con un 1% en blanco y 1% nulo. Mientras Factum, entre el 12 y el 22 de febrero, otorga un 41% al No, 33% al Sí, 2% en blanco y 3% nulo, con un 20% de indecisos. Como se observa, el No mantiene ventaja en las mediciones algo más alejadas en el tiempo (Cifra y Factum), mientras hay paridad en las más recientes, por más que dado el tipo de indecisos (del interior, desinteresados de la política y de estratos bajos), se percibe cierta predisposición al mantenimiento de la LUC. De allí la importancia, para los guarismos finales, de lo ocurrido en este período final.

Este es un recurso que al no admitir una opción binaria, nunca debió haberse promovido.

Aún cuando sea difícil traducirlo en votos, no estuvo bien el Ministro del Interior en concurrir a las puertas de un Juzgado en Durazno a alentar a sus subordinados. Tampoco lo estuvo el Presidente en apoyarlo. La división de poderes es un principio esencial de la democracia liberal y ningún acto que tienda a debilitarla o pueda parecer que lo hace, merece apoyo. Tampoco mostró seriedad la Intendenta en pedir anular el voto. Estas instancias son para pronunciarse y no para eludir deberes ciudadanos. En otro plano, si bien ambas partes se valen de argumentos a veces espúreos, muchos de los esgrimidos por los partidarios del Sí, son improponibles. Tales, como muestra, los referidos a los desalojos, a las adopciones, a la regla fiscal, al presunto desmonte de la educación pública, a los combustibles, a las empresas públicas, o a la portabilidad numérica de los teléfonos. Respecto a otros artículos las diferencias son ideológicas. De cualquier modo no es claro que los votantes, encandilados por los eslóganes, perciban su real alcance. En el fondo, lo que sucede, es que éste es un recurso que al no admitir una opción binaria, nunca debió haberse promovido. No favorece su importancia institucional ni ilustra a la ciudadanía.

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