Número desconocido

Suele ocurrir en el momento en el que estas en una reunion importante o haciendo algo para lo que precisas concentración. Con una punteria superlativa, es justo ahí cuando ocurre. Llamada a tu celular de numero desconocido. ¿Qué hago? Corto, debe ser para venderme algo. ¿Y si es por una emergencia? ¿Si es del colegio de mis hijos? ¿Si paso algo verdaderamente grave a un familiar o en la empresa? En esos segundos es que dudo. Voy y vengo entre una y otra alternativa. Y a esta altura ya me desconcentré, ya interrumpí la reunion. Así que atiendo. Desastre. “¿Con quién hablo?”. Ni siquiera saben a quien llamaron. Es alguien que se inspiro en los años de Susana Gimenez llamando a un numero random, salvo que esta vez no es para decirme que gané un millón de dolares.

Es para venderme un seguro de vida, un servicio de acompañantes, o de la competencia de la compañía celular para ofrecerme un plan (que ellos consideran) mucho mejor que el que (dicen) que tengo. O peor aun, me habla una grabadora. Las primeras veces contestaba amablemente y les explicaba que no estaba interesada. Con el paso del tiempo, estas llamadas han logrado sacar lo peor de mi. Me acuerdo de todo el arbol genealógico del que me llama, de la mente brillante de marketing que en algun momento penso que vender así podia ser una buena idea y de todo el comité de gerencia de la empresa en cuestión.

Después me siento culpable porque el que llama no tiene la culpa y, pobre gente, debe recibir varios enojos peores que el mío por dia. Es que esta función debería incluir partida por trabajo insalumbre.

En algún momento de la era del marketing, a alguien se le ocurrió que el telemarketing era una buena idea para para llegar a los consumidores. Sin embargo, lo que algunos ven como una estrategia efectiva, termina convirtiéndose en la receta infalible para que uno termine odiando al que llama. A esta altura genera una verdadera aversión hacia las marcas que insisten en llamar, con una capacidad infinita de hacerlo en los momentos más inoportunos. Cada vez es mas frecuente y hacen oidos sordos a la petición de no seguir llamando.

Existen estudios academicos que concluyen que el telemarketing afecta negativamente el bienestar de los consumidores al causar estrés, ansiedad y frustración debido a su naturaleza intrusiva, especialmente durante momentos personales o importantes. Aumentan el estrés y agravan problemas de salud mental, especialmente en personas con deudas.

Lo increible es que las empresas no se den cuenta de lo molesto que puede ser, más aún, en tiempos donde el espacio personal y la salud mental son una prioridad de agenda. Es una invasión a la privacidad y al espacio personal. Lejos de generar ventas, estas prácticas generan desconfianza y rechazo hacia las marcas, además de consecuencias no deseadas en la calidad de vida de las personas.

Si hay algo importante para los consumidores es la transparencia, el respeto y la consideración. Es difícil vender si antes no se trabaja la empatia, el respeto y la responsabilidad. Así que si usted se dedica a marketing, antes de pensar en una estrategia de este tipo, el resto de la humanidad le pedimos que lo piense dos veces.

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